Para Marjorie Aguabí, el asesinato de su hija fue una muerte anunciada. Los constantes maltratos que presuntamente sufría, la boleta de auxilio que le extendieron en 2013 y el botón de pánico que le activaron son para ella la prueba evidente de que la muerte rondaba a Martha Bezabeth Domínguez.
Lo que intuía desde hacía algún tiempo, y no pudo evitar, ocurrió el 27 de octubre, cuando le comunicaron que el cadáver de la mayor de sus hijas había aparecido en un desolado paraje, lleno de maleza, que conduce al antiguo camal municipal de Balao, en la provincia de Guayas.
El cuerpo de Martha estaba boca arriba. La joven, de 22 años, aún vestía el ‘short’ azul y la blusa rayada en tonos celestes con los que algunas personas la habían visto por última vez en la tarde de ese mismo día.
Martha no tenía rastros de sangre. La autopsia reveló que presentaba fracturas en las vértebras cervicales y le habían seccionado la médula espinal, fruto de un estrangulamiento.
Tal vez para los lugareños el crimen era un enigma, pero para los familiares de la víctima, especialmente su mamá, el asesinato “tenía nombre y apellido”. Por eso, cuando los investigadores iniciaron sus pesquisas para averiguar quién podía ser el responsable, los deudos señalaron al conviviente de Martha, Darwin, detenido como sospechoso.
Porque Marjorie sostiene que el asesinato de su hija presuntamente fue el resultado de años de agresiones físicas y verbales, de humillaciones y calumnias.
Para probar sus argumentos, muestra una copia de algunas fotos de su hija, donde se aprecian varios golpes y heridas en su rostro y cabeza. El ataque supuestamente ocurrió el 1 de enero de 2013, cuando la pareja de Martha vivía enfrente de esta.
Cuenta la madre que, al parecer, en aquella ocasión incluso habría tratado de estrangularla con sus propias manos. Pero sus familiares llegaron a tiempo para impedirlo.
A raíz de aquel episodio, Marjorie le pidió a su hija que lo denunciara. Pero no lo hizo. Ella se pregunta si porque lo quería demasiado o porque la tenía amenazada.
PIDIÓ AYUDAEn otra ocasión, detalla su padre, Jacinto Domínguez, el marido habría intentado asesinarla con un cuchillo. Pero habría desistido porque sus tres hijas estaban presentes. Así lo desgranó el progenitor en una denuncia que interpuso en la Fiscalía.
Las agresiones supuestamente continuaron hasta que, en septiembre de 2015, la víctima quiso poner fin a su calvario con otra denuncia. En el escrito, la joven narró que su pareja la maltrataba y golpeaba con frecuencia y que, el día 9 de ese mes, le pegó bajo la excusa infundada de que lo estaba traicionando. También relató que, acto seguido, la lanzó a la cama y le advirtió que la iba a masacrar y a matar.
Aterrada, pidió a las autoridades de la Mujer y la Familia que le otorgaran una boleta de auxilio.Repartió las fotocopias del documento entre siete personas, incluida su madre, para que llamaran a la policía si se producía algún nuevo ataque. Y para sentirse más segura, también hizo activar el botón de pánico en su celular.
Marjorie indica que durante los airados reclamos que le hacía el yerno a su hija, a menudo por celos, presuntamente terminaba quitándole el teléfono y destruyéndole el chip para que no se comunicara con nadie. Eso le obligaba a adquirir otro teléfono y a acudir nuevamente a la Policía Nacional para que le reactivaran el sistema de auxilio.
Además, apunta que dos días antes de su muerte, el domingo 25 de octubre, no pudo ponerlo en funcionamiento porque no encontró a la persona encargada de hacerlo.
EL DRAMAHan pasado ya cuatro meses desde el crimen y Marjorie no se cansa de ir a Guayaquil en busca de justicia.
A veces no tiene dinero para desplazarse, pero se ayuda con diversas actividades como rifas o venta de comida durante los fines de semana.
Además, debe asumir la manutención de sus tres nietas, que están bajo su cuidado desde la muerte de la muchacha y la detención para investigaciones de su papá.
Pero a Marjorie no le importa sacrificarse, si eso sirve para que se esclarezca la verdad sobre la muerte de Martha, a quien vio por última vez el mismo jueves 27 de octubre, cuando pasó, a mediodía, por su casa para retirar a las niñas de la escuela. Ambas se saludaron y Martha le dijo que pronto regresaría. Pero ya nunca volvió.
“Soy inocente”
Darwin niega la versión de los deudos y se declara “inocente”. En la versión que rindió ante la Fiscalía, aseguró que, la tarde del crimen, llegó de su trabajo y quiso hablar con ella porque llevaban quince días durmiendo en camas separadas. Pero Martha, según él, no quiso conversar y le arañó la cara y el brazo.
Como no llegaron a ningún acuerdo, ella se puso a preparar la merienda y él, a lavar la ropa. Luego salió a dar una vuelta con varios amigos, regresó al domicilio y se acostó.
También precisó que, al amanecer, su mamá lo llamó para que fuera a laborar y, entonces, se dio cuenta de que la fallecida no había llegado al hogar en toda la noche. A las 07:30 recibió la aciaga noticia de su muerte. Y, poco después, fue arrestado.
Consta en proceso que el magistrado de la Unidad Judicial Multicompetente Penal, con sede en el cantón Naranjal, dictó un auto de llamamiento a juicio contra Darwin y ratificó la prisión preventiva decretada en la audiencia de flagrancia y formulación de Cargos.
También prohibió la enajenación de los bienes que pudiera tener el detenido en el cantón Balao hasta la suma de 10.000 dólares.
LA FAMILIA DEL PROCESADO PREFIRIÓ NO DAR DECLARACIONESUn habitante de Balao testificó ante las autoridades judiciales que el 27 de octubre, a las 23:08, la cámara de vigilancia que tiene en el exterior de su casa grabó cómo una motocicleta azul pasaba por delante de la vivienda.
Según su versión de los hechos, el vehículo supuestamente iba conducido por un familiar de Darwin, quien también se encontraba a bordo junto a la fallecida. Además, desveló que la víctima circulaba en medio de los dos y “guindando” los pies. El hombre concluyó que, al parecer, uno de ellos se cubrió el rostro con la capucha de un abrigo al percatarse de que la cámara los estaba captando.
Diario EXTRA acudió al domicilio de la mamá del detenido para obtener su versión y ofrecerle la posibilidad de expresar su punto de vista. Inicialmente, la mujer accedió a dialogar con este periódico y, de hecho, facilitó unas declaraciones en defensa de su hijo. Pero poco después, al solicitarle su autorización para la publicación de sus palabras, no quiso pronunciarse. Según afirmó, la abogada que defiende a su vástago le aconsejó que no hablara con la prensa.
No obstante, la mujer no se negó a proporcionar el número de teléfono de la letrada. La primera vez que EXTRA la llamó, esta contestó, pero rogó que se le telefoneara más tarde porque estaba realizando unas gestiones en un banco. Luego, al insistir, su móvil aparecía como apagado.
Así que el viernes 4 de marzo, este diario le envió un correo electrónico, en el que se le pedía una entrevista. Pero hasta el momento, no ha recibido ninguna respuesta.