“Días atrás pasamos debajo de un puente a desnivel, a eso de las nueve de la noche. Vimos que de la nada salió un anciano sonriente que, al poco tiempo, desapareció”. Así relató Francisco Macías, un joven mantense, la supuesta aparición que presenció en la ciudad tras el terremoto. Después de que él y sus compañeros caminaran unos treinta metros en dirección a la playa, el adulto mayor emergió de nuevo. En esa ocasión, les hizo un gesto con su mano derecha para que entraran a la zona cero.
“Su rostro estaba cubierto de polvo. Al ver que no era algo normal, salimos corriendo, pero el cuerpo se nos puso pesado”, añadieron Francisco y dos de sus amigos, quienes suelen salir a pasear a menudo por el centro de la ciudad.
Desde el terrible terremoto que asoló Manabí el pasado 16 de abril, hay quienes afirman haber vivido supuestas experiencias paranormales en ciertos puntos de la provincia, especialmente en los más devastados. Los testigos sostienen que entre los escombros surgen espíritus de algunos fallecidos.
Varios agentes y uniformados se han convertido en silenciosos espectadores de esos inquietantes episodios. Incluso aseguran que, en ocasiones, han escuchado gritos entre las ruinas. Unos se atreven a compartir sus casos, pero otros prefieren no hacerlo, como si temieran profanar el recuerdo de los difuntos por el sacudón.
Un equipo de EXTRA recorrió algunos de los lugares señalados por los vecinos. El primero de ellos, en el sector de Tarqui, era un inmueble derruido de tres plantas, donde antes había un almacén de ropa. Enseguida, una corriente de aire frío recorrió los alrededores. Asustado, Macías haló de la camisa a uno de sus amigos: “Siento algo raro, el cuerpo me tiembla. Mejor, salgamos de aquí. De verdad que veo sombras, creo que deberían poner luz”, comentó preocupado. A su lado, Armando Soledispa prefería quedarse más tiempo para comprobar si avistaba al anciano.
En ese instante llegaron varios uniformados, que custodian las ruinas de la ciudad.
Al igual que los muchachos, algunos contaron que habían observado a presuntos espíritus y oído voces extrañas. “Lo que han visto los muchachos no es nada comparado con lo que nosotros escuchamos. En un edificio caído se oye el sonido de un timbre y, en ciertas ocasiones, aparece la figura de una niña. En otros momentos se oyen como llantos de niños”, afirmó el hombre, quien prefirió no revelar su identidad.
A escasos cincuenta metros de la avenida Tarqui, donde se cayó el edificio comercial Felipe Navarrete, un grupo de policías corroboró la versión del uniformado. Ellos también habrían distinguido las lágrimas de algunos pequeños entre la quietud de la madrugada. “Yo sí creo que esto es verdad, porque en una desgracia hay muchas personas que andan en busca de paz”, manifestó Verónica Mero, una moradora de la zona.
Muertes violentas“Cuando las personas mueren, se desprende su alma o espíritu. Yo le llamo ser energético, ya que es pura energía que se desplaza de un lado a otro, emigrando hacia un plano dimensional superior para evolucionar”, explicó Ronald Chávez, experto en fenómenos extraños.
En el caso de accidentes, muertes inesperadas o grandes catástrofes, en las que se experimenta un dolor o sufrimiento extremos, el alma generalmente no está lista para recibir a la muerte. De ahí que muchos no se den cuenta de que murieron y crean que “aún siguen con vida”, sin comprender lo sucedido.
Chávez acotó que existen muchos relatos antiguos sobre esta clase de fenómenos en cementerios, casas abandonadas, hospitales, cárceles o iglesias. Las almas atormentadas “buscan comunicarse con sus seres queridos, pero no lo logran, ya que están en un mundo no físico”.
Por lo tanto, vagan sin cesar, a la espera de algún tipo de ayuda, aunque otras veces se presentan para ser ellos quienes ayuden a los vivos. Ese es el motivo por el que tratan de entablar algún tipo de contacto con personas que se encuentran en el sector. Solo pueden ser vistos como sombras o figuras luminosas.
Misas y oracionesEl especialista señaló que, en el pasado, hubo testimonios de personas que creían escuchar supuestos lamentos y llantos. Según él, algunas veces se pudo fotografiarlos o tomar vídeos.
Se puede socorrer a estas almas, dependiendo de su concepción religiosa, con oraciones y misas. Otras irrumpen para pedir que se destruyan algunos documentos confidenciales. Incluso algunas pueden solicitar a un ser querido que termine algo que dejó inconcluso en vida.
Muchas veces se trata de un familiar fallecido que necesita los sacramentos y que desea informar a un sacerdote de su situación.