Las palabras de aliento que recibió de su novio a cien metros de la cima del monte Everest fueron las que motivaron a la andinista Carla Pérez a coronar por primera vez la montaña más alta del mundo el pasado 23 de mayo.
El cansancio y las pocas fuerzas que tuvo para cumplir su meta y convertirse en la primera mujer latinoamericana y sexta en el mundo en llegar a 8.848 metros sin oxígeno, quedaron a un lado cuando escuchó a Esteban Mena, quien fue su compañero de equipo durante la expedición.
“Le dije que faltaba poco y que hasta la montaña estaba de nuestro lado. Debía coronar la cima y no rendirse, no debía desmotivarse, tenía que dejar todo en la expedición”, explicaba Esteban ante la atenta mirada de su novia.
Amor de colegioCarla conoció a ‘Topito’ cuando él tenía quince años. La andinista era instructora de esta disciplina en el colegio San Gabriel y su ‘amor’ un adolescente estudiante.
En su primer contacto no relacionaron mucho, pero luego de dos años la montañista regresó de Francia para integrar el equipo de su novio para escalar la pared sur del Aconcagua en el 2009.
“Ese ascenso fue el cual permitió conocerlo más. Compartimos la carpa, el campamento, él cocinaba y fue ahí cuando nació esa semilla de amor entre los dos. Tengo 32 años y él 26 y han sido momentos de alegrías y tristezas gracias a las montañas”, manifestaba la deportista.
Llevó su mechónEn el 2013 la ecuatoriana no pudo culminar la meta de coronar la cima del Everest junto a su novio. Un mal equipamiento y sufrir síntomas de hipotermia en sus manos la dejaron a 250 metros de su objetivo.
Carla entregó un mechón a Esteban para que ofrende a la montaña. Quería que parte de su cuerpo esté en la cima al momento de coronar.
“Fue un momento triste y alegre al mismo tiempo. Yo me quedé en el campamento y mi novio cumplió la promesa de llegar a la parte más alta y ofrecer mi cabello a la montaña. Lo hizo y fue muy bonito”, comentaba a EXTRA la expedicionista.
El ‘Topito’ recuerda ese momento muy bien. Por eso grabó en un vídeo la hazaña con la promesa de volver junto a su amada a lo más alto del monte.
“Le dije que dentro de varios años debemos regresar y estar los dos en la cima. Se cumplió, lo hicimos y me siento orgulloso de ella porque no desmayó en sus sueños”, señaló el deportista, quien es el escalador más joven en llegar a más de ocho mil metros.
La mejor promesa de amorJuntos llevan más de cien ascensos a varias montañas del mundo. Quizás este último reto fue el más importante en su vida deportiva, ya que consiguieron llegar a la meta trazada hace varios años.
Carla explicó que su novio da la vida por ella en cada expedición. Está atento en sus entrenamientos, la preparación que debe tener para cada reto y ascenso que tiene planificado.
Esas pequeñas muestras son suficientes para la andinista, quien considera que es la “mejor promesa de amor”.
“Lo más importante es que somos un equipo, hacemos todo juntos, estamos detrás de los sueños de cada uno y en este ascenso me demostró que me ama mucho, ya que puso su vida en riesgo al subir a la cima solamente para que yo cumpla mi sueño.Eso me demuestra cuánto me ama”.
Cero matrimonioA pesar de vivir juntos desde el comienzo de su relación, el matrimonio aún no forma parte de su pensamiento.
Carla yEsteban llevan una vida llena de adrenalina, de estar conviviendo en la montaña por días y semanas. Les gusta estar en contacto con la naturaleza, de hacer lo que más les gusta.
Al preguntarle sobre el matrimonio a la escaladora, ella entre risas dijo que no.
“Lo que me importa a mí es que los dos amemos la montaña, que compartamos lo que más nos gusta. El montañismo es más importante que una propuesta de matrimonio o firmar un papel. Si lo hacemos sería por puro compromiso, mas no por creencia. Nos amamos y eso es lo que más importa”, finalizó.
Ahora los dos ecuatorianos tienen nuevos retos. En un futuro tratarán de subir nuevamente al Everest por una nueva ruta, algo complicado de hacer por los riesgos que representa. (DC)