La enfermedad de los pobres, como la conocen los doctores del Hospital Gonzalo González, el cual esta bajo la tutela de la Dirección Provincial de Salud de Pichincha, hasta el día de hoy sigue siendo un estigma para la sociedad, pues el mito de que se les caen las partes del cuerpo es solo una especulación.
Por la degeneración de los huesos, la carne que recubre al tejido óseo va desapareciendo de a poco, de manera que parecería que se les caen los dedos, las manos, la nariz o los pies, pero no es así.
Hoy se festeja el día del enfermo de Hansen en el Ecuador, una oportunidad para entender la vida que llevan y saber que la enfermedad bien tratada no es contagiosa.
La vida dentro del HospitalLa “ciudad de los leprosos”, como se la conoce porque al principio fue creada como una villa alejada de la capital, fue construida en 1920, justamente para dar asilo quienes padecen este mal.
Sin tener el derecho de salir del lugar, ahí mismo se hizo un cementerio en el que enterraban a los enfermos y sobre sus restos ahora están plantadas varias mazorcas de maíz, las cuales sirven para alimentar a los enfermos y a los médicos que atienen en el sitio.
Desde tiempos bíblicos, el Hansen fue catalogado como una maldición, pues quien tenía la enfermedad era rechazado por todos los cristianos asegurando que era un castigo divino.
El tabú que la gente creó en el mundo entero generó reacción negativa hacia los enfermos de Hansen.
Entre bromas y burlas, los leprosos no han tenido otra opción que alejarse de las personas y convivir con los “mismos de su especie”.
Según Betty Vélez, médica encargada del tratamiento del Hansen en el Hospital, cuando se tuvo razón de la enfermedad hace decenas de años, varias personas se mostraron temerosas al saber que era contagiosa, por lo que decidían abandonarlos al final de la línea de los trenes, donde las personas no llegaban.
Alejados de todos no tenía posibilidades de saber si su padecimiento tenía por lo menos algún tratamiento que solucione los graves dolores que les aquejaba.
Casi un siglo vivieron discriminados y desplazados en sitios fuera de la ciudad.
En 1935, un giro permitió que los leprosos empiecen a recobrar sus derechos como seres humanos dándoles hospitalidad y cariño.
“Prima hermana del Hansen, la tuberculosis también es reconocida como la enfermedad de la pobreza”, manifestó Vélez y agregó que se les llamó de esta manera ya que las personas que padecen de ambas, fueron contagiadas por vivir en lugares con hacinamiento.
Los fluidos nasales y hasta fisuras en codos y rodillas pueden contagiar la enfermedad, pues si la persona presenta un cuadro de inmunidad bajo sería una víctima para contraer la lepra.
Desde el 2011 hasta el 2012, 322 pacientes fueron atendidos en el Hospital Gonzalo González.
Actualmente viven 29 enfermos, de los cuales 21 son hombres y 8 mujeres, ellos tienen sus pequeñas habitaciones dentro de la villa.
De todos los leprosos cuya vida se desarrolla en ese sitio, cinco son nuevos, por lo que recién están recibiendo el tratamiento adecuado para no degenerar sus huesos.
Por ser progresivo, es necesario que el Hansen sea detectado a tiempo, ya que si no se trata de manera profesional, la enfermedad puede ser perjudicial.
Si usted presenta una mancha blanquecina en alguna parte del cuerpo es importante que asista a algún hospital dermatológico que pueda dar con el mal.
En las estadísticas de la Organización Mundial de Salud (OMS), en el mundo hay aproximadamente 213.013 enfermos de lepra.
Cada año aumentan 9.126 personas que padecen de Hansen, por lo que se recomienda realizarse los exámenes.
En últimos 20 años, con los tratamientos adecuados, se logró estabilizar a 14 millones de pacientes, quienes mantienen una vida normal fuera de los cuartos del hospital.
“Muchos son los llamados, pero pocos somos los escogidos”, afirmó José Pillaga, paciente del Hospital Gonzalo González.
Cuando contrajo la lepra, él vivía en la provincia del Cañar con su esposa. Por no poder realizar ningún esfuerzo físico, pasó imposibilitado durante algún tiempo hasta que decidió buscar la solución para su malestar.
El hombre aseguró que ningún médico pudo dar con su enfermedad, por lo que tuvo que viajar hasta la capital para que encuentren su procedencia.
“Yo le dije al doctor, dígame si lo que tengo es contagioso”, indicó el paciente.
Una lagrima corrió por su mejilla cuando manifestó que la única que ha estado siempre junto a él es una de sus hijas, quien vive en la villa junto con José.
Luego de enterarse que “Don Pillaga”, como lo conocen en la pequeña ciudad de los leprosos, padecía de Hansen, varios de sus amigos se alejaron, pues “cuando estaba internado en el hospital Pablo Arturo Suárez por los dolores que tenía, ahí todos iban como a misa, pero cuando supieron que mi enfermedad podía ser contagiosa dejaron de verme y me abandonaron”, señaló.
“A veces me siento como muerto en vida, ya que la gente nos desplaza sin conocer de la enfermedad y hasta nuestros familiares se olvidan de que existimos”, expresó José.
En su casita, un librero esta lleno de recuerdos que llenan de nostalgia a José cuando él se dedica a revisarlos.
En una libreta anota todo lo que hace, pues indicó que por su edad es necesario que escriba lo que realiza para tener un hilo de su vida.
Además de ser uno de los pacientes más antiguos del hospital, el hombre es guía de sus vecinos y de quienes llegan al lugar para visitar a los enfermos.
Complaciente llevó al Equipo de EXTRA hasta donde su grato amigo Juan Zuríta, un fiel lector del diario.
Con curiosidad y picardía, Zuríta agregó que a pesar de padecer de la enfermedad se siente feliz.
“Siempre he tenido buenos amigos, cuando se enteraron de que era leproso nunca me abandonaron, mejor decían: si me enfermo por tomar un trago contigo, me voy a donde tu te vayas para seguir tomado trago juntos”, indicó.
¿Qué es la lepra?La lepra es una enfermedad bacteriana crónica de la piel y de los nervios de las manos y pies y en ciertos casos, del revestimiento de la nariz. La lepra es rara en los Estados Unidos.
¿Quiénes contraen la lepra?Cualquier persona puede contraer lepra. Sin embargo, los niños parecen ser más susceptibles que los adultos.
¿Cómo se contagia la lepra?No resulta claro cómo se contagia el germen de la lepra, sin embargo, el contacto cercano prolongado y el contacto casero son significativos. Es probable que los gérmenes ingresen al organismo a través de la nariz y posiblemente, a través de heridas en la piel. Los gérmenes llegan al aire a través de las secreciones nasales de pacientes lepromatosos sin tratar.
¿Cuáles son los síntomas de la lepra?Los síntomas de la lepra tuberculoide son la presencia de algunas lesiones bien definidas en la piel, con tumefacción. Los síntomas de la lepra lepromatosa son la nariz crónicamente tapada y muchas lesiones y nódulos en la piel de ambos lados del cuerpo.
¿Cuándo y durante cuánto tiempo puede una persona contagiar la lepra?En la mayoría de los casos, la persona no infectará a los demás a partir de tres meses de haber iniciado el tratamiento.
¿Cuál es el tratamiento parala lepra?Los pacientes con lepra deben ser tratados por un médico con experiencia en la enfermedad. El tratamiento consiste en la administración de múltiples medicamentos durante seis meses a dos años.
¿Cómo se puede evitar la lepra?La mejor manera de evitar el contagio de la lepra es el diagnóstico y tratamiento tempranos de las personas infectadas. En el caso de los contactos domésticos, se recomienda la realización de exámenes inmediatos y anuales durante por lo menos cinco años después del último contacto con una persona en fase infecciosa.
“Tratamiento inhumano”En los inicios, cuando la enfermedad fue descubierta, los pacientes de Hansen eran tratados de la manera más despreciable y grosera.
José manifestó que cuando los leprosos eran llevados hasta el Leprocomio Verde Cruz, como lo conocían antes de llamarlo Hospital Dermatológico Gonzalo González, llegaban hasta el lugar en carros del municipio y evacuados a la fuerza y limpiaban con cal los lugares donde los enfermos se habían sentado.