El estallido de cinco coches bomba provocó el viernes la muerte de al menos 34 personas en zonas chiíes de Irak, indicaron médicos y la policía, mientras se intensifica la tensión sectaria y étnica de cara a elecciones provinciales que tendrán lugar en abril.
Dos coches bomba fueron detonados simultáneamente en una parada de autobús cerca de un mercado callejero de venta de aves y otras mascotas en el distrito chií Kadhimiya en Bagdad, causando la muerte de al menos 16 personas y lesionando a otras 44, dijeron fuentes policiales y hospitalarias.
Imágenes tomadas en la escena mostraban docenas de autobuses y taxis destruidos por la explosión y sangre en el piso.
La incesante violencia desde el retiro de las tropas estadounidenses a fines del 2011 está profundizando el temor de que vuelva a instalarse la profunda violencia sectaria y étnica que causó la muerte de decenas de miles de iraquíes en el 2006 y el 2007.
El primer ministro chií Nouri al-Maliki está enfrentando masivas protestas por parte de desilusionados musulmanes suníes, además del conflicto con la etnia kurda que busca gobernar de manera autónoma su región en el norte del país.
La proximidad de los comicios provinciales está profundizando las divisiones, mientras los líderes políticos apelan a sus seguidores con una retórica frecuentemente hostil que no ayuda a calmar los ánimos.
En la ciudad chií de Hilla, 100 kilómetros al sur de la capital iraquí, 15 personas murieron tras la explosión de otros dos coches bomba en un mercado de vegetales.
"Estaba comprando cuando escuché la primera explosión. Estaba aterrado e intenté llegar a mi auto para escapar pero antes quedé en medio de la segunda explosión", dijo Habib al-Murshidi, que presenció el ataque.
"Ví a muchas personas, mujeres y hombres mayores tendidos en el piso que estaban cubiertos de sangre, y frutas y vegetales desparramados", agregó.
Otras tres personas murieron por el estallido de un coche bomba que estaba estacionado en Kerbala, 80 kilómetros al sudoeste de Bagdad, dijo la policía.
Miles de suníes han salido a las calles desde fines de diciembre, en reclamo por lo que consideran la marginalización de su secta desde la caída de Saddam Hussein y el fortalecimiento de la mayoría chií iraquí a través de las elecciones.
Las manifestaciones en el bastión suní de Anbar también están generando temor de que la guerra en la vecina Siria -donde los rebeldes suníes están luchando por derrocar al presidente Bashar al-Assad- pueda perjudicar el delicado equilibrio sectario y étnico de Irak.
Ningún grupo se adjudicó responsabilidad por los ataques del viernes.
Irak alberga a varios grupos insurgentes suníes que han perpetrado al menos un ataque de alto perfil por mes desde la retirada de los soldados de Estados Unidos del país.
El lunes, un suicida con bomba atacó a una milicia partidaria del Gobierno en Taji, causando la muerte de al menos 22 personas, en lo que fue el séptimo de ocho ataques con bomba en Irak sólo en el último mes. (Reporte adicional de Ali al-Rubaie en Hilla; Escrito por Suadad al-Salhy; Editado en español por Ana Laura Mitidieri)