Cerca de media tonelada, presumiblemente de clorhidrato de cocaína, se incautó la madrugada de ayer mediante un operativo que realizó el personal de la Unidad de Inteligencia Antidelincuencial de la Policía (UIAD).
Para hallar el millonario cargamento se efectuaron tres allanamientos en el sur de Guayaquil.
En el momento del operativo, los tres inmuebles allanados estaban deshabitados, por lo que fue imposible detener a algún sospechoso.
Para los moradores de la zona fue sorprendente ver, desde hace algunos días, que varios carros rondaban o merodeaban en forma misteriosa por el sector, pero no imaginaban que eran agentes encubiertos de la Policía que estaban a la “caza” de los “peces gordos” del narcotráfico.
Menos aún imaginaban que iban a incursionar en el negocio de unos vecinos, a quienes no los conocían por sus nombres, pero solían saludar con ellos cada vez que los veían sentados en el portal del local.
Sobre esta acción policial, la fiscal María Coloma solo informó que “no hay detenidos, solo hay personas a las que se les está tomando unas versiones.
Además, señaló que en uno de los lugares allanados se encontraron “449 ladrillos, pero no les puedo decir ni siquiera cuál es el peso por cuanto aún no se ha realizado el pesaje”.
Añadió que no podía dar más detalles porque recién se estaban tomando versiones”.
A través de una fuente policial se conoció que las investigaciones se iniciaron hace aproximadamente dos semanas.
Una vez que los agentes tuvieron la certeza del acopio del alcaloide en el interior del negocio “La Cabaña”, ubicado en la ciudadela Coviem, calle Río Pastaza, informaron a la fiscal, quien a su vez solicitó al juez correspondiente, las órdenes de allanamientos para el local y las dos viviendas.
En los dos domicilios no encontraron nada ni a nadie, pero en el negocio, que hace aproximadamente un año abrió sus puertas para supuestamente vender arroz con menestra y carnes variadas, hallaron dentro de un dormitorio, 15 maletas de nailon.
Al revisar el contenido de los bolsos se descubrió que cada uno de ellos guardaba 30 paquetes de droga.
Los “ladrillos” tenían el logotipo de una mariposa y unas letras.
Se presume que allí se embalaba el producto, pues en el cuarto también se encontraron restos de plásticos con los que finalmente sellaban cada paquete.
La policía investiga si este hallazgo tiene relación con el que se hizo, el fin de semana anterior, en el puerto Contecon de Guayaquil, donde se descubrió que en unos tanques térmicos de metal se camuflaban 111 kilos con 605 gramos de cocaína.
Supuestamente una empresa, con oficinas en Quito, exportaba equipos industriales a España, pero al parecer lo que enviaba era droga.
Dejaron de atenderCon la incursión policial, los moradores se mostraron alarmados, pues nunca sospecharon que aquellas personas, de aparente amabilidad con los clientes, estaban involucradas en tráfico de droga.
Además señalaron que nunca notaron movimientos extraños, pues los carros que llegaban eran supuestamente de los clientes.
Sin embargo, fue raro ver que en los últimos días dejaron de funcionar, pues no abrían para nada el negocio.
Los investigadores presumen que los “narcos” se dieron cuenta que les seguían los pasos y prefirieron abandonar el negocio que, de un momento a otro, al arroz, menestra y carne, sumaron el expendio de bebidas alcohólicas y juego de billa. Todo, presumiblemente como pantalla para poder operar en el negocio de la droga.
En el mercado ilegal internacional los paquetes decomisados tienen un costo de alrededor de medio millón de dólares.