En dos días se cumplirá un mes de la muerte de Carmen Elena Guerrero, de 77 años, quien fue asesinada con tres puñaladas dentro de su vivienda, en la cooperativa Voluntad de Dios 2, en el noroeste de Guayaquil, y ayer -durante la reconstrucción de los hechos- hallaron un segundo cuchillo cerca del escenario del crimen.
El fiscal René Astudillo, quien indaga el caso, informó que la evidencia encontrada será analizada por agentes de Criminalística, para determinar si tiene algo que ver con lo ocurrido, pues el arma homicida ya fue descubierta el día del crimen, junto al cuerpo de la víctima, entre la sala y su habitación.
Para las autoridades existen dos sospechosos de haberla matado y uno de ellos está detenido para investigaciones, Pedro Antonio Jiménez Torres, mientras que el otro, conocido como “Pole”, está prófugo. La fallecida era una mujer muy querida en el sector, tanto así que la progenitora del aprehendido contó que ella la quería como a su madre.
Guerrero habitaba sola. Su hija, Verónica Yagual, recordó que a ella le encantaba estar ahí por su habitual tranquilidad, por eso no quería abandonar su casa. El sitio está alejado de la zona urbana y para llegar hay que pasar por algunos cerros, entre un barranco y vegetación, a una hora del centro de la ciudad.
Los familiares de Carmen Elena contaron que ayer fue la cuarta vez que acudieron a una diligencia judicial en el lugar y cada vez que vuelven recuerdan nuevamente todo lo que sucedió. Verónica mencionó que la madre de Jiménez fue quien le avisó.
La señora tenía una puñalada en la garganta y otra en cada lado de su abdomen. Ayer por la mañana, el procesado también fue llevado al lugar. La Fiscalía debía repetir paso a paso lo que aconteció aquella noche, cuando Guerrero descansaba después de estar reunida junto a unos vecinos.
La fémina vendía cervezas y aquel día trabajó en su quiosco hasta las 20:00, según rememoraron los testigos. El pequeño local de la víctima está situado en la parte posterior de la manzana en donde ella habitaba, pero caminaba de un lugar al otro por un patio interno.
Cerca de las 22:00, alguien colocó una escalera al costado de la casa de Carmen -quien a esa hora dormía- y sacó unos bloques para abrirse paso y saltar a la sala, pero el ruido que hizo despertó a la mujer, quien se levantó y al parecer forcejeó con el delincuente, quien le habría dado un golpe en el rostro antes de acuchillarla.
El “pillo” se llevó 160 dólares que la septuagenaria guardaba debajo de su colchón. Un mujer que participó en el acto judicial dijo delante del fiscal que cerca de la escalera encontraron una gorra, de colores rosado, blanco y negro, la cual era de uno de los sospechosos y por eso sabían que estuvo ahí.
El fiscal informó que Jiménez aceptó que ese accesorio le pertenecía a él, pero acotó que en las indagaciones se determinará su grado de participación en el delito que se investiga: robo agravado, con muerte, con una pena que podría llegar a los 25 años.
HallazgoEl cuchillo encontrado ayer estaba en un charco de lodo, fuera del negocio de la fallecida. Los moradores señalaron que el día del homicidio el sector estaba anegado y por eso no se habrían percatado que allí estaba el arma blanca.
Entregó a su hijo porque “está seguro” de su inocencia“Yo mismo lo entregué”, exclamó Vicente Jiménez, quien dijo estar seguro de la inocencia de su hijo. Según el progenitor, Pedro Antonio entró a la vivienda de la fallecida -la noche del crimen- supuestamente porque vio las puertas abiertas y quería saber si algo pasaba.
El papá rememoró que al día siguiente de la muerte de Carmen Guerrero entregó a su vástago a la Policía. Además, indicó que una de las personas que lo acompañó golpeó al muchacho y por ello habría estado nervioso al dar su versión.
Los familiares de la occisa aseguraron que el aprehendido cometió el crimen en complicidad con el prófugo. En cambio los parientes de Jiménez contaron que supuestamente “Pole” planificó y realizó todo por su cuenta.
Según Vicente Jiménez, el prófugo habría escuchado una conversación en la que Carmen Elena dijo que haría un préstamo y que el día de su muerte, tras observar que compró diez jabas de cerveza para su negocio, el sospechoso habría pensado que ya tenía el dinero en su casa.
Las versiones entre los allegados no concuerdan y por eso ayer hubo discusiones entre ellos. Los agentes que realizaban la diligencia trataron de mantener la calma.
Elena Torres, madre del detenido, observó a su hijo mientras indicaba a las autoridades lo que hizo aquel día. Quienes estaban en el sitio solo podían observar lo que hacían los uniformados y Jiménez. Fue difícil escuchar, pues el área fue acordonada.
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