Centenares de ofertas sexuales se despliegan en la web cuando se trata de buscar una persona que brinde placer y compañía.
Con distintas proposiciones, fotografías y locaciones, cada propuesta sabe cómo llamar la atención del usuario y de quien pretende tener una cita con discreción.
Varios números telefónicos están disponibles en la web para pactar un trato y posteriormente ejecutarlo.
Una llamada basta para que los chicos de entre 20 y 30 años den las debidas indicaciones del servicio.
En estas se menciona el lugar donde se los puede encontrar, suficientes características físicas y principalmente el costo por hora del gran encuentro.
Pareciera que detrás de la bocina se esconde una voz sensual y una risa muy provocativa, pero al momento de aclarar el monto de la cita, un giro inesperado invade al buscador de placer, quien puede aceptar la oferta o simplemente cortar la comunicación.
Muchos de los trabajadores sexuales son empleados de otras empresas, por lo que sus horarios se manejan pasadas las 17:00, mientras que jóvenes de menos edad tienen todo el día libre para ejercer la profesión más antigua del mundo.
Escorts de la WebCon este término se conoce a las personas que se prostituyen a través de Internet o también a quienes fungen como compañía. En español significa escolta, pero básicamente se utiliza para clasificar a las prostitutas y gigolós de más alto nivel.
Su forma más práctica de promocionar su servicio es subiendo fotos e información de lo que saben hacer en un encuentro amoroso a la web.
El concepto no es exactamente para homosexuales, sino también para heterosexuales y bisexuales.
En la red también es posible hallar transexuales en las mismas condiciones, es decir promocionando sus servicios.
Ofertas graciosas y provocativasStrippers y gimnastas son los que más seducen, pues sus cuerpos esculturales se muestran sin tapujos a los usuarios que ingresan a la web. Según ellos, las fotografías expuestas son reales, pero para no caer en engaños es necesario que en las llamadas telefónicas se aborde todo tipo de interrogantes antes de presentarse a la cita.
Requerimientos de vírgenes (personas que no han tenido relaciones sexuales con anterioridad), gordos, altos, flacos o esbeltos abundan en la red, así como dulces y pícaros mensajes sexuales.
“Soy un joven atractivo, latino, muy bien dotado y mis fotos son completamente reales. Atiendo caballeros y damas. Soy masajista y además muy complaciente”, es un ejemplo de uno de los textos que están a la vista de todos quienes quieren recurrir a este tipo de servicios.
Nacionales y extranjerosDentro de los contactos locales que existen en la web se mezclan ecuatorianos, cubanos y colombianos.
Por lo regular, los extranjeros no tienen un lugar donde se pueda realizar la cita, por lo que la condición de los escorts internacionales es que el mismo cliente pague el hotel o tenga un espacio donde efectuar la cita.
Tras un camuflaje que los protege de la sociedad, los trabajadores sexuales mantienen sus vidas normales frente a su familia y amigos. Sin embargo, para atender una llamada en la que tienen que utilizar términos referentes al plan sexual, se apartan a un lugar solitario y allí se manejan como una empresa propia de servicios.
El costo puede variarGeneralmente el monto por hora del servicio es de 30 dólares, pero puede variar entre 25 y 40.
Si el trabajador sexual no cuenta con un sitio donde se pueda ejecutar la reunión, el valor antes mencionado tampoco varía, ya que los muchachos acceden a pagar el hotel, pues en el pacto se especifica si el cliente acepta costear la locación o si prefiere buscar otro chico que tenga lugar.
Según los escorts, hacen lo que el cliente pida, siempre y cuando se utilice el principal método de protección: el condón.
Si se pasa la hora, automáticamente los jóvenes que brindan placer cobrarán el doble. En propuestas de viajes como ir de una provincia a otra, los costos van de 160 a 200 dólares, pero en este caso los escorts se prestan a permanecer todo el día junto al cliente si él lo requiere.
Riesgo para ambosAsí como el cliente, los gigolós también pueden correr el riesgo de caer en una trampa de robo o secuestro, pues ninguno de los dos sabe quién está detrás del teléfono. Por ello, Juan (usuario de este tipo de servicios) comentó que es preferible acudir a los lugares donde los trabajadores sexuales realizan su trabajo, puesto que de esa manera el cliente sabría dónde encontrarlo si llegara a tener algún inconveniente.