El inmenso amor que ha sentido siempre por los fieles amigos de cuatro patas motivó a Ingrid Dávalos a montar un negocio poco común.Un gimnasio, con piscina incluida, en el que los canes puedan ejercitarse, pasó de ser una escena de película a una realidad.“La idea nació hace tres años, pero la pude concretar hace dos. Lo que buscamos es fomentar el ejercicio y que los perritos salgan del estrés diario”, señaló Ingrid, propietaria The Blue Kangaroo.
UN LUGAR DE ENTRETENIMIENTOEn el sector de El Inca, al norte de la ciudad, una gran puerta azul recibe diariamente a varios canes que llegan para divertirse en el gimnasio.Los perritos son recogidos en sus domicilios en el transporte que proporciona la empresa. “Algunos son recogidos a las 07:00 y otros un poquito más tarde”, señaló Ingrid.Una vez que están dentro los ladridos no se hacen esperar, como una muestra de que han llegado unos y otros empiezan a mover la cola y correr por todo el lugar.Según la propietaria del centro, el 80% de los canes que van al gimnasio viven en departamentos y por ello tienen altos niveles de estrés.En un amplio espacio rodeado de obstáculos, pasarela, mangas y juguetes los caninos se divierten entre amigos. No importa la raza, el color, la edad, ni el tamaño, allí todos se llevan bien.“Muchos de los perritos vinieron con ciertos problemas de carácter y con frustraciones, eran agresivos, no podían llevarse con otros cachorros y eso es justamente por el encierro en el que viven”, indicó Ingrid.En The Blue Kangaroo se busca que los canes se sientan como en un parque de diversiones junto a amigos. “No es como una escuela, lo que buscamos es que aquí se sientan felices”, acotó la dueña.
EVITAR ENFERMEDADESIngrid señala que los perros deben estar acostumbrados a hacer ejercicios, sin embargo en muchos casos actuales ocurre todo lo contrario. “Como viven en departamentos solo comen y duermen y por eso presentan obesidad, problemas cardiovasculares, dolor en articulaciones”, explicó.Durante las 4 o 5 horas que pasan aproximadamente en el lugar los canes adquieren musculatura y buen estado físico para evitar cierto tipo de enfermedades.
LA PISCINA ES LA ATRACCIÓNCubierta y temperada es la piscina a la que ingresan los perritos para realizar ejercicios. Y aunque no es una tarea sencilla hacerlos que ingresen al agua, Ingrid y sus trabajadores lo logran con paciencia y dedicación.“Son como niños, le tienen miedo al agua, pero luego ya les gusta”, explicó Israel Loor, quien ingresa a la piscina con los perros para cuidarlos.Ingrid señala que en el agua es mucho más fácil conseguir la relajación y el alivio de dolores que puedan presentar los animalitos. “Las tres primeras semanas ingresan con chalecos salvavidas y poco a poco van aprendiendo a coordinar el movimiento de sus patas, hasta que finalmente ingresan sin protección”, dijo Dávalos.Verlos nadar es realmente sorprendente, algunos de ellos lo hacen con mucha habilidad, como Vodka, una bóxer, que llegó al sitio siendo un animal bastante agresivo y cohibido, pero que hoy por hoy es una de las mejores nadadoras del lugar. “Vodka ahora hasta bucea”, comentó entre risas Ingrid. La hermosa perra café entra y sale de la piscina para juguetear con una pequeña pelota roja, que es su favorita.Otros un poco más cómodos, prefieren que Israel los ayude a ir y venir dentro del agua.Una vez fuera de la piscina los canes son secados con una máquina especial y finalmente regresan a divertirse con los demás.“Ningún elemento que contiene el agua de la piscina les hace daño, incluso pueden tomársela que no pasa nada”, recalcó Ingrid.Junto a la piscina se encuentran dos caminadoras, en las que los canes deben realizar series de caminata y trote para mejorar su estado cardiovascular y su musculatura. “Algunos llegaron gorditos y hoy ya están en forma”, indicó Fernando.
UN TRABAJO DIFERENTEIngrid asegura que su negocio no solo está enfocado en obtener ganancias, pues lo que más le gusta y le satisface es ver a los perritos felices. “Cuando hay un cambio de actitud en ellos es lo mejor que me puede pasar”, señaló.Fernando, quien es biólogo de profesión, adora trabajar con los canes, pues asegura que cada día es diferente. “Es como trabajar con niños se crea vínculos afectivos. Además esto es desestresante para mi”, indicó.Es increíble ver que aunque hay una gran cantidad de perros que asisten al gimnasio, Ingrid y sus empleados saben los nombres y la personalidad de cada uno.Copito, por ejemplo, es uno de los más mimados. Él es un mestizo, con un 80% de schnauzer. Otros en cambio son más tranquilos y prefieren no llamar la atención, ese es el caso de Fermín. Los más grandes hacen bulla con sus fuertes ladridos como Popeye, un golden retriever, pero encantan con su dulzura. Y los más pequeños infunden respeto como Isidora, una pug negra que demuestra que el tamaño es lo de menos.También hay perritos famosos, por ejemplo Figo, su dueño es un reconocido futbolista, Luis Fernando Saritama. Figo, un beagle pequeño, asiste constantemente al gimnasio para ser igual a su dueño.Para quienes estén interesados en hacer que sus mascotas estén sanas y fuertes, pues The Kangaroo Blue atiende de lunes a sábado. “Pueden venir de lunes a viernes y el costo es de 112 dólares o tres días a la semana y cuesta 80 dólares. Hay otros perritos que vienen solo dos días y si vienen por rehabilitación a la piscina cuesta 10 dólares”, explicó Ingrid.