Para quienes se preguntaban si el Campus Party es realmente un campamento, la respuesta es sí. En el Centro de Exposiciones Mitad del Mundo (Cemexpo) las carpas son el hogar durante 5 días de los jóvenes. En ese mismo lugar ellos deben adquirir conocimientos, hacer amigos, demostrar sus habilidades, comer, dormir y hasta bañarse.
Dora Tenesaca, de 23 años, llegó desde Cuenca cargada de un gran equipaje. Junto a sus cinco amigos trajeron un colchón inflable, varias cobijas, algunos snakcs y mucha agua. “El año anterior vine también y me tocó dormir en el suelo, fue muy feo porque al otro día amanecí adolorida y con frío, por eso esta vez vinimos bien equipados”, dijo.
Ella se levanta temprano para poder ir rápido a las duchas acondicionadas para los campuseros. “Toca ganar puesto porque hay horas pico, donde toda la gente quiere bañarse”, explicó. A la ducha tiene que llevar su champú, jabón, toalla y ropa para salir lista. “Una vez que estoy vestida me maquillo o salgo para terminar con los retoques”, comentó entre risas.
Estéfany Valarezo también afirma que ir a las duchas es un poco complicado y asegura que “se debe tener paciencia”. Ella ha sido participante de Campus Party los años anteriores, por eso sabe que no es necesario llevar pijama ni todo el clóset. “Para dormir es suficiente ponerse un calentador o con la misma ropa que estás puesta”, indicó.
Para Fabricio Llerena, en cambio, las cosas son más sencillas.
“Los hombres no nos hacemos tanto lío, porque no nos demoramos en la ducha y aparte no todos se bañan”, explicó entre risas.
Dormir, además, no es una de sus principales necesidades.
Eso sí a la hora en que el estómago empieza a crujir del hambre todo queda de lado, los videojuegos, los proyectos y las conversaciones. “Nos reunimos a comer en el bufé del Campus o algunos comen cosas que trajeron de sus casas”, manifestó Dora.
LAS CAMPUSERAS SE HACEN SENTIRAunque la presencia femenina en Campus Party no es muy amplia, ellas saben hacerse sentir. Ese es el caso de Paola Flor, quien junto a su amigo Sebastián Rojas creó una aplicación para teléfonos inteligentes que permite ayudar a que niños autistas desarrollen su aprendizaje y comunicación.
Realizar el hardware y software para su aplicación no fue difícil. Los muchachos lo lograron y con bajo presupuesto, incluso utilizaron cosas que uno puede tener en la bodega de la casa, una simple muñeca.
“Hacer este dispositivo fue fácil y como mujer me siento orgullosa de haberlo hecho”, comentó la joven, quien estudia ingeniería electrónica.
El dispositivo funciona a través de un control, por ejemplo se le enseña al niño las figuras geométricas y su proceso de reconocimiento.
La muñeca muestra entre sus manos un cuadrado, por ejemplo, y repite el nombre cuadrado. Luego el niño deberá ver en la tablet a cuál figura le corresponde ese nombre y tocarla, si es correcta la muñeca se lo dirá y de lo contrario repetirá el nombre. “Esto llama la atención de los niños, porque a ellos los aparatos tecnológicos les encanta”, comentó Sebastián.
Así como ella otras chicas como Denis Suárez y Estéfany Valarezo disfrutan cada segundo de su permanencia en la mayor fiesta tecnológica.
“Hay muchas mujeres que no se sienten atraídas por estos temas, pero cada vez somos más, eso está demostrado”, dijo Denis. Con ello concuerda Dora, quien asegura que las chicas son muy capaces de crear e innovar. Denis, junto a otros de sus amigos fueron especialmente para escuchar las charlas magistrales de grandes exponentes tecnológicos internacionales.
“Estoy a la mitad de mi carrera (electrónica) y por eso vine para aprender y quizá cuando esté en los últimos niveles pueda proponer algún dispositivo o un proyecto interesante”, señaló Denis.
Arturito estuvo presenteUn pequeño robot llamaba la atención de algunos campuseros, se trataba de Arturito, un prototipo creado por Paúl Mosquera, que lo realizó en apenas 3 meses.
“El robot tiene una nueva tecnología, es decir puede ver en tres dimensiones”, comentó el creador.
Algunos le tomaban fotos, mientras el robot caminaba, otros en cambio veían atentos cada uno de los movimientos y otros esperaban junto al robot para escucharlo hablar.
“Sabe responder a preguntas sencillas y sabe decir el nombre”, dijo el joven.
Paúl espera poder continuar realizando más robots a lo largo de su vida y cada vez ir perfeccionando más su técnica y creatividad.