Falta una fecha para terminar la rueda, pero Emelec se sacó la salazón de las anteriores finales y con sal prieta manabita celebró la estrella 11 en el estadio Reales Tamarindos, de Portoviejo, el empate 0 a 0 ante el Manta fue suficiente para decretar “feriado azul” por todo este mes.
Lo de Emelec solo era de esperar y esto se dio, con un estadio a reventar hizo que los jugadores se sientan como si estuvieran en el Capwell. La llegada del equipo de Manta a Portoviejo era un festejo anticipado, mientras los que no pudieron comprar entradas que hasta se vendían en 40 dólares las que costaban 18, se contentaron con dar aliento desde fuera del escenario deportivo.
Los primeros tres minutos de juego fueron para el Manta y en los pies de Christian Márquez estuvo la posibilidad de gol, pero todo quedó en las manos del golero Dreer que regresaba al arco.
La estrella 11 se puso más cerca cuando Enner Valencia se pegó una de esas corridas que siempre sorprenden a sus hinchas, pero ese era el comienzo del partido, luego una llevada de Mondaini hasta el fondo centro y Valencia de cabeza hizo emocionar a los “azules”... La pelota quedaba en manos del golero Ramírez.
Pasada la media hora de juego, Emelec tuvo dos posibilidades cuando Lastra sacó la pelota que se festejaba como gol y Mondaini que la mandaba fuera.
El comentario en las gradas era que con el empate la 11 era de ellos, mientras unos estaban de acuerdo con esta teoría, otros soñaban con los goles de Stracqualursi, pero sus intentos se quedaban en las manos del arquero Ramírez, a quien por un momento los emelecistas lo decretaron “enemigo del planeta azul”.
El calor estaba insoportable, pero el apoyo de tantos aficionados pasaba por alto la fuerte temperatura, nada importaba en esos momentos, y los minutos transcurrían para alcanzar la estrella 11.
Para ponerle más adrenalina al partido falta para Valencia y penal... Si lo hubo o no a estas alturas de nada sirve porque Stracqualursi fue al cobro y el golero Ramírez era el antiemelecista número 1 porque tapó el penal y todos al camerino.
La hinchada gritaba, pero a Gustavo Quinteros, fiel a su estilo, no se le movía ni el pelo, su mirada profunda al reloj era a cada rato, el DT esta vez con camiseta negra le daba la mayor alegría a quienes confiaron en su trabajo, faltaban como 50 minutos para el gran pitazo final. A estas alturas Enner Valencia por tres ocasiones hizo parar a la fanaticada, pero el arco estaba cerrado y el gol solo se quedaba en las gargantas.
Luego Nasutti, Stracqualursi, Mondaini y Valencia no podían convertir el empate que les daba campeonato.
CELEBRACIÓNEl festejo estaba encendido, aquí todo era a pulmón limpio, sin bombos ni altoparlantes... Dentro y fuera del estadio se pedía que termine el partido, ese era el clamor y Stracqualursi con Gaibor le pedían a Lara que pite, porque era hora de festejar. Y al final se dio... El árbitro Lara señalaba la mitad de la cancha y Emelec llegaba a su tan anhelada estrella 11, después de 11 años de espera.
Las manos de Gabriel Achilier estaban alzadas, su camiseta lo decía todo... La gloria es de Cristo, Nassib Neme no lo creía, le daba el campeonato a Emelec y se abrazaba con Edmundo Bejar.
La vuelta olímpica tenía sabor a sal prieta como hace 20 años. Lágrimas de Arana en la ciudad donde lo sacaron porque, según ellos, no servía para tapar y ahora lo veían campeón. Portoviejo era una locura, pero faltaban muchas horas para llegar a Guayaquil. Emelec es campeón y su hinchada está once.
Anoche llegó el “ballet azul” y en una parrillada de Urdesa festejaron, hoy muchos estarán con sueño a esta hora en sus trabajos y todo por culpa de la 11.
Cuerpo técnico y dirigentes también celebraron a lo grande el triunfo, pero dijeron que esto es historia, porque ahora el objetivo es alcanzar la docena, o sea la estrella 12 en el 2014.
“ESTRELLAS AZULES”Nassib Neme llegó a las 11:30 hasta el palco del Reales Tamarindos... Entre abrazos y fotos saludó con la fanaticada.
A las 12:00 arribó Emelec en un bus de transporte Ecuador... Carros de policía lo custodiaban.
Un helicóptero de la Policía Nacional daba vuelta dos horas antes del partido.
Un dólar costaban las botellas de agua dentro del estadio, pero se terminaron antes que arranque el partido.
Un abrazo interminable y una conversación larga entre Escalada y Mondaini.