Bruno Amadio, llamado también Giovani Bragolin, fue un pintor italiano afincado en España tras la Segunda Guerra Mundial. Es el supuesto creador de una serie de pinturas conocidas como Los niños llorones.
Según la leyenda, este pintor, frustrado por su nula fama como artista, habría hecho un pacto con el diablo para que sus pinturas fueran bien recibidas por la sociedad.
Cuenta la historia que retrató a un niño de un orfanato. Años más tarde el sitio se incendió y el espíritu del pequeño quedó atrapado en la pintura. Desde entonces se dice que este cuadro atrae desgracias y muertes a quienes lo posean. No obstante, ha sido el lienzo de mayor difusión de este artista, siendo muy solicitadas sus reproducciones en países como España, Inglaterra o Chile, ya que algunos interpretan una función de protección a los niños.
En los años 50 se dieron muchos casos de domicilios incendiados, donde todo se encontraba destrozado y quemado, cadáveres carbonizados, y lo curioso de todo esto es que el cuadro permanecía colgado en la pared sin un solo rasguño.
Los psicólogos no hallaron una explicación a este fenómeno y lo llamaron “La maldición del niño llorón”. Se dice que al ver la pintura se siente como el niño de ojos tiernos y llorosos los sigue con la mirada y le pone los pelos de punta.
Mucha gente posee este cuadro, pero afirma que solo ataca a aquellos que descubren que está encantado. En la noche se escuchan lamentos lejanos, supuestamente el niño sale del cuadro, sube a las habitaciones y hace maldades al dueño del lienzo, si es que no muere antes de la impresión al ver su rostro llorando. Siempre los domicilios de estas personas terminan incendiados. El estad
Otra historia de mitos acerca de estos óleos indica que esos niños lloraban porque eran llevados por demonios pisciformes. Estos cuadros hablan de ese mundo oculto, solo visible a algunos iniciados como el propio creador Giovani Bragolin, quien supo plasmar ese horror.
Basados en estos hechos unos investigadores de lo paranormal han realizado un profundo análisis de esta pintura y aquí están sus cuatro conclusiones:
1.- El cuadro, del que también se vendían reproducciones, traía mala suerte. Las familias que lo llevaban para decorar sus hogares se peleaban o vivían catástrofes.
2.- En la medianoche, aquel que quisiera hacer pacto con el mismísimo diablo solo tenía que invertir la pintura para lograrlo.
3.- Si el cuadro se giraba en 90 grados era posible ver a una figura monstruosa que aparecía devorando al pequeño. Esto demostraba supuestamente el carácter maléfico de la pintura.
4.- La mejor forma de terminar con la maldición del lienzo era quemándolo.
Historia de una familia de Chile“Mi nombre es Fernando, cuando tenía la edad de 9-10 años fui en las vacaciones de verano donde un tío al sur de Chile, Puerto Montt. Cuando llegamos a la casa con mi familia nos abrazamos con mis primos y primas, y bueno, fue ahí donde vi el cuadro en medio del living de la casa, arriba de una chimenea.
No tenía idea de la historia de esta pintura, pero en ese momento cuando la miré a los ojos me causó un rechazo inmediato. Esto lo comenté con mis primas y ellos me afirmaron de que sus papás estaban mal, habían muchas peleas y que les daba miedo ir al baño, porque este quedaba cerca al cuadro, es decir, si querías ir al sanitario tenías que mirar al lienzo. También me comentaban de que se escuchaban pasos en la noche y la risa de un niño.
Ciertamente, mis tíos no daban créditos a estas absurdas historias de chicos con mucha imaginación, pero esas historias que me contaron mis primos me asustaron un poco en un comienzo.
Esa noche, debido al líquido excesivo que uno suele tomar cuando es niño, no podía aguantar más y necesitaba ir al baño. Pero me invadió un terror extremo.
Aguanté y aguanté, pero no daba más. Todos dormían… así es que me levanté y fui lentamente en dirección al living bajando por las escaleras… Y ahí estaba…“me esta mirando” pensé, o esa impresión daba, porque desde el sitio en que te pusieras, el cuadro te observaba. Bajé corriendo, prendí las luces engañándome a mí mismo de que ese acto disminuiría mi temor, pero no fue así.
Al salir del baño ahí estaba, mirándome fijamente y un escalofrío recorrió mi espalda. A pesar de que la luz estaba prendida era como si estuviese oscuro… y aquí pasó lo terrible… Esa cara ya no estaba llorando, era un rostro de enojo y una rara sonrisa se esbozaba.
Fui corriendo al dormitorio despertando a mis primos, quienes me dijeron,..¿También lo viste?
Nos quedamos callados y se escuchaban pasos en el living, y alguien que se reía. ¡Era terrible!
Al otro día contamos esta historia a mi tío y él estaba pálido. Al parecer, igual había vivido algo similar y al escucharme, cogió el cuadro y lo arrojó a la chimenea.
Ese día la luz entró fuerte por las ventanas… Era como si las malas vibras se hubieran ido.
Esa es la historia que quería compartirles… quizás fue vivencia de niño, pero la viví y aún cuando veo solo la foto del cuadro intento no mirarlo fijamente”.
Fernando N. (Chile)
MALDICIÓN DEL DÍA 21 La ejecución del rey Luis XVI de Francia
Cuando el rey Luis XVI de Francia era un niño fue advertido por un astrólogo para estar siempre en alerta el día 21 de cada mes. Pero no evitó que el 21 de junio de 1791 María Antonieta y él fuesen arrestados y que el 21 de enero de 1793 fuera condenado a muerte
El monarca nació en Versalles, 23 de agosto de 1754 fue un monarca francés que ostentó el título de Duque de Berry
Luis XIV de Francia evitaba hacer cosas importantes el día 21 de cada mes. Estaba tan aterrorizado que se dice que nunca hizo negocios en este día. Lamentablemente no fue siempre una persona precavida.
El 21 de junio de 1791, a raíz de la revolución francesa, Luis y su esposa fueron detenidos en Varennes por tratar de escapar de Francia. Fue arrestado durante la Insurrección del 10 de agosto, juzgado por la Convención Nacional, declarado culpable de traición.
El 21 de septiembre de 1791, Francia abolió la institución de la realeza y se proclamó la república.
Fue condenado a la guillotina el 21 de enero de 1793. Su ejecución marcó el fin de la monarquía absolutista en Francia.