Marcelo Ayala cree que en los próximos 10.000 años los arqueólogos no seguirán desenterrando vasijas de barro, sino celulares que datarían de esta fecha.
A sus 40 años ha logrado cimentar en un verdadero museo de teléfonos móviles. Tiene desde los más antiguos hasta los modernos. Pero él no los vente, solamente los colecciona, como un “hobby profesional”.