Llenó su corazón con el amor de su madre y su bendición. Tomó la maleta, la empuñó con el “Dios te bendiga” de su progenitora y “marchó pa’ Ecuador”.
Vino de Colombia hace cinco años porque “buscaba nuevos horizontes”, confiesa “Roland”, quien actualmente es guardia de un motel ubicado en el norte de Quito.
Es impecable en su forma de vestir y prudente con sus recuerdos. Medita cada palabra antes de expresarla.
Junto al equipo de EXTRA se dirige al interior de esta “infraestructura del amor”.
Al lado del pasillo hay un sillón en forma de L. En la pared se ven todos los permisos del lugar y como compañía solo cuenta con el silencio que necesitan las parejas para sus “encontronazos” o descansos.
