Caminó sin fatigarse. Besó, abrazó, se tomó selfis y rezó sin perder el aliento. Para vivir sin parte de un pulmón extirpado, el papa Francisco, de 78 años, dio muestras de una gran fortaleza no solo espiritual, sino física, en los Andes bolivianos.
Procedente de Quito, en Ecuador, a 2.800 metros sobre el nivel del mar y tras una agenda intensa, el obispo de Roma llegó el miércoles pasado a la ciudad boliviana de El Alto, a 4.000 metros de altitud, y luego fue a La Paz (3.600 m) sin pausas y a paso juvenil.
Francisco mantuvo buen semblante en todo momento, y no se observó que necesitara el oxígeno que tenía a su disposición, a diferencia de otros periodistas que lo acompañaron desde el Vaticano.
En algunos momentos, el papa se exigió al no usar el papamóvil para desplazarse, en un sendero rodeado por los nevados Mururata e Illimani, y entre gritos de “Te queremos, Francisco, te queremos”. Eso sí, para evitar complicaciones por el mal de altura, solo tenía previsto quedarse unas cuatro horas en el departamento de La Paz.
Luego enrumbó a Santa Cruz, una ciudad a 400 metros de altitud, usualmente cálida, pero que por estos días enfrenta un inusual frío que obligó al pontífice a abrigarse un poco más antes de abordar el papamóvil con el que recorrió el paseo Cambódromo, donde miles de fieles lo esperaron.
La fortaleza de Francisco deja asombrados a sus seguidores, muchos de los cuales lo aguardan ayer en la plaza del Cristo Redentor de Santa Cruz para participar de una misa.
“A su edad y con un pulmón, creo que es algo que no se puede explicar mucho con palabras”, dice Rolando Novillo, quien llegó a la plaza del Cristo con los primeros rayos de luz, junto a su familia.
Cruz con hoz y martilloEl crucifijo tallado sobre una hoz y un martillo que el presidente de Bolivia, Evo Morales, regaló a Francisco provocó críticas de opositores que consideraron el obsequio como algo “vergonzoso” que sorprendió al sumo pontífice.
La “cruz comunista”, como se la ha bautizado en varios medios, es una réplica de una figura tallada por el sacerdote jesuita español Luis Espinal Camps, quien fue torturado y asesinado por paramilitares en La Paz en 1980 por denunciar la violencia política en el país.
“Solo en @Bolivia. Se regala un Cristo crucificado en una hoz y martillo, símbolo del comunismo ateo! Vergonzoso!”, dijo en su cuenta de Twitter la exparlamentaria Alejandra Prado.
“Al César lo del César y a Dios lo de Dios. No se puede poner a Cristo sobre la hoz y el martillo. Sorprendieron al PapaFrancisco @Bolivia”, sostuvo de su parte la exsenadora opositora Centa Reck.