Gelitza Robles, Guayaquil
Tuvieron que pasar dos años para que Roger volviera a ver, tras el vidrio del asiento trasero del vehículo de EXTRA, las calles repletas de carros en las tardes calurosas de Guayaquil.
El cristal se empañaba con la respiración del joven, que de vez en cuando se pegaba a la ventana para observar algo que llamara su atención en el camino que lo llevaba desde su casa, en la 13 y Argentina, hasta el consultorio de la psiquiatra Julieta Sagnay, en Miraflores, donde este muchacho que padece un trastorno mental encontraría una esperanza para mejorar su vida.
Luego de la publicación en este diario de la historia de Roger, de 30 años, y quien desde hace 13 aproximadamente sufre de desvaríos mentales -que su madre Vilma atribuía al consumo de drogas- la especialista se ofreció a tratar su caso y lo recibió la tarde del pasado miércoles en el Centro de la Conducta, donde ella atiende casos de jóvenes con problemas de adicción.
La última vez que Roger salió de su pequeña habitación de 1x3 metros donde permanece encerrado, debido a que le dan ataques de agresividad, fue al Malecón hace un par de años, pero ese día golpeó a su sobrino y doña Vilma decidió no llevarlo más de paseo por la ciudad, “solo lo saco a caminar por el vecindario”, dice.
Dentro de Vilma, el nerviosismo batallaba con la felicidad que sentía de que una especialista acogería el caso de su primogénito y no solo se lo regresara de las sombras, sino que le explicara por qué el muchacho dejó de hablar, de reír, de llorar, de realizar las actividades que hacía cuando tenía 17 años. Lo vistió con una camiseta café y una pantaloneta roja que ‘nadaban’ en su delgado cuerpo.
No era la primera vez que la doctora Julieta veía a Roger. Doña Vilma no lo recuerda, pero ella atendió a su hijo cuando hace aproximadamente siete años llegó por primera vez al Instituto de Neurociencias, en ese entonces llamado Lorenzo Ponce, luego que lo transfirieran allá de un centro de rehabilitación.
Entre el miedo y la felicidadLa psiquiatra empuñaba un documento deteriorado por el tiempo que era parte de la historia clínica de Roger. En ella guardaba la pequeña luz que Vilma buscó hace años, saber lo que andaba mal en la cabeza de su hijo.Todo apunta a que Roger padece esquizofrenia.
Las lágrimas aparecieron en el rostro de Vilma con cada palabra de la profesional. Específicamente lo que tiene su hijo es un trastorno dual, una enfermedad mental que aparece de forma simultánea con una adicción a las drogas.
“No se sabe qué fue primero, el consumo de drogas o la enfermedad mental. Muchas veces lo uno desencadena lo otro”, explicó la psiquiatra, quien desde el 2009 se ha especializado en tratar a personas con este tipo de padecimiento.
Vilma tomaba sus manos, tragaba duro, su alegría por saber lo que enfrenta su hijo se empañó con otra frase de la doctora:en el país no hay centros especializados para tratar enfermedades duales.
“Los centros de recuperación (para drogodependientes) no están preparados para manejar duales, solo en los hospitales psiquiátricos, pero en estos muchas veces los psiquiatras no manejan adicciones”, explicó.
Por eso, detalló, en muchos centros de rehabilitación no saben enfrentarse a un adicto que presente un trastorno mental y muchas veces agreden al paciente, como lo vivió la doctora Sagnay con un pariente que presentaba el mismo padecimiento de Roger, quien tiene en sus piernas las huellas de los golpes que recibió en una ‘clínica’ a la que acudió un tiempo.
“Les pegan porque creen que es malcriado, que no quiere hacer caso, pero no se dan cuenta que lo que tiene es una enfermedad mental”, detalló la especialista.
MEDICINA PARA SIEMPREMientras Vilma aprende con cada palabra de la doctora Julieta sobre lo que pasa con Roger, el joven permanecía inmóvil en una silla, frotaba sus manos y de vez en cuando esbozaba una sonrisa.
“Esas son las voces que resuenan en su cabeza”, explica la psiquiatra. La mente de Roger está en otra realidad, en otro mundo donde hay otros protagonistas que conviven con él y muchas veces le dan órdenes y esto desencadena su comportamiento violento, porque le mandan a golpear y hasta a matar. Las mismas voces le dicen que no tome los medicamentos y le emiten mensajes que bajan su autoestima, por eso se retrae, indicó la doctora.
Todo esto sucede con pacientes que padecen esquizofrenia, y según los síntomas de Roger, todo apunta a que esto sea lo que no le permite volver a su vida normal, pero eso se descartará o confirmará con varios exámenes que deberá practicarse.
La esperanza volvió al rostro de Vilma cuando la doctora le aseguró que si su hijo no abandona el tratamiento y continúa asistiendo a las consultas se volverá una persona autovalente, que se bañe, que coma, que duerma, que tome su medicina y no sea agresivo.
Le explicó que los familiares son un factor fundamental para que ellos lleven un mejor estilo de vida porque son ellos los que deben suministrar las medicinas e irlos educando con buenos hábitos, a lo que se comprometió la madre de familia, que también tiene otra hija que padece adicción a la droga ‘H’.
El Ministerio de Salud Pública acogió el caso y también ha brindado ayuda a la adolescente de 16 años, a quien desintoxican con medicamentos, explicó Vilma.
Hoy, tanto Roger como su hermana menor serían revisados por especialistas para evaluarlos y poco a poco ayudarlos a salir de esa cueva oscura donde ingresaron por el pasadizo de las drogas. La menor de edad ha asegurado su compromiso de no volver a consumir y eso le da paz a Vilma, pero ella debe estar pendiente de lo que rodea a su hija.
Por otro lado, sabe que Roger no volverá a ser el mismo “Kaviedes” de antes, amante del fútbol y cuya su mente se perdió en algún segundo sin darse cuenta, pero tiene la esperanza que con la ayuda de los lectores de EXTRA y de profesionales bondadosos como la doctora Julieta su hijo mejorará.
La historia de Roger conmovió a la psiquiatra, quien aseguró que estaría pendiente de la salud mental del muchacho y tratará de devolver a Vilma una paz que se perdió entre las sombras de las drogas que durante años asecharon por su hogar en el suburbio porteño.