Una singular visitaPor la Lcda. Blanca SalazarComo toda la gente esperaba, la llegada del Sumo Pontífice a nuestro país concentró a grandes muchedumbres, y -sin embargo- detrás de todo este acontecimiento se encuentra la extraordinaria efectividad de la información, es decir de la radio, la prensa escrita y la televisión, que puso una pausa a la convulsionada situación política del país.
Lo notable de este suceso es la portentosa capacidad actual de los servicios noticiosos que gracias a la tecnología moderna pudieron, con muchos días de anticipación, hacer conocer incluso detalles que pocos sabían sobre este personaje que ya era una figura universal por su permanente presencia en todos los actos públicos y privados de todos los rincones del planeta.
Recuerdo que hace varias décadas la información de los sucesos en otros continentes la recibíamos en los cines a través de noticiarios con escenas filmadas en el lugar de los sucesos, y para los diarios las famosas radiofotos, que generalmente llegaban algo distorsionadas y a veces opacas. Ahora la prensa, gracias a la tecnología especial, puede llegar a todos los lugares de la Tierra con las cámaras que representan los sucesos en el mismo instante en que sucede en pleno desarrollo.
El papa no es simplemente el huésped sedentario de Castel Gandolfo, sino el viajero infatigable que se dirige a todos los puntos cardinales del orbe, para estar al tanto de todo cuanto concierne a los problemas de la humanidad. Su visita al Ecuador ha dejado muchas lecturas en la conciencia de todos los ciudadanos; pero lo importante debería ser tratar de entender su mensaje y esto creo que nos tomará algún tiempo. Mientras tanto, esperemos que el pontífice haya tenido una grata impresión de los ecuatorianos en este su último periplo por el continente americano.