Su mirada es penetrante. Las pupilas no se distinguen, ya que un negro profundo cubre por completo el cristal que resalta con aquella sombra roja que está bajo sus ojos.
Extravagante, inusual y sin prejuicios. Así es María José Cristerna, la mujer vampiro, nombre que le impuso un canal mexicano (Televisión Azteca) por su llamativo aspecto físico.
Sonríe y sus dientes son totalmente distintos a los de un ser humano. Sobresalen los colmillos, que contrastan con los piercings que se desprenden de sus labios rojos.
Su estilo es impresionante. Es por ello que Maryjose es una de las invitadas especiales para la tercera Convención Internacional del Tatuaje-Quito Mitad del Mundo, que se desarrolla en el hotel Best Western Plaza, en las avenidas Shyris y Naciones Unidas, norte de la ciudad.
Tiene el 98 % de su cuerpo tatuado y también modificaciones como los cuernos que se evidencian en su frente y los hoyos en sus orejas. Pero, además, es abogada penalista.
Por ahora no ejerce su profesión, a pesar que trabajó cinco años en los juzgados federales en México, país que la vio nacer hace 39 años.
Sus cuatro hijos son su inspiración. Ninguno de ellos está tatuado. Ella cree que “el tatuaje es una responsabilidad y hay que tener la edad y la mentalidad para entenderlo”, acotó.
Sus manos, piernas, rostro y brazos están cubiertos por imágenes que plasman la historia de toda su vida. Entre los más importantes está uno que le recuerda a sus hijos, esta vez no lo pudo mostrar, ya que lo lleva en la pierna y usaba pantalón.
La mujer vampiro cree que aún existe un tabú a escala mundial, y a pesar de eso asegura que sabe como sobrellevar su imagen. “En realidad nosotros somos como somos. No nos ponemos a ver si a la gente le gusta o no”.
Asegura que el tatuaje es una “decoración” que no tiene nada que ver con el intelecto ni con la moral. Y afirma que no es gótica, sino roquera y eso basta. Se siente segura de su personalidad y quiere compartir sus conocimientos y experiencias con aquellos que también gustan de lucir distintos.