La mañana de labores empezaba con normalidad para Colón Eduardo Peñafiel, quien caminaba con otros miembros de su familia cerca del sitio Río Seco, parroquia Machalilla, cantón Puerto López. En una guardarraya se llevaron un gran susto. A un lado de un camino veranero estaba el cuerpo de una persona en estado de descomposición.
El terrible hallazgo fue comunicado a los policías de los UPC de Machalilla y Puerto López. Los agentes certificaron que la víctima tenía dos orificios de balas: uno en la frente y el otro al costado izquierdo de la mejilla.
Inmediatamente curiosos llegaron a la escena del crimen y aseguraron que el baleado no era de la zona y que nunca lo habían visto por allí. El hombre vestía camiseta celeste, pantalón jean, zapatos deportivos blancos y una gorra de color negra con blanca. También llevaba puesto un reloj color plata. Aquí se descarta el asesinato por robo.
El baleado no tenía documento alguno de identificación y fue llevado a la morgue del cementerio General de Jipijapa, donde permanece para ser reconocido por algún familiar.
La zona donde fue encontrado el cuerpo es solitaria y poca transitada. Los habitantes de Machalilla están alarmados, ya que es la primera vez que se encuentra un cadáver por allí.
Las autoridades presumen que por la tranquilidad del lugar los asesinos llevaron a la víctima para ejecutarla y dejarlo abandonado en aquel apartado sitio de Puerto López.