
Carmelo Mendoza Delgado, de 47 años, no tendrá a quien decirle feliz Día de la Madre. Una fatídica casualidad quiso que sea testigo del deceso de su progenitora. Él conducía una camioneta Toyota, placa PDN-732, donde también iba su esposa. El vehículo chocó violentamente con una Zaracay en el bypass Chone-Quito, en la entrada de la cooperativa Ciudad Nueva, quedando una persona muerta y dos heridos. Eran las 21:00. Una llovizna fue la antesala del lamentable hecho. Madre, hijo y nuera estaban en una reunión familiar cuando decidieron retirarse, no sin antes dejar a la señora de 65 años en la cooperativa 30 de Junio. Ana Josefa Delgado Heredia viajaba en la cabina, su nuera Dolores María Rivadeneira iba en el cajón y su hijo Carmelo Mendoza conducía el carro. “Yo circulaba con dirección al redondel de la Orangine en compañía de mi madre y esposa, y al ingresar a Ciudad Nueva un bus de la Zaracay venía rebasando a otro vehículo, por lo que me abrí para evitar chocarme y salvar a mi familia, pero no pude”, declaró Carmelo, quien se encuentra en una casa de salud y tiene resguardo policial. Tan brutal fue el impacto que no solo chocaron, sino que la fuerza del interprovincial los arrastró varios metros. La camioneta se redujo a chatarra y los ocupantes quedaron atrapados. La escena fue conmovedora. Carmelo y su esposa quedaron vivos a pesar que estaban golpeados y bañados en sangre. Ana Josefa murió casi al instante. Por la ubicación del cadáver se presume que quiso protegerse en los brazos de su hijo, pero no fue suficiente. La desesperación de las personas era tal que con sus propias manos trataron inútilmente de enderezar las latas de la camioneta, pero no pudieron, por lo que fue necesaria la ayuda especializada. Primero sacaron a Carmelo, quien desesperado gritaba “no la dejen morir, es mi madre, es mi madre”, refiriéndose a la mujer que lo engendró, cuidó y que frente a sus ojos la veía irse para siempre. “No hay nada que hacer, esta muerta”, le comunicó el paramédico mientras le colocaban un cuello ortopédico y lo subían a la ambulancia, seguido de su esposa que lo acompañaba en el dolor Los testigos del accidente estaban sorprendidos de que existieran sobrevivientes. La camioneta fue a parar al centro de retención vehicular, al igual que el micro 49 de la cooperativa de transportes Zaracay.