Un vecino del barrio Mirador Alto, al sur de la ciudad, quedó estupefacto al encontrar el cuerpo de un muchacho degollado en medio de la maleza.
Eran alrededor de las 05:30 de ayer, en la calle Carapungo, cuando “Luis” salió de su casa para su acostumbrada caminata matutina. A pocos metros observó que un joven yacía recostado sobre la polvorienta vía. Imaginó que estaba allí por una noche de copas que lo dejaron dormido, pero al acercarse se quedó pasmado porque el chico estaba bañado en sangre.
El rojo fluido manaba del cuello rápidamente, empapando a la víctima.
Asustado, “Luis” informó a la Policía del sector sobre el espeluznante hallazgo. La vecindad despertó por el sonido de las sirenas de los patrulleros.
Oswaldo, otro morador quien vive a menos de dos metros del sitio, aseguró no haber escuchado nada extraño durante la noche. “Nada. Ni un grito o algo que nos hiciera despertar”, dijo.
Comenta que desde hace pocos meses la zona se ha tornado peligrosa. Relató que hace unas semanas, en horas de la madrugada, mientras descansaba alcanzó a oír un desesperado grito de auxilio, se asomó por la ventana desde donde pudo ver que dos sujetos atracaban a un muchacho.
Oswaldo prendió las luces de la sala y los pillos salieron disparados del lugar, abandonando a la víctima despojada de sus pertenencias.
Por eso el reciente homicidio tiene a todos preocupados. Al momento del levantamiento del cadáver los agentes especializados no hallaron documento que permitiera establecer su identidad. En el barrio tampoco lo reconocieron.
Horas más tarde varias personas consternadas arribaron a la morgue de la Policía para preguntar por el chico asesinado durante la madrugada. Eran sus familiares.
Dolidos por el fatal hecho manifestaron que el nombre del difunto era José Luis Pérez Cabay, de 28 años. Un padre de tres niños que trabajaba como albañil en una construcción por Miraflores, al norte.
Cuentan que la noche anterior, José salió de casa sin avisar a dónde iba. Al no saber su ubicación lo llamaron varias veces al celular sin obtener respuestas.
Insistieron por la mañana, pero nada. Era como si la tierra se lo hubiera tragado.
Guiados por la angustia fueron a buscarlo en clínicas y hospitales del sur de la urbe. De tanto preguntar, en uno de los establecimientos les informaron sobre el hallazgo de un cuerpo en Mirador Alto y que fue trasladado a la morgue.
Cuando lo vieron en el frigorífico lo reconocieron de inmediato. La pena invadió a la viuda, Ana Yumiguano, quien ahora tendrá que sacar adelante a sus tres pequeños.
Mientras aguardaban a que se realice la autopsia de ley, ninguno de los deudos podía hallar una respuesta a lo sucedido.