"¡Jallala Tata Inti!" (¡Saludos, Padre Sol!, en idioma aymara), dijo en voz alta el amauta (sacerdote) Lino Quispe, al recibir directamente la primera señal luminosa del astro rey, elevando en el aire un recipiente mientras una columna de aromático incienso se elevaba por los aires, donde habitan los espíritus benefactores.El Valle de la Luna, 10 km al sur de La Paz, es uno de los 80 centros ceremoniales habilitados en Bolivia para celebrar este año el solsticio de invierno en el hemisferio sur, con ceremonias similares conocidas en aymara como "Willkakuti" o "retorno del sol" a la tierra.La zona es un área montañosa arcillosa consumida por la erosión por miles de años, donde el paso del tiempo ha dibujado caprichosas formas que se antojan enigmáticos paisajes parecidos a la superficie lunar.La ceremonia comienza cuando aún es de noche, con una temperatura de -3 grados Celsius.Los amautas preparan la ofrenda ritual con que se recibirá a la deidad solar que, según la cosmología andina, renace anualmente brindando "una nueva oportunidad de renovación cósmica", explica Félix Mendoza, profesor de la Facultad de Teología Andina de la Universidad del Tawantinsuyo.
"¡Jallala Tata Inti!" (¡Saludos, Padre Sol!, en idioma aymara), dijo en voz alta el amauta (sacerdote) Lino Quispe, al recibir directamente la primera señal luminosa del astro rey, elevando en el aire un recipiente mientras una columna de aromático incienso se elevaba por los aires, donde habitan los espíritus benefactores.El Valle de la Luna, 10 km al sur de La Paz, es uno de los 80 centros ceremoniales habilitados en Bolivia para celebrar este año el solsticio de invierno en el hemisferio sur, con ceremonias similares conocidas en aymara como "Willkakuti" o "retorno del sol" a la tierra.La zona es un área montañosa arcillosa consumida por la erosión por miles de años, donde el paso del tiempo ha dibujado caprichosas formas que se antojan enigmáticos paisajes parecidos a la superficie lunar.La ceremonia comienza cuando aún es de noche, con una temperatura de -3 grados Celsius.Los amautas preparan la ofrenda ritual con que se recibirá a la deidad solar que, según la cosmología andina, renace anualmente brindando "una nueva oportunidad de renovación cósmica", explica Félix Mendoza, profesor de la Facultad de Teología Andina de la Universidad del Tawantinsuyo.