Pasó desapercibido durante nueve años en el país. Detrás de las escasas canas que asoman en su cabellera y de sus achinados ojos, Darío Echeverry Monsalve escondía un agitado pasado entre enormes envíos de droga y persecuciones policiales en Colombia.
El exintegrante del cartel de Cali y detenido en Manta el pasado martes, en una operación contra el lavado de activos en la que fueron incautados bienes por importe de 80 millones de dólares, integró la lista de los “35 extraditables” del narcotráfico y la mafia colombiana en uno de los más grandes operativos realizados por la Policía de este país con el apoyo de la DEA en octubre de 1999.
Antes de ser extraditado a Estados Unidos, donde cumplió solo seis de los 36 meses que debía purgar como condena por lavado de activos, según publicó en 2011 la revista colombiana Semana, Echeverry montó un exclusivo club social en la ciudad de Pereira que sirvió para esconder dinero “chueco” y a sus testaferros.