
Rocío Mendoza pensó que con la recuperación del cadáver de su hija Kerly Verdesoto y sepelio su alma iba a estar más tranquila, pero su pesadilla no se acaba.
Ni las flores que le llevaron sus seres queridos se habían marchitado cuando la cripta de la joven -que desapareció en octubre de 2011 y cuyo cadáver apareció el 8 de mayo pasado en la piscina de la morgue de la Universidad de Guayaquil- fue profanada pocas horas después de sepultarla en el cementerio general de Milagro.
Sus ojos aún estaban hinchados de llorar. Miraban la tumba abierta de su hijaKerly, a quien había sepultado la noche del miércoles, y solo exigía justicia.