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“Dios me va a dar mi segundo milagro”

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Gelitza Robles, Guayaquil
Todo estaba listo con semanas de anticipación:los zapatitos blancos como el uniforme, el delantal amarillo con un “Thiago Cedeño S.” bordado en letras rojas, la mochila, la lonchera y los útiles que estrenaría Thiago el pasado lunes en su primer día de clases de Inicial.
Sanddy Sornoza esperaba con ansias ver a su hijo, de tres años, ingresar al aula de su jardín de infantes y lo hizo, pero a través de fotos y vídeos que su esposo Pedro Cedeño le enviaba a su celular.
“Mami te voy a ver donde el doctor y empujo la silla de ruedas”, le dijo Thiago a las 07:30 antes de ingresar al centro infantil en Portoviejo, donde viven, mientras a Sanddy el corazón le bombeaba más rápido de la nostalgia en el cuarto número 1 del área de Neumología del hospital Teodoro Maldonado Carbo, en el sur de Guayaquil.Como todos los viernes, esta joven, de 31 años, llegó a esa casa de salud el pasado 29 de mayo a las rehabilitaciones que debe hacer a causa de su Linfangioleiomiomatosis, enfermedad que justo ese día debilitó su respiración y la obligó a quedarse internada de emergencia, fulminando su deseo de ver a su niño con su uniforme albo.
La primera vez que Sanddy oyó esa palabra tan rara Lin-fan-gio-leio-mio-matosis, que pronuncia así sílaba por sílaba, fue en noviembre del año pasado, pero el 1 de diciembre, la rareza de la enfermedad, que afecta a los pulmones, se transformó en dolor, cuando le dijeron que a causa de la misma necesitaba un trasplante urgente de esos dos órganos.Las palabras del médico taladraron más los acongojados corazones de Sanddy y su esposo, cuando un “le quedan seis meses”, bajó de golpe la sangre helada a sus pies.
Ese tiempo pasó y la pareja portovejense no ha dejado de luchar por conseguir los más de 300 mil dólares que necesitan para realizar la complicada operación que debe practicarse en España.
Pero el anhelo que se plantearon cuando iniciaron una ardua campaña de difusión en redes sociales (Facebook y Twitter) con el movimiento “Todos por Sanddy Sornoza” no se ha cumplido:que alguna autoridad acoja su caso y pueda ayudarlos, porque no cuentan con los recursos para afrontar la dolencia  que tiene conectada a la joven a un tanque de oxígeno todo el día.Una sonrisa que no se apagaLuego de siete días en el Teodoro Maldonado, Sanddy fue dada de alta ayer. Su esposo dejó por unas horas su rutina, que en estos días se limita a agilizar los trámites para sacar la visa que les permita viajar a España, para llevar al amor de su vida a casa.Sanddy y Pedro se aman como hace cuatro años, cuando les ocurrió su primer milagro, su hijo Thiago. La hermosa sonrisa de Sanddy, a la que desde hace meses la acompaña una cánula nasal, raras veces se apaga y cuando habla de su familia, se ilumina más. “Sé que Dios me va a dar mi segundo milagro”, dice para referirse a su trasplante.
Se acercó más al Señor, cuando hace tres años leyó con incredulidad un “positivo”, en una prueba de embarazo.
“No podía tener hijos, el doctor incluso utilizó la palabra imposible y ese día fue a mi casa y le pedí a Dios que me ayudara”, recordó Sanddy. Dos semanas después, el bebé Thiago crecía en su vientre y así notó que algo increíble había ocurrido en su ser.Tal vez por eso, cuando habla de la  linfangioleiomiomatosis no pierde la sonrisa, porque está convencida de que su segundo milagro está próximo a aparecer y porque asegura que esta enfermedad le ha dado paz y amor, además de tener milesde amigos.
“Todos los días me escriben más de 300 personas en las redes, jamás imaginé tanto apoyo, tantos mensajes hermosos”, dijo sobre su perfil y página de Facebook “Todos por Sanddy Sornoza”.
Busca en el cajón de la mesita junto a su cama y saca un libro de oraciones. “Este me lo envió Nicole de la Plaza, quien sufrió la misma enfermedad que yo y me encontró por las redes. Es uno de los mejores regalos que me han dado”, comenta.Igual que Nicole, dice Sanddy, muchas personas le han demostrado que para amar no hay barreras y han organizado conciertos y una teletón en los que recaudaron aproximadamente ocho mil dólares, pero es un pequeño porcentaje de lo que se requiere.El objetivo inmediato es la visa  que, al parecer, esperará “una semana más, porque el proceso está estancado. El Ministerio de Relaciones Exteriores tiene todo y ayer (miércoles) me dijeron que espere”, explica Pedro, quien tiene la esperanza puesta en una cita médica que consiguió para Sanddy el 7 de julio próximo en España para que la revise un neumólogo, pero el viaje depende de ese documento.Mientras tanto las horas pasan y los pulmones de Sanddy se debilitan, no quiere volver a pasar lo del lunes y perderse los días especiales con su hijo. Quiere estar en cada uno de los pasos de su Thiago, verlo crecer. Desea retribuirle a su amado Pedro todo lo que hace por ella ahora y demostrar que el amor es más grande que cualquier enfermedad.AYUDAQuienes deseen ayudar a Sanddy pueden hacerlo con sus contribuciones a la cuenta de ahorros del Banco Bolivariano 1121026416 a nombre de Sanddy Sornoza Chinga o también acudir al evento que organizan para este 12 de junio en la discoteca Planeta, en Portoviejo, donde se sorteará un smartphone y más sorpresas. Comunicarse con Pedro Cedeño al 0979436270.

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