Desde las calles cercanas se podían escuchar los sonidos armónicos de los instrumentos musicales.
Una carpa blanca instalada en la Plaza Foch, sector centro-norte de la capital, fue el escenario en el que treinta músicos nacionales e internacionales desplegaron su variado repertorio.
Un grupo de bailarines ejecutaba una coreografía preparada para el evento.
Alejandro Andrade, cautivado por el sonido de la banda sinfónica, detuvo su pichirilo azul para disfrutar del evento.
Comenta que es bueno que este tipo de espectáculos se den en espacios populares, pues más gente puede acceder a ellos. Además considera interesante la fusión de instrumentos clásicos con música moderna.