Salimos con Dayami Campo, quien se ha especializado en el control de plagas con medios biológicos, hasta Babahoyo, Baba, Jujan y Daule a encontrar respuestas al ataque del caracol y a identificar las nuevas plagas del arroz.
Algunos pequeños campesinos de La Jagua, La Tranca, El Tejar, Alegría 1, Alegría Abandonada y Alegría Puente Colgante a lo único que conocían era al caracol, que en horas puede acabar con una hectárea recién sembrada.
Juan, Pedro y Omar Franco; Efraín y Tomás Salvatierra no conocen y, por lo tanto, tampoco saben cómo enfrentar al barrenador, a la chinche, al ácaro blanco, a la hidrelia, a la sogata y al sanduchero (enrollador). “Son nuevas en el país”, afirmó Juan Franco, contrariado por lo que le revelábamos sobre lo que estas ocasionan en Daule, Samborondón, Salitre, Babahoyo y otras áreas.
En Babahoyo, Jorge Rodríguez nos dijo cómo hace para controlar estos problemas y obtener un promedio de 70 sacas por hectárea. En Daule, Julio Carchi aportó con su experiencia. Los dos empiezan por lo mismo: la nivelación del terreno. Este es uno de los factores que ayuda a controlar a la principal plaga: el caracol manzana.
Aunque este año el ingeniero Jaime Aragundi, de Agripac, añadió un insecto más devastador: el ácaro blanco, que produce el vaneamiento. Aunque la espiga vana puede estar asociada también al hongo sarocladium y a una bacteria, la burkholderia.
Entonces hay que empezar por nivelar los suelos. Con eso tiene un manejo ideal de las láminas de agua. Rodríguez, antes de sembrar debe matar a los moluscos: “Los hemos tratado con un producto que contiene metaldehído. En promedio usamos cinco kilos por hectárea a un costo de 30 dólares. Hemos tratado de echarlo focalizadamente, aunque hay piscinas en donde se lo echa de forma generalizada dependiendo de los caracoles que existan”.
Las plantas son trasladadas desde los semilleros al campo a los 18 o 22 días de sembradas, con una breve lámina de agua, es decir, “en un poco de lodito”.
Luego de haber trasplantado, deja seco el terreno durante cuatro o cinco días. Eso hace que el caracol se entierre y no se traslade. A esa edad ya no le hace daño a la planta. El éxito es también sembrar de mata y no al “voleo”.
Cumplido el plazo se le manda de nuevo la lámina de agua, porque el arroz es un cultivo semiacuático. Pero en ese lapso es necesario hacer otras labores o manejo convencional con fechas de aplicación de productos. A los 12 o 20 días comienzan a molestar las langostas que se comen las hojas.
Ahí también aparece la hidrelia (insecto minador), atraído por la lámina de agua. El manejo de estas Rodríguez lo hace con metomil y cuando el ataque es demasiado agresivo, con un ovicida, o se alterna con lambdacialotrina.
Luego aplica fungicidas. Usa sulfato de cobre pentahidratado, un sistémico directo a los 25 días después del trasplante.
Pero a los 40 o 45 días sabe que es la época en que le va caer otra plaga. Entonces monitorea y aplica. Y, por último, cuando está el arroz en los 80 días sale algo de enrollador de hoja o sanduchero, que ocasiona daño en la hoja bandera y afecta la producción.
Cuando está parido y llenando el grano quizás aparezca un chupador (como la chinche) que causa daño a las espigas.
Pero en El Tejar nadie sabe esto. No han sido visitados por las autoridades. Están desesperados. Ninguno de ellos sabe cómo controlar esos problemas.
A Julio y Walter Moncayo, del sector de La Jagua, entre Jujan y Babahoyo, este año ven el caracol les ha generado gastos adicionales y posiblemente les provoque una menor producción. Temen que luego la sogata (transmisor de la cinta blanca), el ácaro blanco y la chinche les afecten sus cosechas. En Daule, los rendimientos bajaron a la mitad: 30 y 40 sacas.
Dayami Campo les recomendó realizar un análisis de suelo para que no gasten dinero echando cualquier abono, y nivelar las parcelas.
Consejos desde Daule
Julio Carchi, presidente de la Junta de Riego América Lomas, de Daule, da recomendaciones, luego de las pruebas y del seguimiento realizado en las parcelas de él y de los afiliados al gremio:
1.- A los ocho días de trasplantado el arroz le aplicaron fósforo, eso ayuda a fortalecer la raíz.
2.- Unos días después usaron ácido húmico más insecticida para contrarrestar la hidrelia. Además de Engeo, más fungicida y dióxido de hidrógeno.
3.- A los 15 días fue necesaria una fertilización: urea, sulfato de amonio y abono completo (3 sacos por hectárea).
4.- Desde los 15 hasta los 20 días el cultivo precisó de abono foliar completo y, para mejorar los macollos, clorpirifos más fungicida a base de cardendazim.
5.- A partir de los 25 días fue necesario aplicar urea (1 saco), abono completo (1 saco) y azufre (2 kilos por hectárea).
6.- Lo que sigue es una nueva fumigación. A la quinta semana de haber trasplantado el cultivo se aplicó potasio y fungicida para proteger la panícula.
7.- A la séptima semana y hasta los 55 días fue necesaria una nueva fertilización, esta vez, urea, sulfato de potasio y magnesamón.
8.- Si aparece la chinche, un chupador que daña la vaina durante la floración, debe usarse un litro de metamidofos por cada hectárea.
“Todo lo que hacemos como gremio y lo que hagan otros y sea exitoso debe ser replicado. Los compañeros agricultores deben conocer esto para que lo apliquen”, resalta Julio Carchi.
Pero también es necesario que el gobierno facilite la realización de análisis de suelo. Es un factor importante porque eso haría que el campesino use las dosis y los productos que necesita el terreno para estar fértil.
No solo la difusión de la tecnología es importante, lo es el acceso a créditos. “Sin dinero no hay nada qué hacer”, dijo el titular de la Junta América Lomas.