Si desea mantener un flujo de energía saludable, realizar y sentir buenas acciones en su vida o recobrar la salud, empiece por evaluar sus emociones, evite procesar rápidamente las más negativas y cultive el amor, el perdón y la honestidad. Así lo aconsejan los estudiosos del aura, que dan distintas pistas para gozar de una energía positiva.
“El aura es el campo energético que tenemos todos los seres vivos, el cuerpo visible de la mente”, explica el psicoterapeuta Jacques Delpi, quien precisa que se trata de un campo sutil que predispone nuestra actitud ante la realidad y la buena o mala salud.
Esta energía contiene toda la información psicológica de la persona ante lo económico, sexual y sentimental. También revela los tipos de conocimiento y dones paranormales del ser humano, ya que delata su parte intelectual y espiritual.
El psicoterapeuta indica que el aura no se puede observar a simple vista. Hace falta llevar a cabo algunos ejercicios como contemplar dibujos en tres dimensiones. Pero, en la actualidad, ya se puede plasmar en una fotografía a través de cámaras especiales o apreciar sus detalles gracias a la computadora.
Según Delpi, el aura puede contaminarse, de modo que para limpiarla se recurre a terapias de hipnosis y relajación profunda: “Uno llega a la mente, al subconsciente y, luego, cambia los códigos. Automáticamente, la energía negativa de la persona va a cambiar por sentimientos de perdón, amor y gratitud”, detalla.
Ahora bien, hay algo más importante que purificar el aura: modificar la programación que la persona tiene en el subconsciente, transformar los sentimientos negativos en positivos.
“Un pensamiento positivo genera química saludable; el negativo, química ácida que pone en riesgo la salud. Es importante saber salir adelante, saber alimentar nuestra aura”, destaca el experto. Para ello, pone como ejemplo a tantos afectados por el terremoto que, tras perderlo todo, enseguida trataron de rehacer sus vidas. Piedras y cristales
“Una de las mejores recomendaciones para mantener un aura sana es practicar la meditación, que pueden realizar todas las personas”, subraya Sonia Hunter, máster en Reiki y terapeuta. Otro medio es asumir hábitos saludables, valorar lo que se tiene y desarrollar el sentido de agradecimiento por la vida.
Cuando al aura le falta energía, se refleja en la persona, como sucede a quienes, tras perder a un ser querido, se llena de dolor. El campo áurico refleja entonces huecos negros, faltos de luz.
Según la entendida, mediante sesiones de terapia energética con manos, piedras o cristales de colores como el cuarzo, ágata, jade, amatista o ámbar, se recolocan los siete chakras de la persona, ubicados en la corona (cabeza), tercer ojo (en medio de la ceja), corazón (pecho), flexo solar (cadera) sacro (vientre) y raíz (pies). En unos veinte minutos, se repone la luz del aura y la mente del paciente “se libera” de la tristeza y energías negativas.
“El cuerpo energético es el que primero recibe la información. Luego transmite al cuerpo físico. Al realizar las terapias del campo físico, vamos al campo energético”, especifica.
Hunter añade que existen auras de varios colores. Unas son especiales, como las de aquellas personas muy espirituales. En estos casos, el tono suele ser blanco brillante o dorado, aunque “se ven en muy pocas ocasiones”.
¿Cómo ver nuestra luminosidad?
“Somos espíritus encarnados, en los que el aura toma forma y se extiende uno o dos metros más allá de nosotros. Somos seres de energía. Y esa energía realmente es nuestra conciencia”, explica Julio Tomalá, director del centro espiritual Enmanuel.
Según él, cuando enfermamos lo hacemos primero en nuestra aura, de manera mental y emocional.
Además, los sentimientos de culpa y enojo pueden cambiar el aura y, por lo tanto, hacernos enfermar. “Existen personas como los videntes que tienen la capacidad de ver el aura a simple vista, pues son seres con más sensibilidad”, concluye.
Para cuidarnos y protegernos
Al igual que la salud mental, la energía áurica se puede dañar a causa de traumas experimentados en la vida. Para curarla, podemos necesitar la ayuda de un psicoterapeuta, quien trabajará a través de los sentimientos negativos que se puedan tener para dejarlos libres y encontrar la paz.
Pero la terapia no solo consiste en dejar ir el dolor del pasado, sino también en perdonar a la persona que lo causó. Eso puede ayudarnos a limpiar la energía negativa.
Una vez limpia y sanada el aura, esta deberá protegerse contra posibles perjuicios futuros. Es necesario protegerse de ser herido por la energía emocional negativa de los demás.
Si uno es sensible a la energía áurica de otros, puede accidentalmente recoger su negatividad, lo que afecta al aura propia. Para protegerse, pruebe una de estas técnicas:
Reconozca aquellos momentos en que las emociones que está sintiendo son de otra persona. Si su pareja está enojada, identifique esa emoción, pero recuerde que la rabia es de esa otra persona y no suya.
Protéjase de ataques psicológicos amándose y respetándose a usted mismo más que al atacante. Usted no merece ningún abuso. Procure tener paciencia y no reaccionar violentamente en casos extremos. La ‘no reacción’ implica un acto de amor con uno mismo y con el prójimo.
Visualice que su aura blanca y brillante se expande, cubriendo su cuerpo en una zona protectora que nadie pueda invadir. Imagine el aura como una burbuja blanca que se puede doblar, pero que nunca explota.