Germania Salazar, GuayaquilSi usted cree que solo le podían leer el pasado, presente y el futuro de su vida en las cartas o en las palmas de las manos, está equivocado. Porque también se hace a través de caracoles africanos, brasileños, haitianos y cubanos, que son energizados por los orixás (divinidades). Este método ayuda a ofrecer soluciones a los diferentes problemas que se avecinan a las personas.Hace cincuenta años, Lucrecia nació en Sao Paulo, Brasil. Y aunque lleva nueve en Ecuador, todavía conserva su acento portugués. Es una mujer de miradas analíticas y carácter templado. Advierte que su creencia es el candomblé, religión afrobrasileña que proviene de los esclavos africanos que no podían ejercer su religión. Pero explica que hubo un sincretismo entre los santos católicos y los santos africanos. “Trabajamos con los orixás (puntos de energías más cercanos a Dios, divinidades o santos). Son los que rigen nuestra religión. Lo que yo practico sobre la lectura de los caracoles es verdadero”, afirma la esotérica.Para ella, la lectura de los caracoles es similar a la de las cartas, manos, tarot, café y agua, pero en el ritual es diferente. La mujer lleva un vistoso collar de pepas anaranjadas en su cuello, una pulsera de plata en su muñeca derecha y un anillo de piedra en uno de sus dedos, que le sirven de protección. Viste una blusa y pantalón blancos y zapatos negros, colores que le toca ponerse porque es lunes, ‘día de todos los espíritus’. Tampoco podía faltarle el collar de pepas color café, que representa las lágrimas de Santa María.ACTOSAGRADOCon mucha religiosidad, se prepara para leer en los caracoles el pasado, presente y futuro de las personas que le piden consejo. No vive de esta actividad, pero todo lo que obtiene lo gasta en ofrendas para todos los santos. Una de estas es para Cosme y Damián, dos médicos franceses fallecidos que, en vida, se dedicaron a ayudar a los niños. “Se trata de una ofrenda que hago todos los 27 de septiembre de cada año, en una iglesia en la Alborada”, comenta Lucrecia.La esotérica compra tortas, dulces, caramelos, colas y todo tipo de ricuras. De esta forma agradece a sus santos por el don recibido.En su casa, en el norte de la ciudad, sobre la mesa del comedor, la mujer, de ojos aceituna, tiene tres bandejas tejidas. En una hay varias monedas, cristales, cuarzos y collares de pepas de colores. Detalla que el blanco es de Dios, mientras que el amarillo representa al orixás (Oxun) del amor y la fortuna. El collar celeste simboliza a Yemajá, dueña de los mares y océanos. Pero también hay uno que representa a Cosme y Damián, reconocidos santos de los niños. Entre estos accesorios también hay uno de pepas rojas y blancas, que pertenece a Iasá, diosa de los truenos y tempestades.En la bandeja resaltan 21 caracoles de Haití, África, Cuba y Brasil, que son el nexo con las divinidades. Los hay negros y blancos. Pero también se ven pequeñas piezas óseas. Lucrecia no detalla sobre estas, y explica que su creencia religiosa no le permite revelar ciertas cosas. A un costado de la bandeja coloca un vaso con agua porque el agua representa la vida para los caracoles.LA LECTURAAntes de comenzar, medita varios segundos. Se trata de una oración a Dios, lo hace en los idiomas portugués y en yorubá, de los orixás. Luego que termina, abre los ojos y empuña unos cuantos caracoles y los lanza varias veces hacia la bandeja. Estos han caído con la abertura hacia arriba y hacia abajo. Según la posición, Lucrecia responde a las preguntas de la persona que está haciendo la consulta. Las respuestas se apoyan en dieciséis proverbios muy antiguos que provienen de historias de la cultura yorubá.Observa detenidamente las posiciones de los caracoles y empieza a responder al interesado, sobre sus penas y alegrías. Ella parece en trance, sus miradas cambian y no se le puede interrumpir, solo escuchar lo que dice. “Tu corazón está vacío...”, empieza a analizar.Aunque existen muchos collares que representan a los santos, en esta forma de adivinación por lo general se colocan 16, que simbolizan a los orixás. “Yo los pongo según los santos que me ayudan. En este momento son cinco”, dice.UN ORÁCULOLa lectura de los caracoles es considerada uno de los adivinatorios más populares. Es utilizado para que determinar los problemas y las situaciones cotidianas de la persona que los consulte. A través de este oráculo, los santos u orixás manifiestan al interesado los problemas, advertencias y mensajes en torno a su vida, y posteriormente se sabrá la manera de solucionar o evitar posibles situaciones adversas que se le planteen.Las divinidades también pueden dar consejos para evitar problemas de salud, situaciones con la justicia, pérdidas en los aspectos económicos, sociales, amorosos y casos de índole espiritual. Por lo general, se consultan unos pocos asuntos a la vez, donde las preguntas y respuestas son breves y concisas. EN EL AGUALucrecia asegura que todos los oráculos son importantes. La videncia del agua es uno más que practica para conocer el destino de la persona, pero no es necesario tener una tina, sino un vaso. Sobre este se coloca la mano de la persona a quien se le leerá. Primero se ora y luego hay que concentrarse en los orixás, quienes revelarán todo sobre la persona indicada.