A los cuatro años, Carla Pérez pisó por primera vez una montaña. Fue el Pasochoa, ubicado en el cantón Mejía. Entre juegos, correr en los pajonales y sentir el viento en su rostro empezó a nacer el amor por el andinismo.
Ahora con 29 años, ese amor creció y se hizo tan grande que busca escalar por primera vez una montaña de 8.000 metros y convertirse en la primera ecuatoriana en lograr esta hazaña.
Sentada en una de las bancas que existen junto al muro de escalada, situado en el complejo de la Concentración Deportiva de Pichincha, encontramos a esta carismática mujer que se aprestaba a entrenar junto a Esteban Mena, quien será uno de los dos acompañantes en esta travesía.
CLUBES DE MONTAÑA
A Carla no le gusta hablar de otra cosa que no sea de montañas, hielo y paredes de escalar. Su vida gira en torno al deporte que más le agrada.
Comenta que sus inicios en este deporte fueron porque su padre y tío la llevaban de paseo a las montañas. “Mi papá Santiago me llevó a la cumbre del Pasochoa, pasó el tiempo y después mi tío Manuel Pérez empezó a llevarme al resto de elevaciones de Quito como el Rucu y Guagua Pichincha, Cruzloma y todo eso, así que empezó a encantarme. Inclusive me inscribí en el club de montaña de la Politécnica y posteriormente en el colegio San Gabriel”, expresó.
EL MEJOR REGALO
Con el pasar del tiempo Carla salió de lo tradicional cuando pidió su regalo de quince años.
En medio de bromas y al recordar parte de su adolescencia, esta deportista nos explicó: “Fue curioso, ya que mis amigas me contaban lo que pedirían a sus padres de regalo de quince años. Salí de lo rutinario y le dije a mi papá que el mejor presente era que me lleve al Cotopaxi, así fue y lo recuerdo muy bien”.
FUE BECADA
A los 18 años y con algunas montañas excursionadas, Carla se fue a Francia para continuar con sus estudios. Quería especializarse en geoquímica para estar siempre en contacto con la naturaleza.
“Me gané una beca del colegio y me fui a Francia, donde estuve cinco años para especializarme en Geoquímica. Allá escale mucho los Alpes, me preparé en andinismo y regresé al país, donde quise trabajar en la Politécnica, pero no pude y me ofrecieron laborar en petroleras. No quise hacer nada de eso y continué con las excursiones con turistas que venían al Ecuador y ahora estoy metida de lleno en esto”, dijo.
“NUNCA ME LO PROPUSE”
En el 2010 y con experiencia en montaña, Carla decide ingresar al grupo “Proyecto Ecuador”, liderado por el andinista Iván Vallejo.
Junto a él conversaron para buscar un nuevo ascenso de 8.000 metros y hoy está a punto de cumplirse.
“Iván es mi ídolo, lo respeto mucho y es quien me mete esta idea de hacer un 8.000. Nunca planifiqué hacer ascensos tan altos, ni escalar montañas inmensas, lo mío siempre fue hacer montaña, pero más por el aspecto técnico, que fue lo que más me gustó. Me propuso que sea parte de este proyecto y fuimos de a poco, empezamos con 6.500, 7.000 7.500, nunca me propuse ser la primera mujer en llegar tan alto en una montaña, sino la idea es para probar mis límites de mi cuerpo y saber hasta dónde puedo llegar”, manifestó Carla, quien espera con ansias la fecha para salir a cumplir su reto.
RUMBO AL MANASLÚ
Con toda la preparación lista y solamente a la espera de la fecha para viajar hasta el Himalaya (cordillera del continente asiático), Carla comenta sobre la montaña que ascenderá.
“Bueno nos vamos al Manaslú, una montaña que es muy complicada. Salimos el 26 de agosto y estamos el uno de septiembre. La caminata será de un mes y esperamos volver con el reto cumplido, el cual lo dedicaré a mi familia y en especial a mi padre, quien me inculcó este deporte”, expresó.
“Me motivan sus palabras”
Al tener a Vallejo como uno de sus instructores, este siempre la motiva a seguir superándose, a tal punto que el propio escalador reconoció que: “Carla será mejor que él”.
Al hablar de esto, la quiteña se pone emocionada. Sus ojos se humedecen, pero no derrama ninguna lágrima.
“Las palabras de Iván te motivan mucho, pero hay que tener mucho cuidado de que eso no se te suba a la cabeza. Le tengo cariño a Iván, pero esta vez no nos va a acompañar por problemas personales. Estará al final de la expedición y eso es bastante para mí. Las palabras de él me llenan de satisfacción”.