Un sujeto amenazó a la Policía con quitarse la vida desde la terraza de la casa de un vecino en el plan de vivienda El Paraíso, en la periferia de Santo Domingo. Tenía un enorme cuchillo pegado al cuello y gritaba que sería la última vez que lo verían con vida si un agente intentaba detenerlo.La película comenzó a las 06:30 de ayer. Elías Abraham Cedeño Quintero, de 30 años, estuvo bebiendo en el sector con un grupo de amigos. Luego se produjo una discusión. Elías supuestamente sacó un cuchillo, se defendió e hirió a Carlos Menéndez Reyes y Luis Benavídez Alcívar.Cedeño también recibió su parte. Tenía una herida en la espalda y otros cortes en los brazos. La vecindad salió y en pijama siguió las escenas casi sin pestañear comentando cual sería el desenlace.Los gendarmes de la Unidad de Policía Comunitaria del Paraíso salieron a calmar el agitado ambiente. Al ver la presencia policial, Cedeño corrió como alma que lleva el diablo y se escondió en su casa, una humilde vivienda de bloque cruzado.Los uniformados trataron de convencerlo que se entregue voluntariamente pero él se negó. Fue necesaria la presencia del fiscal Víctor Hugo Alcívar para que autorice el ingreso y la detención del ciudadano.Alcívar llegó en una camioneta doble cabina con vidrios polarizados. Los uniformados le resumieron el caso mientras el funcionario caminaba a la casa del agresor por una calle polvorienta y estrecha.En eso se escuchó el golpe de una puerta. Era Cedeño que escapaba por la parte posterior de su morada.“¡Se escapa!... ¡se escapa!”, gritaron los lugareños y con las manos señalaban el camino del fugitivo. Los uniformados asignados a ese sector lo siguieron, pero el sujeto logró meterse en una casa y subió a la terraza. Allí, como un gato encerrado, caminaba en círculos con el torso descubierto, una pantaloneta descolorida y descalzo.Los uniformados tuvieron que rediseñar una estrategia para salvaguardar las vidas de Cedeño, la de los moradores y la de ellos mismo.El hombre estaba enloquecido. Amenazaba a todo aquel que intentaba acercarse y luego dijo “¡me mato!” con una voz que estremeció el barrio y terminó por despertar a los comuneros.De un momento a otro, unas 200 personas estaban amontonadas en el sitio. El GOE también llegó y coordinó con los gendarmes del Paraíso la captura de Elías Cedeño.Dos horas después, y luego de que fracasó el intento de negociación del detenido para que desista de su intención de suicidarse a cambio de un juicio justo, los comandos subieron.Los vestidos de negro entero eran los GOE. Habían dos posibilidades: que Cedeño se corte el cuello o se lance desde el techo, por eso los uniformados del Paraíso se quedaron abajo atentos a los movimientos de loco que intentaba matarse.Cedeño finalmente fue sometido. El trabajo en equipo dio resultado. No hubo víctimas y el sujeto no pudo cumplir su deseo de quitarse la vida.Los uniformados recibieron felicitaciones de los vecinos y cada quien para su casa, Cedeño al calabozo y los heridos al hospital.
Un sujeto amenazó a la Policía con quitarse la vida desde la terraza de la casa de un vecino en el plan de vivienda El Paraíso, en la periferia de Santo Domingo. Tenía un enorme cuchillo pegado al cuello y gritaba que sería la última vez que lo verían con vida si un agente intentaba detenerlo.La película comenzó a las 06:30 de ayer. Elías Abraham Cedeño Quintero, de 30 años, estuvo bebiendo en el sector con un grupo de amigos. Luego se produjo una discusión. Elías supuestamente sacó un cuchillo, se defendió e hirió a Carlos Menéndez Reyes y Luis Benavídez Alcívar.Cedeño también recibió su parte. Tenía una herida en la espalda y otros cortes en los brazos. La vecindad salió y en pijama siguió las escenas casi sin pestañear comentando cual sería el desenlace.Los gendarmes de la Unidad de Policía Comunitaria del Paraíso salieron a calmar el agitado ambiente. Al ver la presencia policial, Cedeño corrió como alma que lleva el diablo y se escondió en su casa, una humilde vivienda de bloque cruzado.Los uniformados trataron de convencerlo que se entregue voluntariamente pero él se negó. Fue necesaria la presencia del fiscal Víctor Hugo Alcívar para que autorice el ingreso y la detención del ciudadano.Alcívar llegó en una camioneta doble cabina con vidrios polarizados. Los uniformados le resumieron el caso mientras el funcionario caminaba a la casa del agresor por una calle polvorienta y estrecha.En eso se escuchó el golpe de una puerta. Era Cedeño que escapaba por la parte posterior de su morada.“¡Se escapa!... ¡se escapa!”, gritaron los lugareños y con las manos señalaban el camino del fugitivo. Los uniformados asignados a ese sector lo siguieron, pero el sujeto logró meterse en una casa y subió a la terraza. Allí, como un gato encerrado, caminaba en círculos con el torso descubierto, una pantaloneta descolorida y descalzo.Los uniformados tuvieron que rediseñar una estrategia para salvaguardar las vidas de Cedeño, la de los moradores y la de ellos mismo.El hombre estaba enloquecido. Amenazaba a todo aquel que intentaba acercarse y luego dijo “¡me mato!” con una voz que estremeció el barrio y terminó por despertar a los comuneros.De un momento a otro, unas 200 personas estaban amontonadas en el sitio. El GOE también llegó y coordinó con los gendarmes del Paraíso la captura de Elías Cedeño.Dos horas después, y luego de que fracasó el intento de negociación del detenido para que desista de su intención de suicidarse a cambio de un juicio justo, los comandos subieron.Los vestidos de negro entero eran los GOE. Habían dos posibilidades: que Cedeño se corte el cuello o se lance desde el techo, por eso los uniformados del Paraíso se quedaron abajo atentos a los movimientos de loco que intentaba matarse.Cedeño finalmente fue sometido. El trabajo en equipo dio resultado. No hubo víctimas y el sujeto no pudo cumplir su deseo de quitarse la vida.Los uniformados recibieron felicitaciones de los vecinos y cada quien para su casa, Cedeño al calabozo y los heridos al hospital.