Luis Alberto Tomalá Ronquillo corta el cabello de sus clientes con el rostro pintado de payaso. Lo conocen como Pestañita y la vida le sonrió al ganarse un carro del año en un bingo.El hombre sufre del corazón y todavía no cree que la suerte esta vez estuvo de su lado.“Gracias a Dios ya tengo un carro y es un Chevrolet Fail plateado. Siempre compro tablas de bingo que venden en Daule, pero las adquiero para ir a distraerme y conversar con las personas que asisten a este juego. Esta vez regresé a mi casa con semejante premio”, contó feliz Pestañita, quien en todo momento controló sus emociones.CON DIEZ DÓLARES UN CARRO NUEVORecordó que compró las dos tablas para jugar el pasado fin de semana. Cada una le costó 5 dólares. Su hija mayor le comentó que dejara de gastar el dinero, ya que nunca se ganaba nada. “Pero mi hija se equivocó. Le dije, mañana me verás con el carro frente al gabinete y así fue”, manifestó Pestañita.El suertudo mencionó que llegó al bingo en moto. “Veía cómo los asistentes gritaban que el carro era para ellos, pero fue para mí”, indicó.Cuando Luis Tomalá Ronquillo ganó el auto, no lo creía y se contuvo. “El doctor me ha prohibido emocionarme, porque me puedo quedar allí. Así que cuando me dieron el vehículo y me lo trasladaron hasta mi casa, porque no sé manejar, esa noche no pude dormir al pensar que los delincuentes se lo podían robar. A cada rato salía a verlo”, refirió.Son sus cuatro hijas, a quienes crió desde que su mujer lo abandonó, quienes disfrutan de este gran premio. Ellas salen a pasear y aprovechan para visitar a familiares.“Yo no creía que mi padre se sacó el carro, pero cuando llegó y vi que era de paquete, grité de alegría”, exclamó Mauris Tomalá, de 23 años.MULTIFACÉTICOLuis Tomalá Ronquillo es un hombre multifacético, porque desde adolescente trabajó como contorsionista en circos callejeros que llegaban a Daule. Años más tarde se hizo payaso, carpintero, peluquero, cosmetólogo, fotógrafo y hasta corresponsal de medios escritos.En la actualidad está centrado en la peluquería, en la que atiende vestido de payaso.Su negocio comenzó en un local que puso en Nobol, donde actualmente vive. Pero hoy cuenta con dos más en Daule y Petrillo.Con sus cuatro hijas se turna para atender los locales donde asiste su clientela. Por el momento no sabe qué hacer con el vehículo, no estaba en sus planes tener uno, a su casa han ido varias personas a comprárselo, pero el payaso expresa que se siente contento solo de saber que sus hijitas se distraen mientras pasean en el auto. Ninguno sabe conducir y por el momento tienen un allegado que les maneja, hasta que Pestañita o sus hijas aprendan.“Es un hombre de suerte, solo con una tabla de bingo se llevó ese carro, creo debe comprar la lotería”, aseguró Pedro Aguilar, un morador de la zona.