Los empresarios indígenas le apuestan al fútbol. En la comuna Chibuleo, de Tungurahua, nace una nueva escuela. El proyecto empezó en enero cuando Ángel Serafín Malisa convenció al actual DT del Independiente, Carlos Sevilla, para que le venda los derechos de la escuela en Ibarra. En aquel tiempo estaban con 20 niños y ahora son más de 175, quienes se proyectan a un futuro deportivo.Así empezó a formarse Escencia Indígena, cuyo accionista es un cooperativista indígena. Pero la idea va más allá, Ángel Malisa, empresario y vecino de Luis Alfonso Chango, aseguró que piensa en un plazo de tres años tener a su equipo en el fútbol profesional y jugar un clásico entre Mushuc Runa y Escencia Indígena.EL PADRINAZODespués que Malisa obtuvo los derechos de la escuela, ahora Carlos Sevilla se convirtió en el “padrino” de la escuela Escensia Indígena.Pero el sueño va más lejos, espera tener sedes en Tulcán, Quito, Salcedo, Cañar, Azogues, Cuenca y Ambato. “Quise empezar por el norte porque nadie se acordaba de la gente de las comunidades de Ibarra”, afirmó.Los niños de la escuela ya han dado sus resultados. Son los primeros en los campeonatos locales. Ese éxito se atribuye al apoyo que dan a cada uno de los jugadores, les brindan transporte gratis, colación y médico. Tiene un completo cuerpo técnico para cuidar de cada niño. Con apenas 30 años, Malisa se proyecta a más de lo bancario, al mundo futbolístico. En su adolescencia practicó el fútbol, pero su objetivo era llegar a un equipo profesional, aquel sueño no se cumplió, pero ahora su meta es hacer realidad el de los niños.QUIERE ESTAR EN FUTBOL PROFESIONALÁngel Malisa expresó que ahora está sembrando y espera hacerlo en buen terreno para después cosechar. Tres de sus niños tienen propuestas del Independiente del Valle y espera hacer convenios para que logren ir al extranjero.El proyecto más ambicioso es jugar el fútbol profesional y en tres años, que es la meta trazada, estar en la serie B. Escencia Indígena va despacio pero seguro. Están formando su semillero para que aquellos niños en el futuro, a más de deportistas, también se conviertan en empresarios.Sevilla, como un padrino, se encarga de motivar a los asistentes. “Estamos en un buen camino y si Dios permite al finalizar el año empezaremos a inaugurar escuelas en el país y armar el equipo de la segunda categoría”, señaló Malisa.(Yadilajsa)
Los empresarios indígenas le apuestan al fútbol. En la comuna Chibuleo, de Tungurahua, nace una nueva escuela. El proyecto empezó en enero cuando Ángel Serafín Malisa convenció al actual DT del Independiente, Carlos Sevilla, para que le venda los derechos de la escuela en Ibarra. En aquel tiempo estaban con 20 niños y ahora son más de 175, quienes se proyectan a un futuro deportivo.Así empezó a formarse Escencia Indígena, cuyo accionista es un cooperativista indígena. Pero la idea va más allá, Ángel Malisa, empresario y vecino de Luis Alfonso Chango, aseguró que piensa en un plazo de tres años tener a su equipo en el fútbol profesional y jugar un clásico entre Mushuc Runa y Escencia Indígena.EL PADRINAZODespués que Malisa obtuvo los derechos de la escuela, ahora Carlos Sevilla se convirtió en el “padrino” de la escuela Escensia Indígena.Pero el sueño va más lejos, espera tener sedes en Tulcán, Quito, Salcedo, Cañar, Azogues, Cuenca y Ambato. “Quise empezar por el norte porque nadie se acordaba de la gente de las comunidades de Ibarra”, afirmó.Los niños de la escuela ya han dado sus resultados. Son los primeros en los campeonatos locales. Ese éxito se atribuye al apoyo que dan a cada uno de los jugadores, les brindan transporte gratis, colación y médico. Tiene un completo cuerpo técnico para cuidar de cada niño. Con apenas 30 años, Malisa se proyecta a más de lo bancario, al mundo futbolístico. En su adolescencia practicó el fútbol, pero su objetivo era llegar a un equipo profesional, aquel sueño no se cumplió, pero ahora su meta es hacer realidad el de los niños.QUIERE ESTAR EN FUTBOL PROFESIONALÁngel Malisa expresó que ahora está sembrando y espera hacerlo en buen terreno para después cosechar. Tres de sus niños tienen propuestas del Independiente del Valle y espera hacer convenios para que logren ir al extranjero.El proyecto más ambicioso es jugar el fútbol profesional y en tres años, que es la meta trazada, estar en la serie B. Escencia Indígena va despacio pero seguro. Están formando su semillero para que aquellos niños en el futuro, a más de deportistas, también se conviertan en empresarios.Sevilla, como un padrino, se encarga de motivar a los asistentes. “Estamos en un buen camino y si Dios permite al finalizar el año empezaremos a inaugurar escuelas en el país y armar el equipo de la segunda categoría”, señaló Malisa.(Yadilajsa)