“Los caminos de la vida no son como yo pensaba, como los imaginaba, no son como yo creía”, es la letra de un vallenato interpretado por el grupo La tropa vallenata y que hasta cierto punto se asemeja a la realidad de algunos migrantes que buscan un mejor porvenir para su familia en otras tierras.
Este es el caso de José Enrique Quizhpe Correa, padre de 4 hijos, oriundo de Macará, cantón de la provincia de Loja, quien en estos momentos ya está de vuelta con su familia, una alegría enorme pero a medias, ya que regresó en silla de ruedas y con un tratamiento de salud que debe continuar luego de su “sueño americano”.
José Quizhpe arribó a Nueva York hace 5 años con el mismo objetivo de todos los emigrantes, allá en Ecuador no hay fuentes trabajo indicó, situación muy difícil cuando se tiene cuatro pequeños que mantener.
Al comienzo laboró en obras de la construcción y otras ocupaciones que le ayudaron a ganar algo de dinero, pero un día en un hospital neoyorquino le detectaron una enfermedad (no precisó cuál) y comenzó la pesadilla para nuestro compatriota.
“Primero me dieron tratamiento, no podía trabajar, imagínese cómo enviaría dinero a mi familia, luego me operaron y ahora no puedo laborar y tengo que seguir un tratamiento difícil, pero prefiero pasarla con los míos a seguir en país ajeno, solo, triste y enfermo”, manifestó
DE HOSPITAL EN HOSPITAL
Estos últimos meses fueron frustrantes para Quizhpe, ya que sin trabajo le fue muy duro sobrevivir en una de las ciudades más caras del mundo como es Nueva York. “Aquí nadie te perdona la renta, tus familiares te apoyan un par de días y hasta ellos te abandonan, yo ni siquiera tengo a nadie acá, las he pasado entre hospitales. Es mejor retornar a Ecuador, eso decidí. De qué vale el dinero si no tengo lo más valioso que es la salud”, expresó.
Para retornar, José acudió a las oficinas de la Secretaría Nacional del Migrante (Senami) en busca de apoyo. “Volveré a mí Ecuador, del que nunca debí salir, allá no hay frío terrible, rentas caras, gente metalizada, personas inhumanas que no les importa el dolor ajeno, Dios nos ayudará a salir adelante, a luchar juntos comiendo nuestros sembríos naturales de la madre tierra, viendo a mis hijos crecer. Les digo a quienes quieran abandonar la patria que no lo hagan, la situación es difícil, todo lo que ganas allá mismo se queda, no pierdan el tiempo como yo lo hice”, finalizó José antes de volver a Ecuador.