Nunca olvidarán el susto que se llevaron al encontrar un cadáver flotando en el estero Salado. La mañana de ayer, unos niños que recogían desechos en el lugar fueron quienes se llevaron la macabra sorpresa.
Eran casi las 06:00 y los gritos de los pequeños alarmaron a quienes habitan en la 16 entre Francisco Segura y Cristóbal Colón, suburbio de Guayaquil.
“Mami, papi, hay un muerto, hay un muerto”, fueron los gritos que escuchó el morador Alejandro de la Rosa. Él y otros lugareños salieron de sus casas para observar la macabra escena.
El cadáver fue halado con una soga desde una canoa hasta la rivera del Salado, cerca de un pequeño malecón que hay en el sector. Luego ataron una de las piernas de la víctima a la rama de un árbol, para evitar que la corriente se la lleve.
Pasaron los minutos y los rumores acerca del hallazgo de un occiso se incrementaron. Agentes de Policía del suburbio acudieron para verificar lo que sucedía y confirmaron el hecho.
Una hora después elementos de la brigada de Homicidios y Criminalística llegaron para analizar la escena y tomar versiones de los vecinos. Hubo hermetismo entre los uniformados. Pidieron despejar el lugar y revisaron el cadáver.
Para retirar el cuerpo del sitio usaron una canoa para llevarlo a la orilla, embarcarlo en una palangana, con rumbo al anfiteatro.
Nadie lo conocía
Las personas que se acercaron a observar el levantamiento del cadáver mencionaron que -supuestamente- no conocían al fallecido. Hasta el cierre de esta edición, nadie se acercó a la morgue a reconocer sus restos.
La víctima tenía un tatuaje cerca del hombro izquierdo, pero a simple vista no podía determinarse si tenía escrito algo o era solo un diseño.
Apuñalado
William Aguilar, coordinador de la Unidad de Delitos Flagrantes de la Fiscalía, estuvo encargado de la diligencia. La autoridad informó que “tras revisar el cuerpo de la víctima se determinó que tenía algunas puñaladas. Se desconoce la causa del crimen, pero investigaremos el caso para dar con los responsables del hecho”.
Más tarde, en el departamento de Medicina Legal, los forenses precisaron que el occiso tenía 21 puñaladas distribuidas en su cuerpo. Además, el fallecido oscilaba entre los 20 y 30 años, según los galenos.