Una caravana encabezada por una plataforma donde iba la agrupación de música evangélica Los hijos del rey, de la iglesia Nazareno, acompañó ayer los restos del pastor Pablo Saúl Sarco Huacón, de 67 años, hasta el cementerio de la parroquia Laurel, enDaule.
El religioso fue asesinado el lunes en la tarde en su domicilio en el recinto Jigual, sector El Guabo, de Salitre. Según denunció su esposa, Elfida Bazurto Olvera, el autor del crimen sería Fernando Rafael Espinoza León, supuesto sobrino de la víctima.
La despedida de Sarco Huacón fue multitudinaria. Amigos de la congregación Santidad de Dios y de otras agrupaciones evangélicas y pobladores de Salitre, Daule, Santa Lucía, Samborondón, entre otros cantones, asistieron al velorio y sepelio.
A las 15:00 salió el cortejo fúnebre al son de alabanzas como No creer señor, mañana será otro día, Querido amigo, entre otras que eran entonadas por los presentes.
Familiares del pastor lanzaron fuegos pirotécnicos para anunciar a los habitantes de Laurel la salida del féretro. Durante dos horas, allegados al occiso cargaron su ataúd por las principales calles de esta parroquia.
Desde los balcones se lanzaban pétalos de rosas y claveles blancos. Con dolor y tristeza los allegados avanzaban a pie y en carro hasta llegar al cementerio general, donde no había cómo poner un pie.
El incandescente sol sorpresivamente se ocultó como indicando tristeza. Parecía que hasta el cielo quería llorar por la inesperada partida de PabloSaúl, quién dedicó más de 25 años de su vida a la religión evangélica.
“Él era buena persona, nos ayudaba a todos, oraba por nosotros siempre. No sé porqué Cristo permitió esta tragedia que ha conmocionado a los salitreños y a la congregación evangélica del recinto El Guabo”, señalo Bety Castro, hermana del fallecido.
Antes de ser sepultado se efectuó en el campo santo el homenaje póstumo, en el que a viva voz los evangélicos pidieron a la Policía y al fiscal de Salitre que continúen con las investigaciones para dar con el paradero del asesino.
Elfida Bazurto ya no tenía más lágrimas que derramar y se abrazaba con sus demás familiares. La mujer aún no se reponía de la muerte de su amado, con quien compartió 3 años de amor y felicidad.
El pastor Miguel Ángel Cardozo, de la congregación de Santa Lucía, señaló que la inesperada partida de Sarco Huacón deja un espacio difícil de llenar, ya que no lo volveremos a ver más hasta el día de la Resurrección. “La justicia y la mano divina llegan cuando menos lo esperamos y es Dios quien juzgará la muerte del hermano Pablo”, mencionó Cardozo antes de dejar a su amigo en su casa eterna.