Colimes (Guayas)Una funda de naranjas y otros víveres quedaron a pocos metros del cadáver en medio puente, como mudos testigos del horrendo crimen ocurrido en el cantón Colimes, provincia del Guayas.Los sicarios lo estaban “cazando” y cuando Gerónimo Gregorio Ochoa Olvera, de 45 años, cruzó por el lugar, le descargaron cinco tiros y lo enviaron a mejor vida.Las autoridades sospechan que los móviles del crimen sería una venganza o ajuste de cuentas por la forma como fue ejecutado, a pesar que sus familiares manifestaron que no tenía enemigos.Gerónimo salió a las 07:00 del domingo desde su domicilio ubicado en el recinto la Curia, de Colimes, a bordo de su motocicleta, hacia la cabecera cantonal para comprar los víveres, como lo hacía todos los fines de semana sin sospechar que en medio puente se le extinguiría la vida.Después de tres horas Ochoa retornó a casa con las compras y le señaló a su conviviente, Esperanza Tinoco, que se olvidó de traer otro insumo, por lo que salió nuevamente en el liviano vehículo hacia Colimes.LO “CAZARON”Gerónimo Ochoa fue a adquirir un producto al pueblo y muy tranquilo conducía su motocicleta azul para descansar en su hogar y estar “papelito” para iniciar el lunes su jornada de campo, pero el destino le tenía preparado el ataúd con destino al más allá.Según testigos del lugar, a las 16:00 Gerónimo circulaba en su moto por la mitad del puente metálico, cuando fue interceptado por dos sicarios, quienes al parecer le hacían “cacería” desde la mañana y le asestaron cinco plomazos, cuyos proyectiles se alojaron en el cráneo, tórax, espalda y las piernas.El campesino quedó tendido boca arriba en medio de un charco de sangre en la mitad del viaducto. Cumplido el “encargo” los matones fugaron del sitio en precipitada carrera en una motocicleta por la vía La Curia-El Guabito.Las fuertes detonaciones alarmaron a los moradores, quienes salieron a ver qué sucedió en el puente y encontraron a su vecino sin vida. Los comuneros llamaron a la Policía de Colimes y a sus familiares que residen a escasos 500 metros del sitio.Los deudos acudieron en su auxilio de forma inmediata, pero nada pudieron hacer, porque Ochoa había fallecido.Agentes de la Policía Judicial de Palestina, al mando del cabo Henry Limones, junto al fiscal de Palestina, Luis Peña Mena, y de Criminalística iniciaron la investigación. Los agentes encontraron a pocos metros del cadáver y a un costado de una baranda del puente una funda con naranjas y productos comestibles que llevaba la víctima para su hogar.La Policía peinó el área para dar con el paradero de los asesinos que fugaron sin dejar rastro y hasta el cierre de esta edición continuaba la búsqueda de los sicarios.DRAMA FAMILIARDolor y angustia se observó no solo en el lugar del crimen, sino en los exteriores de la morgue de Colimes, donde los familiares de la víctima lloraban desconsoladamente y se abrazaban mutuamente para encontrar consuelo a la pesadilla que vivían.Ellos pedían justicia para que este nuevo asesinato no quede en la impunidad. Con voz entrecortada, Gabriel Ochoa Olvera expresó a EXTRA que su hermano dejó en la orfandad cinco hijos menores de edad y que se dedicaba a la agricultura, pero jamás les habló que tenía algún enemigo, entonces la muerte los tomó por sorpresa.El fiscal Luis Peña Mena indicó que esperan la colaboración de los familiares de la víctima para dar con la identidad de los asesinos. (ERS)
Colimes (Guayas)Una funda de naranjas y otros víveres quedaron a pocos metros del cadáver en medio puente, como mudos testigos del horrendo crimen ocurrido en el cantón Colimes, provincia del Guayas.Los sicarios lo estaban “cazando” y cuando Gerónimo Gregorio Ochoa Olvera, de 45 años, cruzó por el lugar, le descargaron cinco tiros y lo enviaron a mejor vida.Las autoridades sospechan que los móviles del crimen sería una venganza o ajuste de cuentas por la forma como fue ejecutado, a pesar que sus familiares manifestaron que no tenía enemigos.Gerónimo salió a las 07:00 del domingo desde su domicilio ubicado en el recinto la Curia, de Colimes, a bordo de su motocicleta, hacia la cabecera cantonal para comprar los víveres, como lo hacía todos los fines de semana sin sospechar que en medio puente se le extinguiría la vida.Después de tres horas Ochoa retornó a casa con las compras y le señaló a su conviviente, Esperanza Tinoco, que se olvidó de traer otro insumo, por lo que salió nuevamente en el liviano vehículo hacia Colimes.LO “CAZARON”Gerónimo Ochoa fue a adquirir un producto al pueblo y muy tranquilo conducía su motocicleta azul para descansar en su hogar y estar “papelito” para iniciar el lunes su jornada de campo, pero el destino le tenía preparado el ataúd con destino al más allá.Según testigos del lugar, a las 16:00 Gerónimo circulaba en su moto por la mitad del puente metálico, cuando fue interceptado por dos sicarios, quienes al parecer le hacían “cacería” desde la mañana y le asestaron cinco plomazos, cuyos proyectiles se alojaron en el cráneo, tórax, espalda y las piernas.El campesino quedó tendido boca arriba en medio de un charco de sangre en la mitad del viaducto. Cumplido el “encargo” los matones fugaron del sitio en precipitada carrera en una motocicleta por la vía La Curia-El Guabito.Las fuertes detonaciones alarmaron a los moradores, quienes salieron a ver qué sucedió en el puente y encontraron a su vecino sin vida. Los comuneros llamaron a la Policía de Colimes y a sus familiares que residen a escasos 500 metros del sitio.Los deudos acudieron en su auxilio de forma inmediata, pero nada pudieron hacer, porque Ochoa había fallecido.Agentes de la Policía Judicial de Palestina, al mando del cabo Henry Limones, junto al fiscal de Palestina, Luis Peña Mena, y de Criminalística iniciaron la investigación. Los agentes encontraron a pocos metros del cadáver y a un costado de una baranda del puente una funda con naranjas y productos comestibles que llevaba la víctima para su hogar.La Policía peinó el área para dar con el paradero de los asesinos que fugaron sin dejar rastro y hasta el cierre de esta edición continuaba la búsqueda de los sicarios.DRAMA FAMILIARDolor y angustia se observó no solo en el lugar del crimen, sino en los exteriores de la morgue de Colimes, donde los familiares de la víctima lloraban desconsoladamente y se abrazaban mutuamente para encontrar consuelo a la pesadilla que vivían.Ellos pedían justicia para que este nuevo asesinato no quede en la impunidad. Con voz entrecortada, Gabriel Ochoa Olvera expresó a EXTRA que su hermano dejó en la orfandad cinco hijos menores de edad y que se dedicaba a la agricultura, pero jamás les habló que tenía algún enemigo, entonces la muerte los tomó por sorpresa.El fiscal Luis Peña Mena indicó que esperan la colaboración de los familiares de la víctima para dar con la identidad de los asesinos. (ERS)