En menos de doce horas, bomberos de Nuevo Laredo rescataron los cadáveres de un hombre y una mujer que murieron ahogados en su afán de cruzar de manera ilegal a Estados Unidos para lograr el sueño americano.
Los cuerpos no presentaban huellas de violencia, pero un agente del Ministerio Público del Estado dio fe de lo sucedido y ordenó que los fallecidos fueran trasladados a una funeraria de la localidad para la autopsia de ley con el fin de confirmar que las muertes se produjeron por asfixia por inmersión de agua. Extraoficialmente se dijo que uno de los cadáveres corresponde a María Muñoz, la ecuatoriana que se ahogó el pasado fin de semana.
El primer hallazgo de un cuerpo ocurrió minutos antes de las 08:00 del martes en el río Bravo, cerca del Puente Internacional Uno.
El occiso era de tez morena, con una edad aproximada a los 35 años, con una estatura de un metro con 70 centímetros.
Vestía un bóxer de color blanco y una playera azul, presentaba signos de unas 72 horas de muerto y no se le apreciaron huellas de violencia.
Se dijo que el cuerpo podría ser el de uno de los dos ecuatorianos que se ahogaron el pasado fin de semana, donde una dama fue rescatada con vida, gracias al valor de un pescador que logró salvarla de las traicioneras aguas del río Bravo.
Ella compareció ante el Ministerio Público y más tranquila, sin temor a ser arrestada, dio sus datos correctos, pues cuando fue auxiliada por elementos de Protección Civil alteró su nombre y el de sus acompañantes por miedo a ser encarcelada, según comentó.
Dijo llamarse Aída Janeth Flores Sigüencia, de 26 años, nativa de Cañar, estado de Azuay en Ecuador, y que solo estudió hasta el tercer grado de primaria. Quienes perdieron la vida en el intento de cruzar el río son el esposo de su hermana, Luis Ariesto Calle Inga, de 21 años, y su amiga María Inés Muñoz Albacoa, de 24, también nativos de Cañar.
Ellos iniciaron su viaje desde el pasado 15 de octubre. Según Aída, lo hicieron en autobús, pasando por varios países hasta llegar a México, entrando por Chiapas.
Finalmente llegaron a Nuevo Laredo el pasado viernes 2 de noviembre y se hospedaron en un hotel.
Buscaron a alguien que les ayudara a cruzar el río Bravo, pero como no lo encontraron decidieron hacerlo ellos solos. Se metieron al agua cerca del puente del ferrocarril y lograron llegar a territorio estadounidense, pero vieron que se acercaba una unidad de la Patrulla Fronteriza y ante el temor de ser arrestados se arrojaron nuevamente al río para regresar a México.
Como estaban cansados, la fuerte corriente los arrastró, ella tuvo la suerte de que fue empujada a la ribera del lado mexicano, donde estaba el pescador Fernando Ramos González, quien la sacó del agua ayudándose con una rama, pero Luis y María Inés no tuvieron la misma suerte.
Familiares de las víctimas piden ayuda urgente
¡Deudas y dolor en Cañar!
Jaime Marín, Malal (Cañar)
Eduardo Calle y Tránsito Inga acudieron por cuarto día consecutivo a la regional de Secretaría Nacional del Migrante para pedir apoyo en la búsqueda del cuerpo de su hijo Luis Ariosto, desaparecido en el río Bravo, en Tamaulipas-México.
Eduardo y Tránsito consiguieron la tarjeta índice en el Registro Civil, documento requerido por el organismo estatal para viabilizar la identificación del cuerpo que aún no ha sido reconocido.
La misma tarea la cumplieron los familiares de María Muñoz, cuyo cadáver fue rescatado por socorristas de Tamaulipas, según relata Clotilde Calva, suegra de la víctima.
El cuñado de María, Darwin Calle, hace guardia en el zaguán de la casa, a la espera de noticias de cuándo se repatriará el cadáver de su pariente. La Secretaría Regional del Migrante (Senami) aún no se pronuncia sobre el hecho.
Por su parte, el fiscal provincial del Cañar, Romeo Gárate, solicitó a la Senami que se entreguen los datos e informes sobre las circunstancias del viaje fracasado de los migrantes.
“¿Quién los llevó, quién facilitó el viaje a la muerte?, ellos (las víctimas) se presume que salieron del país de manera irregular de la mano de algún coyotero”, refiere el fiscal.
Gárate solicitó también la colaboración de los familiares de los viajeros para establecer las circunstancias del viaje, pues se conoce que pagaron quince mil dólares al presunto coyotero para que los lleve a Estados Unidos, explicó el Fiscal Provincial del Cañar.
“Mi nuera y mi hijo están endeudados con treinta mil dólares, quisiera que nos ayuden para que ella se reúna con su marido en Nueva York, es la pobreza que sufrimos lo que ha hecho que mi hijo Wilmer haya viajado hace cuatro meses y mi nuera Aidé Flores quiere juntarse para trabajar juntos y poder salir de esta dura miseria”, exclamó Esther Jima, madre política de la joven que sobrevivió a la tragedia y, según las autoridades mexicanas, tramitan su deportación.
En el pueblo de Malal todo es desolación y dolor. La densa y perenne neblina los cobija en medio de la pobreza y el llanto por la muerte de dos de sus hermanos que buscaron nuevos horizontes sin conseguir su meta.