Jamil Manuel Saa Medina, de 45 años, el hombre que padecía de acumulación de líquido en sus testículos, enfermedad conocida como hidrocele testicular, ya fue operado y dado de alta del hospital Abel Gilbert Pontón de Guayaquil. Hoy descansa en su casa a la espera de mejores días. El hombre confesó que durante la intervención quirúrgica tuvo una experiencia con Jesús.
En su vivienda lo esperaba una bonita cama que le obsequió uno de nuestros lectores. Gracias a este noble gesto no dormirá más en el piso.
“Gracias a Dios y a EXTRA me atendieron muy bien en el hospital donde fui operado”, comentó mientras abandonaba la casa asistencial, donde permaneció cinco días, con dirección a su domicilio, un cuarto ubicado en las calles 19 y Francisco de Marcos, en el suroeste del Puerto Principal. Su madre Grecia Medina, quien padece de diabetes, lo acompañó en estos duros momentos.
MÉDICOS Y JESÚS EN LA OPERACIÓN
El paciente no demoró en contar cada detalle de lo que vivió durante la cirugía realizada en sus testículos.
“ A las 20:00 del viernes me pusieron suero, luego a las 00:00 me trasladaron al quirófano”, señaló.
“Tenía mucho miedo. Escuchaba que el Diablo me decía ahora sí eres mío”, contó preocupado.
Añadió que su primo Galo Alvarado y su pastor lo visitaron minutos antes de entrar al quirófano. Ellos lo calmaron con oraciones.
Una vez en la sala quirúrgica, los médicos lo sentaron para ponerle la anestesia raquídea, pero al notar que la aguja no entró en tres intentos, el anestesiólogo se puso nervioso. Fue entonces que exclamó: “¡Señor, ponme tú la inyección!”. Seguidamente vio una luz resplandeciente en la que irradiaba un ser alto de cabellos rubios y vestido de blanco, el que se paseaba en la sala donde se encontraba. “Yo le decía a los médicos que el Señor estaba entre nosotros, pero no me dijeron nada y continuaron en su trabajo hasta que lograron inyectarme”, manifestó.
Según el paciente, aquel ser resplandeciente era Jesús.
“Yo sé que fue Él quien me puso la anestesia”, comentó feliz. “Me sacaron un litro de líquido negro de mis testículos. Esto duró una hora. La operación no me dolió para nada”, indicó.
Luego de la operación fue trasladado a la sala de observación y luego a una habitación, donde pasó cuatro días. “Me ponían hielo en los testículos para que vuelvan a tu tamaño normal”, manifestó.
“Gracias Dios”
Jamil cree que el hidrocele se formó a raíz de cargar a un hombre que se había electrocutado en el techo de una casa. Al parecer la fuerza que hizo le produjo la dolencia que lo mantuvo postrado en cama sin poder trabajar ante el intenso dolor que sentía.
El doctor Álex Cruz, médico del hospital Abel Gilbert Pontón, diagnosticó que tenía un hidrocele testicular (colección de fluido acuoso entre el escroto y la capa que recubre los testículos).
El galeno ordenó una serie de exámenes, con los que confirmó su teoría. Jamil padeció un año con los testículos hinchados y por más que pidió ayuda en algunas casas asistenciales, él no fue operado.
Por su problema de salud no podía trabajar como vendedor ambulante y no tenía dinero ni para comer.
“Gracias a Dios y a diario EXTRA, mi hijo se encuentra bien”, señaló Grecia Medina, quien estuvo pendiente de Jamil todo el tiempo.
MÁS AYUDA
Jamil agradeció especialmente a la persona que le donó la cama donde hoy descansa.
Todo lo que vivió lo toma como una lección de vida. Se dio cuenta que en esos momentos críticos no contó con un amigo que le diera la mano. Fueron sus dos hijos que no viven con él, quienes con un gesto de amor le dejaron víveres en su cuarto para la dieta.
Él no cuenta con recursos económicos para ponerse un pequeño negocio, por lo que solicitó ayuda a las personas que deseen colaborar. En la humilde habitación falta de todo. Uno de sus mayores anhelos es tener una cocina.
Si usted desea colaborar comuníquese a los teléfonos 099-773-8429 / 099-870-3990 o 04-243-6139. También puede visitarlo personalmente en la 19 y Francisco de Marcos.