La comisaria general de la Policía Federal, Catherine De Bolle, trabaja en la elaboración de un plan para impedir el consumo de toda bebida alcohólica en los servicios que dirige, que va más allá de la supresión de la copa de Navidad por razones de ahorro económico, detalla el rotativo en su edición digital.Aunque la medida aún no es definitiva, forma parte de un plan que la dirección de la policía belga tiene previsto discutir con los sindicatos.Así, por ejemplo, los brindis de despedida de algún compañero no quedarían prohibidos en un principio, aunque para celebrarlos sería necesario formular una petición escrita, explicó una portavoz.En esa petición tendría que figurar el número de botellas que se vaya a abrir en el evento, el cual tendría que quedar relegado al término de la jornada laboral, a menos que se brinde "con zumo de frutas", comentó.En Bélgica, el consumo de alcohol en el trabajo no está vetado por ley, aunque cada empresa, si así lo decide, puede prohibirlo.Desde abril de 2010, las empresas del sector privado deben disponer de una política preventiva en materia de alcohol y drogas, que tiene que precisar las reglas para el personal en lo referente al consumo de esas sustancias.También debe precisar el procedimiento para abordar comportamientos problemáticos, o la ayuda que puede proporcionarse a la persona en cuestión en el lugar de trabajo.Los test preventivos sobre consumo de alcohol o drogas están permitidos, aunque bajo severas condiciones, ya que sólo pueden efectuarse para verificar la capacidad de un trabajador y únicamente con el consentimiento de éste.Aunque estas disposiciones sólo se aplican en Bélgica en el medio privado, el sector público puede inspirarse en ellas a la hora de elaborar sus propias políticas, explica el ministerio belga de Empleo, Trabajo y Concertación Social.Así, un funcionario podría verse obligado a limitar al máximo los riesgos relacionados con el consumo de alcohol o de drogas, sobre la base de reglamentos que elabore el sector público teniendo en cuenta las leyes de salud.Según cifras de la empresa belga de administración social y recursos humanos Securex, el 13 % de los trabajadores en ese país "consumen alcohol de manera peligrosa".Además, más de un trabajador de cada cien en Bélgica no puede realizar sus tareas de forma normal en el trabajo, al menos una vez al mes, por estar bajo la influencia del alcohol, precisa.
La comisaria general de la Policía Federal, Catherine De Bolle, trabaja en la elaboración de un plan para impedir el consumo de toda bebida alcohólica en los servicios que dirige, que va más allá de la supresión de la copa de Navidad por razones de ahorro económico, detalla el rotativo en su edición digital.Aunque la medida aún no es definitiva, forma parte de un plan que la dirección de la policía belga tiene previsto discutir con los sindicatos.Así, por ejemplo, los brindis de despedida de algún compañero no quedarían prohibidos en un principio, aunque para celebrarlos sería necesario formular una petición escrita, explicó una portavoz.En esa petición tendría que figurar el número de botellas que se vaya a abrir en el evento, el cual tendría que quedar relegado al término de la jornada laboral, a menos que se brinde "con zumo de frutas", comentó.En Bélgica, el consumo de alcohol en el trabajo no está vetado por ley, aunque cada empresa, si así lo decide, puede prohibirlo.Desde abril de 2010, las empresas del sector privado deben disponer de una política preventiva en materia de alcohol y drogas, que tiene que precisar las reglas para el personal en lo referente al consumo de esas sustancias.También debe precisar el procedimiento para abordar comportamientos problemáticos, o la ayuda que puede proporcionarse a la persona en cuestión en el lugar de trabajo.Los test preventivos sobre consumo de alcohol o drogas están permitidos, aunque bajo severas condiciones, ya que sólo pueden efectuarse para verificar la capacidad de un trabajador y únicamente con el consentimiento de éste.Aunque estas disposiciones sólo se aplican en Bélgica en el medio privado, el sector público puede inspirarse en ellas a la hora de elaborar sus propias políticas, explica el ministerio belga de Empleo, Trabajo y Concertación Social.Así, un funcionario podría verse obligado a limitar al máximo los riesgos relacionados con el consumo de alcohol o de drogas, sobre la base de reglamentos que elabore el sector público teniendo en cuenta las leyes de salud.Según cifras de la empresa belga de administración social y recursos humanos Securex, el 13 % de los trabajadores en ese país "consumen alcohol de manera peligrosa".Además, más de un trabajador de cada cien en Bélgica no puede realizar sus tareas de forma normal en el trabajo, al menos una vez al mes, por estar bajo la influencia del alcohol, precisa.