Han pasado 14 años desde que Barcelona logró el último título nacional y uno de sus baluartes fue el exdefensa Jimmy Montanero, pues era bien difícil pasarlo en la defensa. Conocido como “el Mormón”, aún recuerda como si fuera ayer los momentos previos al partido, el gol y el posterior festejo que significó la consecución del trofeo en una liguilla en la que Barcelona, por su discreta campaña como local, casi no tenía opciones a ganar, pero que el rumbo tomó otro giro cuando vencieron 3-2 a El Nacional en un épico partido disputado en Quito.
Tras ese juego, los “toreros” estaban en la obligación de marcarle tres goles al Deportivo Quito en el encuentro final.
“Sentí una alegría saber que fui yo quien empezó con la búsqueda de un marcador amplio. Ganar 3-0 en una final es complicado, sabíamos que iba a ser difícil y teníamos que trabajarlo porque la temperatura era fuerte, pero tuvimos el convencimiento y la fortaleza que íbamos a lograrlo”, indicó Montanero.
El día previo los jugadores estuvieron con calma, “el peso de la camiseta no lo sentí porque no estaba mojada”, bromeó Montanero, quien ahora es representante del Ministerio del Deporte y tiene su oficina en Guayaquil.
Destacó que esa clase de partidos a cualquier futbolista le gustaría disputar por la ansiedad que generan, además del nerviosismo y “el deseo de querer que el encuentro inicie lo más pronto”.
Montanero afirmó que la noche anterior a la final donde Barcelona logró la estrella 13 durmió tranquilo, eso sí, pensaba mucho en el partido y con esa ilusión de lograr el título. No ocultó que sí hubo un momento de preocupación entre sus compañeros por la disputa de un compromiso trascendental.
El gol.
Aquel que las últimas generaciones han visto en redes sociales, el exdefensor lo recuerda perfectamente: “La jugada nace con un rechazo de la zaga del Deportivo Quito, la pelota la toma Julio César Rosero y se la cede a Marco Etcheverry, en el trayecto gracias a Dios se le pasa al “Pepo” Morales (sonríe). “El Diablo” mandó un centro perfecto que -diría yo- me golpeó la pelota en la cabeza. Ahí estaba en el momento preciso y marqué”, contó.
Agregó, que como en el salto chocó con el portero Carlos Enríquez, quedó en el piso y el primero en felicitarlo fue Nicolás Asencio, luego llegaron sus compañeros y los pasabolas. “En un rato me preocupé porque me faltaba el aire, estaba abajo. La euforia era grande”, indicó.
Después que hizo el gol Etcheverry, la gente se metió a la cancha y el árbitro paralizó el encuentro. En la reanudación no había más tiempo. Cuando todo terminó empezó el festejo con los compañeros, con la familia.
“Recuerdo que en el camerino había muchísima alegría, unos festejaron, otros estaban cansados por el esfuerzo. Había mucho sentimiento por haber logrado ese anhelo. Rubén Darío Insúa, el técnico de aquel año, nos felicitaba”, añadió.
De aquel partido, Montanero guarda la mayor parte de la indumentaria. La camiseta con el número 3 la atesora como lo más valioso y está seguro que no hay precio que pague por ella. “Tenía otra indumentaria, pero me la robaron”.
“El fútbol ha conducido mi vida, actualmente trabajo en el Ministerio del Deporte, soy el coordinador general de la zona 5, agradezco la confianza que depositó en mí el señor ministro, José Francisco Cevallos, y en lo personal este cargo ha sido una gran oportunidad de servir al deporte, nos hemos fijado muchas metas, entre ellas un Ecuador libre de sedentarismo, por eso estamos realizando caminatas en varios cantones motivando a la población a hacer ejercicio”, indicó el héroe de la 13.