Víctor Rodríguez Santillán y su esposa caminaban al amanecer por una de las calles del bloque 5 de la cooperativa Unión de Bananeros. Iban con rumbo a su trabajo cuando apareció sorpresivamente un sujeto que, con cara de pocos amigos, les exigió que le den dinero.
Rodríguez se negó al pedido y cruzó unas cuantas palabras con el antisocial, quien insistía en que le entregue dinero. Ante la negativa, el enfurecido individuo sacó una llave de ruedas y lo atacó. El hombre no se dejó y también se le abalanzó a repeler el ataque.
Como no pudo seguir agrediéndolo con la herramienta que cargaba, el acusado, Roberto Quiñónez, le mordió el hombro y el rostro.
Moradores intervinieron en la gresca para tratar de separarlos y al mismo tiempo llamaron a la Policía. Asustado o temeroso de que lo agarre “la ley”, Quiñónez se esfumó del sitio. Llegó a su casa y le ordenó a su mujer alistarse para irse de allí, pero ella se negó en todo momento. Ante su actitud, el hombre cogió a su hijo de un mes de nacido y trató de marcharse, tal vez con la intención de obligar a su mujer a seguirlo. Ella trató de quitárselo mientras él se aferraba a su niño. Finalmente logró llevárselo. Sin embargo, no avanzó mucho porque en el camino, el ruido de la sirena de un patrullero lo alertó de su presencia cercana.
Asustado metió al infante en un saco y lo dejó botado en la calle, de donde fue auxiliado y trasladado a una casa de salud.
Quiñónez fue apresado y el herido asilado en un hospital.
En la Fiscalía, el detenido se mostraba enfurecido y no permitía que le tomen fotos. Tampoco quiso hablar sobre la agresión a Rodríguez. Y sobre su hijo, solo afirmó que se lo llevó porque quería que alguien le diera de lactar.
También habló de una supuesta infidelidad de parte de su mujer que, según él, fue lo que lo llevó a coger a su niño en brazos y llevárselo.