La foto postrado en una camilla de la sala de Cuidados Intensivos, sobresalía en las manos de Andrea Martínez, tía de Álex Naranjo Ruiz, de 24 años, quien fue herido con armas punzantes, el lunes 10 de este mes, cuando un grupo de indígenas de Zumbahua protestaban por el asesinato de Manuel Lictapuzón.Al parecer los protestantes confundieron a Álex con familiares de los sospechosos y lo persiguieron hasta hacerlo caer y después de golpearlo lo hirieron. Una semana después de la trifulca entre indígenas y policías, el dolor persiste en los familiares de quienes no tenían nada que ver en aquel problema.Junto a Andrea estaban más familiares y amigos que se solidarizaron con los progenitores de Álex, estudiante de Derecho y quien trabajaba con su progenitor que es abogado.“Álex, al borde de la muerte”, rezaba el letrero que mostraba Sandra Ruiz, la progenitora. Cubre sus ojos rojos e hinchados con una gafa grande, pero lo que siente su alma se expresa cada vez que habla de su primogénito. Es el mayor de dos hermanos y aquel día ayudaba a su padre.“Pido justicia por mi hijo. Solicitamos que se hagan presente los Derechos Humanos”, expresó mientras su voz se quebrantaba.La familia rechazó la violencia que hubo aquel día en las calles de Ambato, donde también resultaron heridos una reportera gráfica y un policía. Los uniformados detuvieron a cuatro personas, dos por el asesinato de Manuel Lictapuzón y dos indígenas acusados de “terrorismo organizado” por la reyerta que asustó a los ambateños.
La foto postrado en una camilla de la sala de Cuidados Intensivos, sobresalía en las manos de Andrea Martínez, tía de Álex Naranjo Ruiz, de 24 años, quien fue herido con armas punzantes, el lunes 10 de este mes, cuando un grupo de indígenas de Zumbahua protestaban por el asesinato de Manuel Lictapuzón.Al parecer los protestantes confundieron a Álex con familiares de los sospechosos y lo persiguieron hasta hacerlo caer y después de golpearlo lo hirieron. Una semana después de la trifulca entre indígenas y policías, el dolor persiste en los familiares de quienes no tenían nada que ver en aquel problema.Junto a Andrea estaban más familiares y amigos que se solidarizaron con los progenitores de Álex, estudiante de Derecho y quien trabajaba con su progenitor que es abogado.“Álex, al borde de la muerte”, rezaba el letrero que mostraba Sandra Ruiz, la progenitora. Cubre sus ojos rojos e hinchados con una gafa grande, pero lo que siente su alma se expresa cada vez que habla de su primogénito. Es el mayor de dos hermanos y aquel día ayudaba a su padre.“Pido justicia por mi hijo. Solicitamos que se hagan presente los Derechos Humanos”, expresó mientras su voz se quebrantaba.La familia rechazó la violencia que hubo aquel día en las calles de Ambato, donde también resultaron heridos una reportera gráfica y un policía. Los uniformados detuvieron a cuatro personas, dos por el asesinato de Manuel Lictapuzón y dos indígenas acusados de “terrorismo organizado” por la reyerta que asustó a los ambateños.