Es hermosa y espiritual en todas las posiciones: en la del guerrero, la de la cobra, la del triángulo o la del árbol. Antes de entregarse de lleno a la meditación profunda, realiza el saludo reverencial del yogui y comienza la etapa de respiración.La actual asambleísta por el Guayas de la alianza Madera de Guerrero-Partido Social Cristiano, Dalia Susana González Rosado, entra en comunión con su espíritu y controla sus emociones para fortalecerse primero por dentro, como el bambú.Son las 04:00 del jueves 27 de diciembre. La madrugada es cálida y silenciosa en el patio de una exclusiva ciudadela de Samborondón. La candidata a la reelección baja descalza desde el departamento de su madre lista para su jornada diaria de yoga.Usa una licra negra que define sus formas perfectas y una blusa deportiva blanca que inquieta a la imaginación.Se coloca junto al cuadro de un paisaje pintado por ella, de espaldas al río Daule, por donde navega un pescador. Contrae su abdomen, piernas y glúteos; junta los talones, afloja y libera el cuerpo.La elasticidad de su anatomía impresiona. Sus contorsiones se reflejan miles de veces en forma de confusas sombras en las paredes del edificio gracias a la cálida luz de cuatro velas colocadas en desorden en el piso.Inhala, exhala, junta las palmas de las manos, desliza sus brazos como cortando el aire con el abdomen erguido, una pierna adelante y otra atrás, con el único objetivo de llegar a la paz interior que busca desde hace diez años. La edad es su secreto mejor guardado, porque, como decía el escritor irlandés Oscar Wilde, “cómo tener confianza en una mujer que le dice a uno su verdadera edad. Una mujer capaz de decir esto es capaz de decirlo todo”.Con su metro sesenta y cinco de estatura, se muestra firme y segura cuando habla, a veces incluso un poco áspera. Se planta frente a su interlocutor y clava sus ojos color miel desafiante, pero sus razonamientos son claros, hechos a fuerza de razón.Es que la vida para la penúltima hija del comerciante de cacao Efraín González y de la balzareña Susana Rosado no ha sido fácil. Su padre dejó el hogar cuando era muy pequeña y su madre se quedó sola, al frente de sus seis hijos.Para Susana, madrugar no es un sacrificio y lo hace desde que tiene memoria. Antes de salir a buscarse la vida en lo que sea justo, doña Susana se levantaba a las 04:00 para cocinar el almuerzo, mientras sus hijos se alistaban para ir a la escuela, no sin antes arreglar sus respectivas camas.Así aprendió las ventajas del trabajo en equipo y la importancia de un desayuno contundente: jugo de naranja, huevos tibios y patacones.Mientras cambia su blusa por una más oscura para seguir con la rutina de ejercicios, recuerda las palabras de su madre cuando decía que “a los hijos se los educa en valores hasta los nueve años y hasta los catorce se los disciplina... después, ya no hay nada que hacer”.González trabaja desde los 14 años, cuando se dio cuenta de que su madre ya no podía con todos los gastos de la casa. Mientras por la mañana estudiaba en el colegio Hispanoamericano, por la tarde se desempeñaba como asistente de gerencia de la compañía Micabal, donde ganaba 100.000 sucres mensuales, pese a que ordenar facturas y archivos le provocaban ataques de asma por el polvo que se levantaba en el ambiente.En esa época estaba tan ocupada que ni siquiera se preocupó de su fiesta de quinceañera, aunque luego se dejó seducir por el ballet y el arte en la academia de Carla Sala. También hizo actuación participando en la serie Los Sangurimas, inspirada en la novela del guayaquileño José de la Cuadra (1903-1941), en el papel de Heroína; y en JJ:El Ruiseñor de América, como Linda María Ríos, la única esposa del cantante.A las 05:00, el alba seduce los sentidos. Susana decide cambiar su atuendo deportivo para lucir un vestido blanco ligero y transparente. Toma un pedazo de bambú y camina descalza como si fuera un equilibrista sobre la cuerda floja. Se maneja bien ante las cámaras, ya que en el modelaje fue varias veces portada de Vistazo y promocionó algunas marcas, entre ellas la de zapatos Reebok, Bongo Jeans, y otras.Su excelente aprovechamiento la hizo acreedora de un premio Filantrópica y a una beca total por cuatro años en la Universidad Laica Vicente Rocafuerte, donde estudió Periodismo gracias a que mantuvo un promedio de 99,5.Ya en el último año, como miembro del consejo estudiantil se quejó por un supuesto cobro injustificado, lo que le causó problemas con las autoridades y solo logró egresar como periodista, por lo que se cambió a la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Guayaquil, y obtuvo su licenciatura.En el 2005 realizó una maestría en Ciencias Políticas y Diplomacia, donde fue alumna de Oswaldo Molestina, exministro de Comercio Exterior en el gobierno de Alfredo Palacio.Fue él quien la propuso como viceministra del ramo en el Litoral, lo que marcó su ingreso a la vida política del país. Posteriormente, trabajó como asesora política del alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, en temas de construcción ciudadana y gobernabilidad.A la Asamblea llegó en el 2009 formando parte de la Comisión de Soberanía Alimentaria y Desarrollo Agropecuario. En este escenario se opuso al proyecto de Ley de Comunicación y al Código Penal Integral.El sol terminó de salir. A las 06:30, Susana toma una infusión y se sienta frente al río Daule, junto a su madre, una hermana y su sobrina, que pronto regresarán a Estados Unidos. Dice que extraña a su esposo, el español Antonio Sola Ortigosa, con quien se casó el 4 de agosto pasado en el Palacio de Cristal de Guayaquil.Él está de viaje ese día, pero prometió volver para las festividades de fin de año. ¿Por qué escogió a un extranjero? “Porque los ecuatorianos son infieles”, responde sonriendo.A Antonio no solo la une el amor, si no también su afición por la política, ya que es asesor del candidato presidencial de CREO, Guillermo Lasso.Al terminar su rutina de despide amablemente. En minutos aparece con un elegante traje sastre verde olivo y tacones altos. Son casi las 08:00 y no tiene tiempo de maquillarse. Lo hará en su carro, que la lleva a Radio Centro, donde la esperan para participar en un panel de opinión. Después estará en Morena conduciendo su programa Causa Justa. En el 2013 vendrá lo bueno, cuando comience la batalla electoral y deba vestirse de samurai.González trabaja desde los 14 años, cuando se dio cuenta de que su madre ya no podía con todos los gastos de la casa.
Es hermosa y espiritual en todas las posiciones: en la del guerrero, la de la cobra, la del triángulo o la del árbol. Antes de entregarse de lleno a la meditación profunda, realiza el saludo reverencial del yogui y comienza la etapa de respiración.La actual asambleísta por el Guayas de la alianza Madera de Guerrero-Partido Social Cristiano, Dalia Susana González Rosado, entra en comunión con su espíritu y controla sus emociones para fortalecerse primero por dentro, como el bambú.Son las 04:00 del jueves 27 de diciembre. La madrugada es cálida y silenciosa en el patio de una exclusiva ciudadela de Samborondón. La candidata a la reelección baja descalza desde el departamento de su madre lista para su jornada diaria de yoga.Usa una licra negra que define sus formas perfectas y una blusa deportiva blanca que inquieta a la imaginación.Se coloca junto al cuadro de un paisaje pintado por ella, de espaldas al río Daule, por donde navega un pescador. Contrae su abdomen, piernas y glúteos; junta los talones, afloja y libera el cuerpo.La elasticidad de su anatomía impresiona. Sus contorsiones se reflejan miles de veces en forma de confusas sombras en las paredes del edificio gracias a la cálida luz de cuatro velas colocadas en desorden en el piso.Inhala, exhala, junta las palmas de las manos, desliza sus brazos como cortando el aire con el abdomen erguido, una pierna adelante y otra atrás, con el único objetivo de llegar a la paz interior que busca desde hace diez años. La edad es su secreto mejor guardado, porque, como decía el escritor irlandés Oscar Wilde, “cómo tener confianza en una mujer que le dice a uno su verdadera edad. Una mujer capaz de decir esto es capaz de decirlo todo”.Con su metro sesenta y cinco de estatura, se muestra firme y segura cuando habla, a veces incluso un poco áspera. Se planta frente a su interlocutor y clava sus ojos color miel desafiante, pero sus razonamientos son claros, hechos a fuerza de razón.Es que la vida para la penúltima hija del comerciante de cacao Efraín González y de la balzareña Susana Rosado no ha sido fácil. Su padre dejó el hogar cuando era muy pequeña y su madre se quedó sola, al frente de sus seis hijos.Para Susana, madrugar no es un sacrificio y lo hace desde que tiene memoria. Antes de salir a buscarse la vida en lo que sea justo, doña Susana se levantaba a las 04:00 para cocinar el almuerzo, mientras sus hijos se alistaban para ir a la escuela, no sin antes arreglar sus respectivas camas.Así aprendió las ventajas del trabajo en equipo y la importancia de un desayuno contundente: jugo de naranja, huevos tibios y patacones.Mientras cambia su blusa por una más oscura para seguir con la rutina de ejercicios, recuerda las palabras de su madre cuando decía que “a los hijos se los educa en valores hasta los nueve años y hasta los catorce se los disciplina... después, ya no hay nada que hacer”.González trabaja desde los 14 años, cuando se dio cuenta de que su madre ya no podía con todos los gastos de la casa. Mientras por la mañana estudiaba en el colegio Hispanoamericano, por la tarde se desempeñaba como asistente de gerencia de la compañía Micabal, donde ganaba 100.000 sucres mensuales, pese a que ordenar facturas y archivos le provocaban ataques de asma por el polvo que se levantaba en el ambiente.En esa época estaba tan ocupada que ni siquiera se preocupó de su fiesta de quinceañera, aunque luego se dejó seducir por el ballet y el arte en la academia de Carla Sala. También hizo actuación participando en la serie Los Sangurimas, inspirada en la novela del guayaquileño José de la Cuadra (1903-1941), en el papel de Heroína; y en JJ:El Ruiseñor de América, como Linda María Ríos, la única esposa del cantante.A las 05:00, el alba seduce los sentidos. Susana decide cambiar su atuendo deportivo para lucir un vestido blanco ligero y transparente. Toma un pedazo de bambú y camina descalza como si fuera un equilibrista sobre la cuerda floja. Se maneja bien ante las cámaras, ya que en el modelaje fue varias veces portada de Vistazo y promocionó algunas marcas, entre ellas la de zapatos Reebok, Bongo Jeans, y otras.Su excelente aprovechamiento la hizo acreedora de un premio Filantrópica y a una beca total por cuatro años en la Universidad Laica Vicente Rocafuerte, donde estudió Periodismo gracias a que mantuvo un promedio de 99,5.Ya en el último año, como miembro del consejo estudiantil se quejó por un supuesto cobro injustificado, lo que le causó problemas con las autoridades y solo logró egresar como periodista, por lo que se cambió a la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Guayaquil, y obtuvo su licenciatura.En el 2005 realizó una maestría en Ciencias Políticas y Diplomacia, donde fue alumna de Oswaldo Molestina, exministro de Comercio Exterior en el gobierno de Alfredo Palacio.Fue él quien la propuso como viceministra del ramo en el Litoral, lo que marcó su ingreso a la vida política del país. Posteriormente, trabajó como asesora política del alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, en temas de construcción ciudadana y gobernabilidad.A la Asamblea llegó en el 2009 formando parte de la Comisión de Soberanía Alimentaria y Desarrollo Agropecuario. En este escenario se opuso al proyecto de Ley de Comunicación y al Código Penal Integral.El sol terminó de salir. A las 06:30, Susana toma una infusión y se sienta frente al río Daule, junto a su madre, una hermana y su sobrina, que pronto regresarán a Estados Unidos. Dice que extraña a su esposo, el español Antonio Sola Ortigosa, con quien se casó el 4 de agosto pasado en el Palacio de Cristal de Guayaquil.Él está de viaje ese día, pero prometió volver para las festividades de fin de año. ¿Por qué escogió a un extranjero? “Porque los ecuatorianos son infieles”, responde sonriendo.A Antonio no solo la une el amor, si no también su afición por la política, ya que es asesor del candidato presidencial de CREO, Guillermo Lasso.Al terminar su rutina de despide amablemente. En minutos aparece con un elegante traje sastre verde olivo y tacones altos. Son casi las 08:00 y no tiene tiempo de maquillarse. Lo hará en su carro, que la lleva a Radio Centro, donde la esperan para participar en un panel de opinión. Después estará en Morena conduciendo su programa Causa Justa. En el 2013 vendrá lo bueno, cuando comience la batalla electoral y deba vestirse de samurai.González trabaja desde los 14 años, cuando se dio cuenta de que su madre ya no podía con todos los gastos de la casa.