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Carlos José Matamoros: “Prefiero morir antes que mirar atrás”

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Es espontáneo y de mirada profunda. A primera vista tiene un aspecto serio, pero al conversar con él su expresión cambia y fluye el verdadero ser humano.
Ofrece la entrevista sin inconvenientes porque “se debe al pueblo”. Es honesto y lo demuestra.
Viste un jean azul y lleva puesta la camiseta amarilla del Partido Renovador Institucional Acción Nacional (Prian), lista 7, que lidera Álvaro Noboa, y por el que se postuló para asambleísta provincial por el distrito 1 del Guayas. Con el abogado  comparte los ideales.
Aunque él mismo reitera que no estudió en la universidad y que solo terminó el bachillerato en Estados Unidos, el único propósito que tiene al llegar a la Asamblea es servir a su patria. Por ello este guayaquileño considera que una persona debe gobernar no solo con el conocimiento, sino con el corazón.
Hace un alto a la conversación y respira profundo. Piensa unos segundos y responde de manera contundente que ha creado un proyecto de ley para los adictos en rehabilitación. Sabe más que nadie que este submundo aleja todo lo positivo. Su calvario fue el mismo.  
Recuerda claramente que fue el padre de su mejor amigo que lo inició en el vicio a los 12 años. Tal vez lo hizo por la falta de guía o porque su madre no pudo controlar su ímpetu de niño curioso y travieso.
Se describe en esos años de adicción como un verdadero descarado al cual no le importaba consumir en una discoteca, en la calle o con gente a su alrededor. Pero ¿qué droga le gustaba más? Las probó todas y continuó su encrucijada. Su familia en ese tiempo no le interesó.
Los momentos duros llegaron después. Su madre Elizabeth Ycaza dio la autorización a un centro de rehabilitación para que lo capturaran en contra de su voluntad. Tenía 23 años y recuerda que en ese entonces se estaba cortando el cabello para irse de farra. Su familia se cansó de su aptitud.
El “Paparazzi”, de 36 años, como es conocido en la farándula nacional, tuvo que probar aquel trago amargo. De repente hace una pausa y bebe agua, escucha atento las preguntas y continúa su historia.
Sus ojos cafés claros inspiran paz y su movimiento constante de manos al hablar concuerdan con la fuerza en la que confiesa que fue una semana después de llegar al centro que se dio cuenta que debía cambiar. Esto es algo que nunca va a olvidar.
De esta experiencia difícil tomó lo bueno para convertirlo en la base de lo que hoy es su vida. Estar internado tres meses lo ayudó a tomar terapias vivenciales, de conocimiento y espirituales para superar el problema.
Es creyente, pero prefiere no debatir sobre temas religiosos. De lo que está seguro es que Dios es el creador del cielo, de la tierra y de los hombres.
A su memoria llega el flash de la ceremonia de confrontación en la que su familia y su abuela Josefina Arce de Ycaza, “Manita” -como él le llama-, estuvieron presentes, a quien le agarró de las manos y de las rodillas para pedirle perdón por el sufrimiento provocado y prometerle que no volvería a drogarse más. Han pasado más de 13 años y no lo ha vuelto a hacer. Esto significa fuerza de voluntad y amor propio.
Tampoco fuma, ni bebe. Se alejó de aquellas amistades y da testimonio de su caso a otros adictos que se encuentran en rehabilitación.
Son las 17:30 del martes y antes de iniciar la entrevista había visitado un centro en el Guasmo junto a los demás miembros del partido. Su lema, explica, es que si se desea dejar lo malo, la palabra difícil o imposible no existen.
Muestra orgulloso las fotos tomadas en su Iphone de sus charlas. Asegura sentirse una persona nueva y que hace las cosas bien. Se siente identificado con el pueblo, con los adictos. De repente suena su celular. Habla con Wilson Sánchez y coordina algunas reuniones y estrategias de campaña. Pide disculpas por la interrupción y continúa. Si gana hace hincapié en los distintos proyectos que tiene para presentar y ayudar a los adictos y los centros del país.
Pero Matamoros no solo es aquel hombre que se recuperó de la adicción. Su figura, más allá de ser pública, se basa en un amor incondicional por su familia y por la televisión. En la vida nada se lo han regalado, al contrario, se lo ha ganado. Con esfuerzo, con sacrificio. Se caracteriza por ser un hombre hogareño y no de farras, aunque visitaba las discotecas cuando debía hacer algún reportaje. Cree que muchos tienen una imagen errónea de él, por eso lo deja claro.
Su llegada a la televisión se dio gracias a la productora Niurka Moncayo, quien lo llevó a participar como modelo en un programa de UHF. De ahí en adelante, programas como Noche a noche con Marián (Canal Uno), Conectados (Gamavisión), Vamos con todo, Combate (RTS) y finalmente, Faranduleros S.A. le han dado una trayectoria de 13 años y gran acogida del público.
De su vida sentimental se ha hablado y especulado en muchas ocasiones. Sin embargo, en estos momentos se encuentra más enamorado que nunca de su esposa Pamela Orellana, con quien cumplirá un año de casado el próximo 25 de febrero.   
A ella le agradece su apoyo en todo momento y a Dios porque encontró a la persona ideal para compartir su vida. Ella y sus hijos, Carlitos, de 7 años, y Gaby, de 16, son su pilar.
Su primogénita lo apoya ahora en su carrera política. Tiene hasta la camiseta del partido y lo acompaña en sus recorridos.
Para el “Paparazzi”, sus hijos son su vida y la extensión de él sobre la tierra. Con Pamela están en planes, pero aún no se logra el cometido.
Si hay algo que le molesta es que se metan con algún miembro de su familia. No concibe que los toquen. Los protege como el león a su manada. Por sobre todas las cosas. Prefiere que las críticas sean hacia él.
¿Hobbies? No tiene. Lo único que hace es repetir que “protege a su familia” porque es su punto débil, su templo.
Se acomoda en su silla y vuelve a beber agua. Detrás de él, los partidarios de la lista 7 siguen planificando en lo que es una de las centrales del Prian, ubicada en la avenida Quito y Rosendo Avilés.
Tras 45 minutos de conversación, el candidato a asambleísta se confiesa como un hombre honesto, a quien le molesta la hipocresía y la mentira.
Si llegase a ganar da su palabra de que todo tiene que cambiar, porque será el veedor de que se cumplan los derechos de todos para institucionalizar la equidad social.
Hasta ahora no ha roto una promesa y ha cumplido todo lo que se ha propuesto, “porque el día en que retroceda prefiero morir”.
De cambiar el panorama no dudaría en regresar a la pantalla chica, porque esta profesión ha sido parte de su vida y le ha brindado excelentes oportunidades. (CAA)

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