Al aterrizar en el aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía se avista el imponente cerro El Ávila rodeado de casas de bloque, con fachadas coloridas. Las mismas de hace 9 años atrás.
Dentro de la terminal, en los pasillos los turistas son recibidos con el letrero “Bienvenidos a la República Bolivariana de Venezuela”, resaltado con tintes rojos, color característico del gobierno de Hugo Chávez. Allí, hasta los empleados portan camisetas y gorras “rojitas” que revelan que la Revolución Bolivariana continúa.
Subir a la Gran Caracas (Distrito Metropolitano de la capital venezolana) un viernes a las 15:45 resulta una odisea tras casi hora y media de recorrido. Las colas son largas. Unas 50 motos que transitan a velocidad en menos de un minuto hacen que los conductores desaceleren y pongan seguro a sus puertas para resguardarse por los altos índices delictivos y de violencia que existen en la ciudad. Pese a este panorama, los venezolanos no dejan de ser solidarios, parranderos y alegres.
Para la época de Navidad, plazas y centros comerciales estuvieron adornados de grandes árboles y coronas. Plaza Altamira, perteneciente al Municipio Chacao, fue una de ellas. Ahí el Obelisco tenía los colores patrios para dar un toque de nacionalismo a esa celebración mundial.
El 24 de diciembre fue un día de locos por las compras navideñas. Pese a este ambiente festivo, la incertidumbre latente desde el 10 de diciembre por el viaje a Cuba de Chávez para una operación debido al cáncer que lo aqueja, creció en el país. Hombres y mujeres, jóvenes y ancianos murmuran, comentan, se preocupan y hasta toman un café mientras hablan sobre la situación de Venezuela y la salud del presidente.
Los partidarios del “Comandante”, como es llamado cariñosamente, oran por su pronta recuperación. Hay otros que aunque no le desean el mal, dudan de su gravedad. Más aún por el hermetismo existente en el oficialismo y los breves comunicados del estado de salud de Chávez, quien se sometió a sesiones de oxigenación hiperbárica a consecuencia del cáncer en la zona pélvica.
La prensa local está atenta. La noticia se enfoca en el padecimiento del líder y de las últimas declaraciones del vicepresidente Nicolás Maduro.
Las expectativas aumentan. Se espera que en el 2013 haya menos escasez de azúcar, leche, pollo y harina (ingrediente básico para preparar las arepas) y, además, que los ingresos alcancen para vivir dignamente.
Continúan las expropiaciones y la misión vivienda (programa que otorga pequeños departamentos a personas de bajos recursos). Tan seria ha sido la situación que muchos ahora viven en lo que iba a ser el nuevo centro comercial Sambil en el centro de Caracas. Las banderas rojas y las paredes con grafitos alusivos a Chávez son algunas de sus características.
Los medios privados informan lo necesario, lo que proviene de fuente oficialista. Las pequeñas cápsulas noticiosas dejan a muchos en la nada.
Hoy la situación no ha cambiado. La incertidumbre continúa recorriendo las calles de Caracas, los simpatizantes de Chávez son optimistas sobre la salud del presidente, otros siguen rezando por un milagro que les permita ver en la ceremonia de posesión de mando al “Comandante”.