Desde que se llega se respira a vida. En el kilómetro 7 de la vía a Puyo-Tena, en la parroquia Fátima, provincia de Pastaza, existe el “Arca de Noé” de las plantas. Hay más de 25 hectáreas de bosque, cultivadas con flora rescatada en las carreteras o en peligro de extinción.
El lugar es considerado el paraíso para las aves y los árboles. Hay especies de toda variedad, pero con la misma historia. Orquídeas, plantas medicinales y árboles frondosos que en muchas de las ocasiones fueron rescatados de alguna deforestación.
Se trata del parque botánico Los Yapas, proyecto ecológico que empezó hace seis años. Aquí se concentran los médicos de la naturaleza. Gabriela Aguilar es una bióloga bioquímica, pionera del proyecto familiar.
La joven es una enamorada de la naturaleza y puso el ejemplo de la recuperación de las especies. Junto a otros voluntarios han recorrido los sectores aledaños en Pastaza, donde se construyen carreteras y obras con maquinarias pesadas. “En cada obra que se realiza hay especies en peligro y las rescatamos. Trasladamos las raíces hasta el laboratorio hasta que logramos revivirlas y plantarlas”, expresa la profesional.
REFUGIO DE ESPECIES NATIVAS
El lugar es conocido en Pastaza e incluso las personas que encuentran alguna especie marchita la trasladan al lugar para que la recuperen. En el parque han rescatado más de 300 especies nativas y que fueron trasplantadas en el bosque.
Yolanda López es una de las voluntarias. Dice que allí hay mucha paz y tratar con las plantas brinda tranquilidad al alma. “En el laboratorio cuidamos a las matas hasta que logran sobrevivir. “Hay un arca de Noé donde guardamos dos unidades de cada especie”, manifestó.
A este lugar también llegan voluntarios extranjeros como Denisse Baehler y Ralph Steinacher, oriundos de Estados Unidos y que estuvieron durante tres semanas en la reforestación y cuidado de las especies maltratadas rescatadas.
“El corazón y la razón del parque son la plantación de árboles de los bosques nativos, frutales, plantas de la región, con propiedades medicinales y el rescate y propagación de orquídeas y bromelias nativas”, informó Denisse.
Para Gabriela, la intención es desarrollar un modelo para la recuperación y protección de la selva tropical que puede ser utilizada por otros agricultores de la región. “Siempre que sea posible intentamos restaurar la mezcla de árboles y la flora que es nativa de la zona. Nuestro objetivo es reforestar al menos 20 hectáreas de tierras previamente talados para la agricultura, preservar y demostrar todas las plantas locales con usos medicinales.
Este proyecto permite a las generaciones más jóvenes a ser conscientes de los recursos que tienen y por qué deberían protegerlos”, agregó.
La reforestación tropical la han realizado con la ayuda de especialistas. “Si hacemos más arcas salvamos al planeta”, invitó la joven.