Ella y su marido han demandado al hospital de Northampton , donde fue atendida en mayo de 2011 cuando después de un estornudo sufrió un intenso dolor, preámbulo de su actual pesadilla.Los médicos que la atendieron entonces, no se dieron cuenta de que tras estornudar la base de los nervios de su espina dorsal habían quedado comprimidos.Una gravísima lesión lumbar conocida como ‘Síndrome de cauda equina’ fue confundida por un problemilla de espaldas sin más. El resultado es que Debbie Thomason no fue sometida a la operación urgente que necesitaba y se ha quedado paralizada.La negligencia médica ha costado que una mujer joven e independiente tenga que vivir casi inmóvil, asistida por su marido. Ella no puede trabajar y él, ha dejado su oficio de albañil para atenderla a ella, la casa y a los dos hijos.“Mi vida ha sido completamente destruida por el daño permanente en mi columna, algo que podría haberse evitado si hubiera recibido la atención que necesitaba”, se ha quejado la mujer.El marido de Debbie, ha subrayado el vuelco que han dado sus vidas: “Es muy triste lo que ha sucedido. Debbie quería más que nada que llevar a los niños al parque y jugar, disfrutar nuestras vacaciones en familia. Ahora, ni siquiera puede salir”.La familia y sus abogados creen que hubo retrasos inaceptables al no detectar la gravedad de su lesión en el primer examen.
Ella y su marido han demandado al hospital de Northampton , donde fue atendida en mayo de 2011 cuando después de un estornudo sufrió un intenso dolor, preámbulo de su actual pesadilla.Los médicos que la atendieron entonces, no se dieron cuenta de que tras estornudar la base de los nervios de su espina dorsal habían quedado comprimidos.Una gravísima lesión lumbar conocida como ‘Síndrome de cauda equina’ fue confundida por un problemilla de espaldas sin más. El resultado es que Debbie Thomason no fue sometida a la operación urgente que necesitaba y se ha quedado paralizada.La negligencia médica ha costado que una mujer joven e independiente tenga que vivir casi inmóvil, asistida por su marido. Ella no puede trabajar y él, ha dejado su oficio de albañil para atenderla a ella, la casa y a los dos hijos.“Mi vida ha sido completamente destruida por el daño permanente en mi columna, algo que podría haberse evitado si hubiera recibido la atención que necesitaba”, se ha quejado la mujer.El marido de Debbie, ha subrayado el vuelco que han dado sus vidas: “Es muy triste lo que ha sucedido. Debbie quería más que nada que llevar a los niños al parque y jugar, disfrutar nuestras vacaciones en familia. Ahora, ni siquiera puede salir”.La familia y sus abogados creen que hubo retrasos inaceptables al no detectar la gravedad de su lesión en el primer examen.