“¡No es no! Basta de violencia”, es el principal mensaje de la denominada “Marcha de las putas”, un movimiento que nace en Canadá en abril del 2011, luego de que el policía Michael Sanguinetti, en una conferencia sobre seguridad ciudadana, aseverara que una de las principales causas para que las mujeres sean víctimas de violencia sexual es la extravagante forma de vestirse.
¿Sorprendente no?, pues fue esta declaración machista la que permitió que el espíritu de lucha de aquellas personas opuestas cien por ciento a la violencia tomara impulso y recorriera varios países de América Latina y Europa.
Colombia, México, Panamá, Bolivia, entre otras naciones, se han convertido en el escenario perfecto de una de las marchas más coloridas y fuertes de todos los tiempos, “un sentir colectivo que busca que de una vez por todas que la sociedad entienda que la violencia de género y la discriminación no conducen al desarrollo”.
Pero, ¿por qué marcha de las putas? Ana Almeida, vocera de este acto, comenta que “por años las mujeres se han visto obligadas a cumplir conceptos de pureza, decencia y obediencia, pero para quienes han decidido dejar estos moldes de lado simplemente les ha tocado andar por el mundo con una etiqueta de puta”.
“Todas aquellas mujeres que se visten de tal manera o que llevan una vida diferente a la común son catalogadas de esta manera”, comenta Ana, pero la pregunta es: “¿aunque sea por una vez, algunas han roto estos parámetros?”.
Para Almeida, la forma de vestirse de una mujer, de hablar, de vivir su sexualidad o de crear sus proyectos de vida “deben obedecer a los gustos de cada quien, y no a los establecidos por una cultura, religión, política de Estado, etc”. La mujer comenta que el hecho de que existan modelos fijados por la sociedad no implica que las personas deban obedecerlos ni adoptarlos. “La idea es que el mundo aprenda que existen varias combinaciones de sexo genéricas, opciones diferentes a la heterosexual, y todas estas merecen respeto”, comenta.
Otro de los objetivos de esta marcha, según la joven, es pedir que se dé más énfasis al artículo 21 de la Constitución que habla sobre el derecho a la libertad de estética y a expresar dichas elecciones.
“Es necesario que se vele por el cumplimiento de este artículo, estas palabras deben ir más allá del papel”, comentó. Todos a El Arbolito El 10 de marzo, Ecuador también formará parte de la lista de naciones que se une a esta idea. A partir de las 08:30, decenas de personas de todas las clases sociales, tendencias sexuales y pensamientos se darán cita en el parque de El Arbolito para luego marchar desde el Arco del Triunfo en el parque El Ejido hasta la conocida Plaza Foch, zona rosa de Quito.
Organizaciones como la Casa Trans, Proyecto Transgénero, Coordinadora Juvenil, Salud Mujeres, Católicas por el Derecho a decidir, Logia marginal, entre otras, también de provincias, formarán parte de esta movilización.
En este lugar se contará con la participación de artistas reconocidos también por su lucha constante contra la violencia y la discriminación. “Estarán artistas, habrá música, baile y por supuesto la difusión de nuestro mensaje”, explicó la vocera.
Además, durante la marcha se realizará un “performance”, una obra en donde los artistas no son profesionales, pero creen profundamente en la propuesta de la marcha.
Ciro Toapanta, director general del montaje artístico, explicó que la presentación será una fusión de arte, cuadros escénicos y danza, todos estos evocarán pensamientos acordes a la temática de la marcha.
Durante un mes aproximadamente quince personas se han preparado para este significativo evento. Hombres, mujeres, literatos, intelectuales, funcionarios, homosexuales son parte de este grupo de artistas.
A pesar de que la obra lleva un mes de preparación, Ciro asegura que las puertas están abiertas para aquellas personas que alentadas por este pensamiento quieran aportar y participar en la marcha y en la presentación.