Jerson Ruiz, Guayaquil
Mujer... es el ser maravilloso que Dios nos dio para cumplir roles memorables que dejan a los hombres boquiabiertos y hasta el punto de recibir elogios. Ellas son el motor de cada hogar.
Pero el trabajo de la fémina dentro de una familia de deportistas es más complicado, ya que sus actividades se multiplican y además debe ser un constante apoyo para sus allegados.
Ese es el caso de la licenciada en Psicopedagogía, Rosita Enríquez de Cevallos, quien es una de las mujeres que más sabe de fútbol en el país. Ella maneja a la perfección la terminología futbolera. Más parece una periodista deportiva que una madre de familia.
Desde los 13 años sabe lo que es el fútbol, es la esposa del exarquero y actual ministro del Deporte José Francisco Cevallos y madre de dos jugadores de Liga de Quito, los juveniles José Cevallos Jr., quien viene haciendo goles en el equipo de primera, y del golero José Gabriel, quien con 14 años está en la Sub-16, y de Matías, el último de la dinastía Cevallos, quien con más de un año cuando tiene el balón en sus manos ni de comer se acuerda.
A pesar que sabe cómo se paran los jugadores en la cancha, cuáles son los planteamientos y el momento que tienen nervios los fútbolistas, no le gusta hablar con los medios de comunicación, siempre le huye a las fotos y hablar con la prensa no es su fuerte. Pero... en un homenaje a la mujer hicimos el milagro que hable en exclusiva para EXTRA.
Así conoció el amor de su vida
Desde que tenía 13 años sabía que existía el hombre de su vida, José Francisco Cevallos, sin ser amigos ella recortaba las fotos del golero que salían en los diarios, desde esa edad comenzó a saber que el gol era lo que menos podía festejar si el balón entraba en el arco de “Pepe Pancho”.
“Le voy a confesar que ‘Pancho’ (Cevallos) vivía al frente del colegio San José de Milagro, muy cerca de mi casa. Recuerdo que la primera vez que me llamó la atención él estaba en la selección Sub-23 de Ecuador, a mí me flechó viéndolo en el periódico, me gustaba. Claro que nunca antes lo había visto personalmente, sabía que era de Milagro y era futbolista de Barcelona, creo que era cuarto arquero en esos tiempos”, expresa la señora Enríquez, quien conoce todos los estadios de Ecuador y la mayoría de América, donde le tocó acompañar a su esposo y ahora a su hijo el mediocampista de Liga de Quito.
La memoria deportiva de Rosita es como una computadora, recuerda el primer partido de su esposo en la serie A: “El primer partido que tapó en Quito le tocó entrar porque le sacaron roja a (Víctor) Mendoza y (Carlos) Berrueta de Liga de Quito pateó un penal. Yo estaba pendiente en la radio”. recuerda Enríquez que una vez hizo un forro para un cuaderno con la foto de quien sería su esposo.
Rosita y “Pepe Pancho” se conocieron cuando ella tenía 16 años. La llamó por teléfono haciéndose pasar por un amigo, pero lo que no sabía Cevallos que ella ya le había sacado hace rato la voz y fue cuando la invitó a salir.
Mujer y fútbol
La esposa del ministro de Deporte, tiene claro que “un domingo sin fútbol es un día triste”, porque ya se acostumbró a eso. Ser madre le enseñó a darle todo el respaldo a sus hijos. Al volante “albo”, José Francisco, a quien llaman Junior en la casa, lo respalda desde niño. “Él (Junior) es jugador desde los 3 años, desde cuando la pelota lo tumbaba y jugaba en la escuela ‘Pajarito’ Cantos y desde ahí no hay descanso los fines de semana, porque el papá se iba de concentración y jugaba y a mí me tocaba llevar a mi hijo a los partidos, cargar todo lo que él llevaba, el fútbol lo lleva en la sangre y gracias a Dios que a mí me gusta”, expresa Rosita.
“Llevó años haciendo esto que me gusta, para mí no es sacrificio, me gusta pasar en las canchas con mis hijos, antes lo hacía con mi esposo.
Siento mucho más nervios cuando Junior juega que como esposa de “Pepe Pancho”, ya que siempre estaba más relajada, sabía que era algo difícil y complicado, pero más tranquila, porque ya mi esposo pasó la etapa de juvenil, pero con Junior me pongo nerviosa. Se sufre más teniendo a un hijo porque uno quiere siempre que haga bien las cosas en la cancha, siempre miramos mucho sus errores y las cosas que le faltan”, relata.
La mama del jugador “albo” siente que más sufre en el trayecto que va de la casa al estadio que cuando se juega el partido.
“Los primeros minutos que juega también me da muchas ansias y después que pasa el tiempo lo veo acoplado y con todas las ganas”, señala Enríquez, quien tiene un léxico futbolero que cualquier periodista deportivo lo quisiera tener.
Cuando le mencionamos que cómo no nos hace competencia en la profesión, indica: “Ja... ja... entonces deme trabajo en EXTRA. Sabes qué, apenas me casé también lo hice con el deporte y de eso de ir al estadio todos las semanas y hablar con un jugador dentro de la cancha te hacen hablar con esos términos y sería el colmo de no hablar con las palabras que se usan en el fútbol”, acota.
Copa Libertadores y goles del hijo
Se imaginan estar en el estadio Maracaná de Río de Janeiro y que el esposo tenga en sus manos la historia del Ecuador por escribir y tape tres penales y sea el jugador estrella cuando Liga de Quito ganó la Copa Libertadores de América, y con el pasar del tiempo su hijo debuta en la serie A y le convierte un gol al exequipo donde el padre fue ídolo: Barcelona.
“He sentido la misma emoción al ver a mi esposo y mi hijo triunfar en Liga de Quito, es cuando el corazón se arruga y las lágrimas salen solas, la sensación es la misma de cuando ‘Pancho’ tapó el tercer penal (ante Fluminense en la final de la Libertadores del 2008) y cuando Junior metió su primer gol (2011) y usted vio que lo mismo pasó cuando mi hijo jugó en el mundial de México (Sub 17) e hizo un gol, son sensaciones lindas que uno solo le queda darle las gracias a Dios por todo, es algo único”, manifiesta Rosita, quien se queda un rato en silencio como si la película de tantos partidos le pasara por la mente.
Sobre el rendimiento de su hijo en esta temporada asegura: “Le voy a ser sincera como siempre, este año pensamos que Junior no tendría oportunidad por la gran cantidad de jugadores excelentes que hay en Liga, pero está jugando y siento alegría inmensa por eso”.
Pero esta mujer tiene los pies sobre la tierra y recuerda los tiempos malos: “A pesar de los momentos triste que pasó ‘Pancho’ en Barcelona, siempre con la cabeza en alto hemos estado, como dice el ministro, mientras dejemos en la cancha todo, no le debemos nada a nadie”.
Rosita es madre de tres hijos, los dos mayores jugadores de Liga de Quito y el último, Matías ya le dio por el fútbol a pesar que tiene más de un año. “Esperaba que ‘Mati’ no salga jugador, pero veo que es peor que sus hermanos, él pasa viendo los vídeos del papá y de ‘Pepe’ (así le dice a ‘Pancho’ Jr.).
La madre más deportiva del país convive en su casa como si fuera el camerino de un estadio de fútbol. “Creo que tengo 20 pares de zapatos de fútbol, claro que esto cambió mucho, ahora en la ropa deportiva del señor ministro (su esposo) ya no hay muchas camisetas, las varió por ternos y cuando quiere deportivos va donde los hijos, quienes por suerte calzan y visten la misma talla”, finaliza Rosita.
Mensaje a las mujeres
“A lo largo de estos años que asistí al estadio admiro mucho a las madres que le dan apoyo a sus hijos, somos las mujeres quienes les damos el real respaldo para que cumplan su sueño, sin importar lo que pase. Destaco a esas mamitas que antes de ir a ver a sus hijos al entrenamiento o al estadio deben lavar, cocinar y se dan tiempo, hay que sacarse el sombrero porque muchas madres hasta dejan de comprar sus cosas por darle a los bebés para el pasaje para que asistan al fútbol”, manifestó Rosita Enríquez a las mujeres del país.
Mujer... es el ser maravilloso que Dios nos dio para cumplir roles memorables que dejan a los hombres boquiabiertos y hasta el punto de recibir elogios. Ellas son el motor de cada hogar.
Pero el trabajo de la fémina dentro de una familia de deportistas es más complicado, ya que sus actividades se multiplican y además debe ser un constante apoyo para sus allegados.
Ese es el caso de la licenciada en Psicopedagogía, Rosita Enríquez de Cevallos, quien es una de las mujeres que más sabe de fútbol en el país. Ella maneja a la perfección la terminología futbolera. Más parece una periodista deportiva que una madre de familia.
Desde los 13 años sabe lo que es el fútbol, es la esposa del exarquero y actual ministro del Deporte José Francisco Cevallos y madre de dos jugadores de Liga de Quito, los juveniles José Cevallos Jr., quien viene haciendo goles en el equipo de primera, y del golero José Gabriel, quien con 14 años está en la Sub-16, y de Matías, el último de la dinastía Cevallos, quien con más de un año cuando tiene el balón en sus manos ni de comer se acuerda.
A pesar que sabe cómo se paran los jugadores en la cancha, cuáles son los planteamientos y el momento que tienen nervios los fútbolistas, no le gusta hablar con los medios de comunicación, siempre le huye a las fotos y hablar con la prensa no es su fuerte. Pero... en un homenaje a la mujer hicimos el milagro que hable en exclusiva para EXTRA.
Así conoció el amor de su vida
Desde que tenía 13 años sabía que existía el hombre de su vida, José Francisco Cevallos, sin ser amigos ella recortaba las fotos del golero que salían en los diarios, desde esa edad comenzó a saber que el gol era lo que menos podía festejar si el balón entraba en el arco de “Pepe Pancho”.
“Le voy a confesar que ‘Pancho’ (Cevallos) vivía al frente del colegio San José de Milagro, muy cerca de mi casa. Recuerdo que la primera vez que me llamó la atención él estaba en la selección Sub-23 de Ecuador, a mí me flechó viéndolo en el periódico, me gustaba. Claro que nunca antes lo había visto personalmente, sabía que era de Milagro y era futbolista de Barcelona, creo que era cuarto arquero en esos tiempos”, expresa la señora Enríquez, quien conoce todos los estadios de Ecuador y la mayoría de América, donde le tocó acompañar a su esposo y ahora a su hijo el mediocampista de Liga de Quito.
La memoria deportiva de Rosita es como una computadora, recuerda el primer partido de su esposo en la serie A: “El primer partido que tapó en Quito le tocó entrar porque le sacaron roja a (Víctor) Mendoza y (Carlos) Berrueta de Liga de Quito pateó un penal. Yo estaba pendiente en la radio”. recuerda Enríquez que una vez hizo un forro para un cuaderno con la foto de quien sería su esposo.
Rosita y “Pepe Pancho” se conocieron cuando ella tenía 16 años. La llamó por teléfono haciéndose pasar por un amigo, pero lo que no sabía Cevallos que ella ya le había sacado hace rato la voz y fue cuando la invitó a salir.
Mujer y fútbol
La esposa del ministro de Deporte, tiene claro que “un domingo sin fútbol es un día triste”, porque ya se acostumbró a eso. Ser madre le enseñó a darle todo el respaldo a sus hijos. Al volante “albo”, José Francisco, a quien llaman Junior en la casa, lo respalda desde niño. “Él (Junior) es jugador desde los 3 años, desde cuando la pelota lo tumbaba y jugaba en la escuela ‘Pajarito’ Cantos y desde ahí no hay descanso los fines de semana, porque el papá se iba de concentración y jugaba y a mí me tocaba llevar a mi hijo a los partidos, cargar todo lo que él llevaba, el fútbol lo lleva en la sangre y gracias a Dios que a mí me gusta”, expresa Rosita.
“Llevó años haciendo esto que me gusta, para mí no es sacrificio, me gusta pasar en las canchas con mis hijos, antes lo hacía con mi esposo.
Siento mucho más nervios cuando Junior juega que como esposa de “Pepe Pancho”, ya que siempre estaba más relajada, sabía que era algo difícil y complicado, pero más tranquila, porque ya mi esposo pasó la etapa de juvenil, pero con Junior me pongo nerviosa. Se sufre más teniendo a un hijo porque uno quiere siempre que haga bien las cosas en la cancha, siempre miramos mucho sus errores y las cosas que le faltan”, relata.
La mama del jugador “albo” siente que más sufre en el trayecto que va de la casa al estadio que cuando se juega el partido.
“Los primeros minutos que juega también me da muchas ansias y después que pasa el tiempo lo veo acoplado y con todas las ganas”, señala Enríquez, quien tiene un léxico futbolero que cualquier periodista deportivo lo quisiera tener.
Cuando le mencionamos que cómo no nos hace competencia en la profesión, indica: “Ja... ja... entonces deme trabajo en EXTRA. Sabes qué, apenas me casé también lo hice con el deporte y de eso de ir al estadio todos las semanas y hablar con un jugador dentro de la cancha te hacen hablar con esos términos y sería el colmo de no hablar con las palabras que se usan en el fútbol”, acota.
Copa Libertadores y goles del hijo
Se imaginan estar en el estadio Maracaná de Río de Janeiro y que el esposo tenga en sus manos la historia del Ecuador por escribir y tape tres penales y sea el jugador estrella cuando Liga de Quito ganó la Copa Libertadores de América, y con el pasar del tiempo su hijo debuta en la serie A y le convierte un gol al exequipo donde el padre fue ídolo: Barcelona.
“He sentido la misma emoción al ver a mi esposo y mi hijo triunfar en Liga de Quito, es cuando el corazón se arruga y las lágrimas salen solas, la sensación es la misma de cuando ‘Pancho’ tapó el tercer penal (ante Fluminense en la final de la Libertadores del 2008) y cuando Junior metió su primer gol (2011) y usted vio que lo mismo pasó cuando mi hijo jugó en el mundial de México (Sub 17) e hizo un gol, son sensaciones lindas que uno solo le queda darle las gracias a Dios por todo, es algo único”, manifiesta Rosita, quien se queda un rato en silencio como si la película de tantos partidos le pasara por la mente.
Sobre el rendimiento de su hijo en esta temporada asegura: “Le voy a ser sincera como siempre, este año pensamos que Junior no tendría oportunidad por la gran cantidad de jugadores excelentes que hay en Liga, pero está jugando y siento alegría inmensa por eso”.
Pero esta mujer tiene los pies sobre la tierra y recuerda los tiempos malos: “A pesar de los momentos triste que pasó ‘Pancho’ en Barcelona, siempre con la cabeza en alto hemos estado, como dice el ministro, mientras dejemos en la cancha todo, no le debemos nada a nadie”.
Rosita es madre de tres hijos, los dos mayores jugadores de Liga de Quito y el último, Matías ya le dio por el fútbol a pesar que tiene más de un año. “Esperaba que ‘Mati’ no salga jugador, pero veo que es peor que sus hermanos, él pasa viendo los vídeos del papá y de ‘Pepe’ (así le dice a ‘Pancho’ Jr.).
La madre más deportiva del país convive en su casa como si fuera el camerino de un estadio de fútbol. “Creo que tengo 20 pares de zapatos de fútbol, claro que esto cambió mucho, ahora en la ropa deportiva del señor ministro (su esposo) ya no hay muchas camisetas, las varió por ternos y cuando quiere deportivos va donde los hijos, quienes por suerte calzan y visten la misma talla”, finaliza Rosita.
Mensaje a las mujeres
“A lo largo de estos años que asistí al estadio admiro mucho a las madres que le dan apoyo a sus hijos, somos las mujeres quienes les damos el real respaldo para que cumplan su sueño, sin importar lo que pase. Destaco a esas mamitas que antes de ir a ver a sus hijos al entrenamiento o al estadio deben lavar, cocinar y se dan tiempo, hay que sacarse el sombrero porque muchas madres hasta dejan de comprar sus cosas por darle a los bebés para el pasaje para que asistan al fútbol”, manifestó Rosita Enríquez a las mujeres del país.